Dia 5: -18 de febrero-

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#skkfluffwk21

#soukokufluffweek2021

Actual (Canibalismo/ arco de los perros de caza)

Solo una cama/ tensión sexual (no) resulta

La estrella/ fan no. 1

Shipp: Chuzai

Advertencia: Dazai pasivo /Omegaverse Au

[...]

[Siete años atrás]

Llevaban mucho tiempo de conocerse, sintiendo esa extraña química entre ambos con solo haberse visto a los ojos una sola vez. No fue algo mágico, pues este no era un cuento de hadas. Cuando se vieron ambos bien se pudieron haber gruñido, eran de bandos enemigos y solo se podían llegar a ver como eso. Simples enemigos que eran todo lo contrario del otro, no había nada que ambos pudieran llegar a congeniar.

Blanco, negro. Si, no. Izquierda, derecha... si a uno de esos chicos les hubiera dicho que terminaría saliendo con ese alfa o ese omega, no solo hubiera puesto una cara de asco si no que probablemente no hubieran sobrevivido para contarlo.

Pero al final pasó. Era un enfrentamiento, las ovejas querías proteger su territorio y la mafia buscaba expandirse. Siendo simples mocosos no debía ser un problema de no ser por el rey de las ovejas, Mori había llegado a ver algo en ese alfa. Todo un alfa dominante y con ese poder, no tenia duda que el poder de la mafia aumentaría considerablemente si Nakahara Chūya estuviera en la Port Mafia, siendo compañero de su protegido Dazai Osamu no habría organización que pudiera ante ellos.

"Solo un diamante puede pulir a otro diamante."

Ambos eran jóvenes y el azabache creía que en algún día el pelirrojo terminaría por unirse a sus filas, por eso continuamente mandaba a Osamu a misiones donde era consiente que terminaría por enfrentarse el líder de las ovejas, en unas misiones Dazai llegaba con una gran sonrisa pese a su personalidad pues no había nada mejor para el omega suicida que haberle ganado a ese alfa y haber hecho que cayera en sus planes u otras veces que llegaba de muy mal humor cuando era Nakahara el que rompía sus estándares y terminaba por vencerlo.

Todo iba bien, pero... Mori pasó por largo un pequeño error o ¿Realmente lo pasó de largo?

Un día Dazai desapareció luego de una misión simple de reconocimiento, el primer día el mayor supuso que estaría nadando en algún río, el segundo, tercer dia... a la semana, solo podía creer que el omega había finalmente cumplido su deseo de morir, no obstante, nunca esperó que este regresara luego de una semana pero con una marca en su cuello.

Tal vez su lado paternal o por que tenia planeado marcar a Dazai una vez que este estuviera completamente desarrollado como omega, pero jamás en su vida se había molestado tanto como cuando miró al cachorro llegar apestando al líder de las ovejas.

Lo veía y no lo creía, si bien esperaba que ambos fueran un equipo tarde o temprano, saber que ahora estaban enlazados había sido un giro brusco a sus planes. Siendo paciente e intentando razonar, escuchó del castaño como es que de pronto su celo apareció luego de interceptar el olor de otra omega en el cuerpo del pelirrojo.

Mori solo pudo suspirar ante la narrativa del chico, tenia que pensar bien y buscar como esto podía llegar a ser beneficioso para la mafia.

Por esa misma razón y por que su cuerpo se lo estaba pidiendo, es que Osamu veía la cama que estaba frente de él. Tres días luego de haber regresado a la sede, terminó por regresar al lugar donde estuvo encerrado con el pelirrojo mientras su celo pasaba.

Estaba molesto sin entender la razón de ello, debía estar molesto de que su lado omega lo trajera a este lugar, pero mas que eso, se sentía molesto de que Chūya no estuviera ahí. Sin percibir su olor, era mas que claro que no se había pasado ahí esos tres días.

¡¿A dónde había ido ese bastardo?!

Tomando asiento en la orilla de la cama, solo estaba de brazos y pierna cruzados mientras esperaba, pero ¿Qué esperaba? Seguía molesto por haber sido marcado, pero al mismo tiempo se sentía en paz. Era curioso y al mismo tiempo lo enfermaba. Terminando por aburrirse luego de tres horas en espera, el omega terminó por recostarse en la cama, hundiéndose en esas sabanas que aún conservaba un poco del olor de ambos como si este mismo lo estuviera arrullando.

Cada noche era un martirio para su mente, pensando en tantas cosas que podían causarle dolor de cabeza y que solo podía llegar a callar con algo de morfina, pero ahora... ni siquiera se dio cuenta en el momento que terminó durmiendo.

A la media noche escuchó algunos ruidos en la entrada de la habitación, sin dejar de parecer dormido, había tomado su arma pues al tener la vida de un mafioso, jamás llegaba a bajar la guardia. Esperando el momento exacto y sin llegarse a mover mientras calculaba cada movimiento del invitado solo cuando aseguró que este estaría mas cerca, fue que tomó asiento y disparó sin dudarlo hacia el individuo.

Pero no hubo salpicadero de sangre y mucho menos la bala llegó a atravesar ningún objeto o persona cuando cayó sin más al suelo frente a los pies de esa persona.

─¿Dónde estabas? ─preguntó, Dazai se veía enojado, sin dejar de apuntar al pelirrojo que estaba frente a la cama. Con una mirada de enfado y sus manos dentro de su chaqueta verde como siempre─, hoy no había ningún movimiento de las ovejas como para que no llegaras, además tu olor no está, ¿Estabas con otro omega? Tú maldito infiel, será mejor que no me hayas pegado nada.

─¿Ah? ─respondió con enojo el alfa, pues no estaba de humor para soportar al mafioso─, ¿Por qué debería de responder a tus preguntas? Fuiste tú quien se fue apenas se le bajo la calentura sin haber dicho nada.

En medio de su molestia y sin cuidadoso, descargó el cartucho apuntando en todo momento a la cabeza del alfa aun si sabia que estas balas no iban a poder llegar a él o quizá por esa misma razón fue que no dudó en seguirle apuntando a su cabeza para luego tirarle el arma, luego las almohadas, tomando sus zapatos y también arrojárselo, no le tiraba la cama porque estaba cómodo nada más.

Sin nada que arrojar, solo se quedaron viendo uno a otro sin que alguno cediera. Parecía una lucha de miradas pues para ambos todo era una competencia donde ninguno quería perder.

Quedando en empate, Osamu se volvió a meter bajo las cobijas y Chūya solo se retiró su chamarra para ir a su armario donde se cambió por algo mas cómodo. Caminó al baño y luego de lavarse su cara y los dientes entró a su cama como si la presencia del omega no existiera.

Un silencio incomodo donde cada uno se daba la espalda y estaban en la orilla de la cama, no se soportaban, siempre peleaban y sus peleas entre organizaciones no eran juegos de niños pues siempre buscaban acabar con la vida del otro y aun así... aun así, ambos terminaron por voltear y acercarse hasta quedar en medio de la cama. Se veían a los ojos y sin decir una sola palabra, los dos terminaron por abrazarse, enredando sus piernas y cerrando los ojos para dormir.

─No creo que me hayas pegado nada. ─susurró Osamu.

─Estaba molesto, me la pasé todos estos días en un café de veinticuatros horas. ─le respondió en el mismo tonó, Chūya.

Soltando una corta risa, solamente se acomodaron aun mejor y dejaron que el dios del sueño llegara por ellos.

Era extraño con una atracción tan fuerte que al mismo tiempo les hacía repelarse, cualquiera diría que se odiaban y no se soportaban... cosa que era verdad, pero también sentían algo que jamás habían sentido por otra persona, un sentimiento que los tenia aterrado al no estar acostumbrado a ello, al no ser común en el mundo que crecieron buscando apartarse, pero al final este bello sentimiento les había ganado y poco a poco ambos jóvenes comenzaron a dejar que este floreciera hasta llegar a ser este amor tan grande que los dos compartían pese a todas sus diferencias. 

Soukoku Week 2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora