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–Seremos padres—

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–Seremos padres—. Su voz escuchándose tan ilusionada y los ojos brillando de alegría.

Jimin no sabía si esa era una maldita broma, ¿Embarazado?, en estos momentos donde no era necesario.

Bastante había tenido con soportar la idea de convivir con un maldito gato  -al que aún no tolera del todo- y ahora Hoseok venia con la noticia de que esta embarazado.

El sentimiento de frustración alcanzo un punto donde su cara se deformo en una mueca, una mueca que a Hoseok le partió el corazón. Una mueca de miedo combinada con disgusto.

Jimin no quería tener hijos, no ahora, no pronto, lo habían platicado pocas veces cuando salía el tema, sin embargo recibir la noticia de que seria padre era una total sorpresa.

¿Cómo diablos podría ser padre?, él no tiene ninguna maldita idea de como serlo, no tuvo un padre que lo criara, no tuvo hermanos, su vida fue un lío y la madurez lo había alcanzado a una temprana edad.

Hoseok apenas era un niño, ni siquiera había terminado su universidad, es más apenas y la estaba cursando.

¿Ser padre?, ¿Cómo serlo?, el miedo empezó a tomar cada parte de su cuerpo mientras los fríos estremecimientos le hicieron golpear la pared en un desespero por pararlos.

El menor dio un brinco asustado ante la reacción de su novio. El dolor alcanzando a sus alteradas hormonas y el llanto surcando por sus entrecerrados ojos.

Miedo, tenía miedo a Jimin y su siguiente reacción.

¿Cómo fue capaz de creer que Jimin lo amaría lo suficiente para aceptar aquello?

Era obvio que él le advirtió muchas veces que ser padre no era algo que traía en planes. Eso a él lo estaba matando, el dolor de saber que su rechazo era eminentemente.

–¿Es una maldita broma Hoseok?—. El menor se quedó mudo ante aquello.

La palabras salieron por si solas de su boca, no pudo medir lo que decía, fue tarde cuando se dio cuenta de que realmente la había cagado con su pareja.

El rostro tan abatido en el menor le hizo sentirse más que culpable y estúpido, ese rostro tan dolido y decepcionado que se juro jamás presenciar.

Hoseok sintió el dolor contrastando de una manera muy severa que le hizo casi temblar, perder las fuerzas y caer al piso, pero tragando su orgullo dio media vuelta sin siquiera tomar en cuenta al gato que tanto adoraba.

Ni la puerta dando un portazo le hizo salir de su desprendible sentimiento.

Arrepintiéndose de no tener el valor para ir detrás de su pequeño novio.

Soltó una fuerte maldición por no disculparse, pero la realidad es que el pelinegro no sabía que hacer o decir, estaba completamente en shock. Sin palabras -al menos no buenas- es como si las emociones pausaran su vida y no le permitieran avanzar. Lo estancaron en un solo lugar, en sus lamentos  de culpabilidad, cobardía y miedo, sobre todo miedo.

Jihope_ ¿BEBÉ EN CAMINO?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora