Capítulo V

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—Siéntate. – mencionó Duke, jálando una silla para que Victoria tomará asiento.

Duke rodeó la mesa y se sentó frente a ella en la pequeña mesa del bar. Después de un corto viaje y sin un destino fijo sobre el lugar al que irían. Victoria optó por un bar cercano al Blanks para evitar perderse, en el caso que exagere con las bebidas.

Cuando entraron, el lugar tenía un ambiente antiguo como si estuviera inspirado en una vieja taberna vikina con cuernos y hachas decorando las paredes. El olor a cerveza y cigarro se juntaban en uno solo pero era tolerable para el olfato de ambas.

No estaba tan transcurrido como los demás lugares que era imposible entrar por el exceso de personas y las largas colas.

Se sentaron en una mesa algo alejada del resto y con una estatuada longeva de un guerrero vikingo detrás de ellas, que Duke no pudo evitar tomarle una foto por la rara forma de su cara.

—¿Qué vas a pedir? – preguntó Duke mirando el menú –. ¿Hidromiel?

Victoria rió y negó con la cabeza. Levantó la mano en busca de llamar al mesero y este llegó apresurado.

—Que desean ordenar. – preguntó el adolescente castaño, limpiando el lapicero para apuntar en su libreta.

—Si, ah... Empezaré con un coñac a las rocas, y también una cerveza de barril, por favor. Aquí dicen que es tamaño “Jotun”, supongo que ha de ser grande, así que me vas preparando dos más. – sonrió.

El joven mesero la miró un momento de arriba hacia abajo.

—Disculpe, pero debe mostrarme su identificación de que es mayor de edad.

Duke apartó la mirada reprimiendo la risa que quería salir a gritos de su boca.

Victoria ignoró estos comentarios y con un poco de enojo, sacó su billetera con su identificación y se la plantó en toda la cara.

—Tengo 27 años ¡Cumplo 28 este año! – infló sus mejillas del enojo.

—No lo culpo, yo también te la pediría. – mencionó Duke con ironía mientras calmaba su risa.

El mesero corroboró su edad y se disculpo con Victoria a la vez que tomaba la orden de Duke que contaba de una hamburguesa con extra queso y un batido de fresa. Agregó:

—Escúchame, hombrecito. En el batido de fresa no debe haber ni gota de alcohol, ¿me escuchaste? ¡Ni una gota! – amenazó –. Soy alérgica al alcohol y si llega a tener coñac o vodka o alguna otra tontería, me dará un ataque al punto de la policía vendrá a clausurar el lugar para recoger mi cuerpo. ¿Entendiste?

El joven mesero asintió frenéticamente y se marchó de su mesa, rumbo a la cocina para que terminarán su orden.

—¿Tenías que ser tan dura? – preguntó Victoria, guardando su billetera.

—Ya me han engañado varias veces. – se encogió de hombros –. Ahora dime, cuéntame todo lo que me perdí en estos meses. En especial la parte de que tu estás saliendo con un mafioso.

Victoria rodó los ojos.

—Va a ser algo aburrido...

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—¡¿Y sabes que esh lo peor?! – exclamó Victoria arrastrando las palabras –. ¡Que Oshiro nunca se...se enteró de mí amor por él! ¡Nunca!

Después de un par de horas de bebidas. Duke miraba con atención a Victoria mientras escuchaba la historia de su desamor; tomó otro sorbo de su cuarta bebida de fresa, que para su sorpresa, le había encantado.

Déjame Amarte | ASP #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora