Capítulo 11

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—¡Yeonjun!

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—¡Yeonjun!

Agrandó sus ojos al escuchar el grito de Nari. Estaba sacando su ropa recién lavada de la lavadora, así que la tiró para salir corriendo del pequeño cuarto. La encontró con el control en mano mientras señalaba el televisor, en las noticias informaban la llegada masiva de turistas a Seúl por la temporada de vacaciones navideñas. Ver que no era nada malo lo hizo suspirar. Otra vez se había alterado por nada.

Andaba un poco paranoico, o como él quería llamarle, alerta. Desde que llegó a casa la noche anterior algunas cosas le daban mala espina. Su intuición le decía que alguien había entrado. Le preguntó a Nari si sentía lo mismo pero ella le contestó que no. Para bajarle la guardia a Yeonjun, ella trató de demostrarle que de seguro fue la señora Jeong, la ama de llaves y mujer de confianza de la familia, que solía entrar para poner en orden lo que Nari no podía.

—Mira qué divertido, ¿no te gustaría visitar algún lugar?

Prefería el calor de casa.

—No quiero.

Nari se encogió de hombros y le lanzó el control en su pecho.

—Bien. Te iba a dar un espacio en mi agenda mañana. —Empezó a caminar por las escaleras con gesto descomplicado.

—¿Mañana? Creía que era hoy —su voz sonó casi como un reclamo. Se cruzó de brazos, inquisitivo.

Ella fingió toser en su mano hecha puño formando una pequeña sonrisa. En la barandilla, extendió sus dos manos para apoyar su barbilla en ellas. Yeonjun la miró extrañado por su actitud torpe.

—Tengo una cita a ciegas —confesó con una sonrisa tímida. Yeonjun no se esperaba eso—. No soy muy buena en ellas pero me gusta intentarlo, así que terminé aceptando.

—¿Vas a salir ahora, entonces? —inquiriró sorprendido.

—Uhm —emitió asintiendo con la cabeza—. Iré al distrito Jung, tardaré un poco en llegar así que debo prepararme desde ya. Deséame suerte con mi delineador, no lo domino del todo.

Nari se rió como si eso fuera una desgracia y se fue a su habitación para decidir qué vestir.

Yeonjun pensó en que, al menos, el noventa por ciento de las citas a ciegas quedaban en nada. Sin embargo, ellos podían ser ese diez por ciento restante. Se tomó parte de su cabello para jalarlo mientras seguía pesando en lo mismo y lo mismo. Para ocupar su cabeza en algo en ese día libre, terminó sus quehaceres. También estaba limpio y bien vestido, preparado salir en caso tal de que así lo decidiera a último minuto.

Nari se miró al espejo de su tocador buscando si había alguna imperfección en su rostro. No era experta en el maquillaje pero sabía defenderse. Su ropa era una de las nuevas que habían comprado tiempo atrás y sus zapatos también. Estaba bien físicamente pero por dentro le comía los nervios. No es que tuviera grandes expectativas, ya había aprendido que en las citas a ciegas era mejor esperar poco o nada, pero quería hacerlo bien y esperaba que al menos se tratara de una noche agradable.

BLUEMING | Choi Yeonjun.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora