Capítulo Dos

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Capítulo Dos

Cuando Anahí salió del baño, Alfonso estaba esperándola al otro lado del pasillo. Como ella, estaba fresco y compuesto de nuevo, como si nada hubiera pasado.

En ese momento, Emilie salió del comedor y él dio un paso atrás, para no ser visto.

–Tesoro, te estaba buscando –dijo Emilie–. Quería preguntarte dónde está Rémy.

Anahí titubeó y miró hacia Alfonso, preguntándose si estaría escuchando. Él la observaba alerta.

–Bueno, yo... yo... no lo sé seguro –balbució Anahí–. Se ha ido, creo. Te lo contaré mañana, te lo prometo.

–¿No lo sabes? –insistió Emilie–. Vamos, Anahí, dime qué pasa. Hace meses que no os vemos a ninguno de los dos. Es tu prometido. Deberías saberlo. ¿Es que te oculta las cosas?

Al sentir la intensa mirada de Alfonso sobre ella, Anahí se sonrojó.

–Mañana te lo contaré todo, Em. Te lo prometo.

De pronto, entonces, unos invitados invadieron el pasillo con sus risas y Emilie se rindió.

–Mi hermano siempre tiene que causar problemas –protestó Emilie en voz baja–. De acuerdo, Anahí. Mañana. No te olvides. No podré dormir hasta que me lo cuentes –añadió y se reunió con sus invitados.

Alfonso esperó a que el pasillo se quedara vacío para reunirse con ella. Su mirada daba un poco de miedo.

–Sé lo que debes de estar pensando. No es lo que parece. Puedo explicarlo –murmuró ella.

–Claro que puedes. Vas a casarte con mi primo –la acusó él–. Eres tú quien me respondió el telefonillo en su casa.

–Shh –susurró ella–. Sí, era yo. Pero no, no voy a casarme con él. Nuestro compromiso se rompió hace meses.

–¿Y por qué Emilie no lo sabe? –inquirió él con incredulidad.

–Bueno... todavía no se lo he contado. Rémy es su hermano y yo soy hermana de Neil... Em está teniendo un embarazo difícil y... Está tan apegada a Rémy que no quería causarle preocupaciones. Rémy me pidió que no contara nada porque quería darle la noticia él mismo –explicó ella con una mueca–. Supongo que tiene miedo de que yo les cuente toda la verdad.

–¿Qué verdad?

–Este no es lugar para hablar. Te lo contaré cuando estemos a solas –le susurró ella y sacó el móvil del bolso–. ¿Tienes coche o llamo a un taxi?

–Un momento –le urgió él, mirándola como si fuera un ser repulsivo–. ¿Hace cuánto tiempo rompiste con Rémy?

–Hace bastante tiempo.

–¿Cuánto?

–Le devolví el anillo de compromiso hace dos meses –contestó ella, un poco molesta por el interrogatorio–. Pero lo nuestro ya se había ido a pique mucho antes.

–¿Mucho antes? Deja de darme respuestas vagas –le urgió él–. ¿Cuándo fue la última vez que estuviste con él?

–¿Qué más da?

–Igual a otros hombres les da lo mismo. Pero a mí me da asco acostarme con mujeres que acaban de salir de la cama de mi primo.

–No acabo de salir de su cama –se defendió ella, sonrojándose indignada.

–¿Cuándo fue la última vez que lo viste? –insistió.

–El miércoles, ¿de acuerdo?

–¿De esta semana? –inquirió Alfonso, frunciendo el ceño.

LA NOCHE EN LA QUE EMPEZÓ TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora