En un pueblo a las afueras de las montañas, con clima cálido y la brisa de la mañana chocando contra las casas. Los pueblerinos vivían su día a día en el tranquilo lugar.
Pequeños hogares edificados de madera con corrales para criar a los animales, y varios huertos de vegetales para sobrellevar la vida a las familias. Parecía que la calma y la armonía estaban de su lado.
Pero así como había belleza alrededor, habita también el miedo camuflado de alegría.
Era una suerte pésima para los residentes del pueblo que a unos pocos metros del lugar se encontraba, rodeándolos, el bosque más denso y vasto de todo el lugar. La suerte no estaba de su lado cuando se requería ir a ese macabro lugar, y por una simple razón.
Todo aquel que entraba, sería devorado por el monstruoso habitante y dueño del bosque. Corrían rumores que era un horrible ser de casi 3 metros de altura con colmillos sobresaliendo de su boca. Otros decían que era un feroz ogro que descuartizaba a cualquiera que apenas entrara, y otras lenguas decían que era un inmenso lobo con sed de sangre.
Los pueblerinos tuvieron que tomar sus propias precauciones, construyendo una cerca que rodeaba, al menos, la mayor parte y más visible del bosque.
Las personas temblaban de sólo oír de aquel lugar. Por más que decían que adentro del bosque se encontraban las más hermosas flores que podías ver en tu vida. Nadie se atrevía a poner un pie en el matadero disfrazado de bosque.
El viento sopló con tal fuerza que movió las hojas de los árboles haciendo que sonara armoniosamente como la naturaleza debía serlo.
Fue así como la noche se aproximó y esto fue una señal para los pobladores de volver a sus hogares. La noche tal como era hermosa, era peligrosa; incluso peor que el bosque.
Cada día, cuando el sol se ocultaba, los pueblerinos tenían que protegerse con varios barrotes de madera en sus puertas para evitar que el monstruo del bosque arremetiera contra ellos. Solo escuchaban los gritos desgarradores de sus ovejas y vacas siendo desgarradas en vida.
No podían hacer nada por más que el susto y la rabia los consumía. El monstruo del bosque podía matarlos antes que siquiera parpadeen.
Las copas de los árboles se movían por el viento con el sonido de los grillos y búhos rondando alrededor. El silencio era armonioso con la música natural del bosque. Pero en toda la oscuridad, un par de ojos sobresaltaban por en medio de uno de los árboles. Rojos como la sangre y amenazantes como un arma apuntando a tu sien.
La figura colosal de una horrible criatura descansaba en una de las ramas de los árboles. De pelaje abundante y colmillos tan filudos como cuchillos, la imagen de un lobo con musculatura humanoide reposaba en la copa del gran árbol. Su gran pecho subía y bajaba mientras su respiración resonaba a lo lejos, dando una advertencia a las demás criaturas que no deseaba ser molestado.
Sus brazos igual de bruscos como su apariencia, con la diferencia de tener unas grandes garras reposando en la punta de sus dedos. Ni que hablar del atemorizante aspecto de su rostro con el largo hocico decorado con sus sobresalientes colmillos.
El gigante ser dejó escapar en bostezo mientras uno de sus brazos fue a su oreja para rascársela de la pequeña comezón que se le originó. Sus ojos querían cerrarse del sueño que se avecinaba, pero algo lo hizo despertar de golpe.
Se incorporó de pronto cuando un exquisito olor a sangre llegó a sus fosas nasales. Cerró sus ojos para inhalar profundamente ese dulce olor que inundaba el ambiente.
Su cuello se tensó y su aura devoradora salió a la luz. Su larga y raposa lengua lamió todo el contorno de su hocico provocándole un hambre insaciable naciendo en lo profundo de su estómago.
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Déjame Amarte | ASP #2
Romance¿Qué pasaría si un hombre llega a la locura por la mujer que más ama? Deseo, celos, posesión, obsesión, afecto, necesidad, amor y en especial... 𝐄𝐥𝐥𝐚. Fueron los detonantes suficientes para nublar el juicio de el hombre más temido por todos y sa...