🔸𝓒𝓮𝓵𝓸𝓼.

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Langa Hasegawa y él eran pareja.

Él pelirrojo fue quién dio el primer paso, declarándose con un rostro enrojecido y un ramo de rosas azulaceas, como las orbes y cabello de su amado.

Tenía miedo por el rechazo, pero fue un amor correspondido.

Así que ahora una parejita se encontraba en el instituto.
Lanzándose miradas llenas de amor cada vez que sus orbes coincidían.

Un poco más tarde en aquel día se encontró con una escena para nada satisfactoria a ojos del más bajo en aquella relación.

Hasegawa-senpai ¡Sal conmigo porfavor!

Gritó por el nerviosismo una fémina de cabellos dorados y ligeramente ondulados.
Por supuesto el peliazul no correspondió, rechazandola de la manera más amable posible.

Esa escena le hizo sentir un sentimiento nombrado celos, no era un buen sentimiento a perspectiva del ambarino.

Los sentía al ver qué las féminas quieran estar con su novio.

Ya estaba algo cansado de aquello, casi siempre se lo encontraba comiendo cualquier obsequio regalado de una. (Con la excusa de que era mala educación no aceptarlo)

Al día siguiente se le ocurrió una idea maravillosa. (Según él)

Langa, tengo frío, prestame tu sudadera.

Oh, claro Reki, la próxima ten más cuidado.

Y así el más bajo caminó irradiando una gran felicidad ya que sentía el aroma de su amado aún más de cerca; aquel pensamiento lo hizo ruborizarse suavemente.

Él peliazul sonrió al verlo en un tono rojizo. (Ya que se veía tierno, y aún más con su sudadera) Por supuesto, no pasó inadvertido por el pelirrojo, haciéndolo avergonzar.

Pasadas las horas quedaban pocos minutos para que la clase terminara, el ambarino recordó que debía hacer algo pendiente.

Después de clase solían ir a algún parque a practicar skate, pero al parecer ese día no se podría.

Sonó el timbre y el ambarino hiperactivo se levantó con rapidez.

Langa, tengo una cosa que hacer, así que me adelanto.

Se disculpó con una sonrisa apenada.

No te preocupes Re-

Antes de que el más alto pudiera decir algo, unos labios se posaron en los suyos; encajando a la perfección y disfrutando ambos de su sabor.

Él pelirrojo se ánimo a dar un beso de despedida a su pareja, el primero pero no último por supuesto.

Feliz por ello se marcharía, de no ser que el ojiazul lo volvió a besar, no conformándose por ese corto beso.

E-esto, ahora s-sí ¡Adiós Langa!

Pronunció intentando procesar lo sucedido y se marchó a toda prisa, pintandose su rostro de un color rojizo casi haciéndose competencia con su cabello y una sonrisa embobada.

Después de ese día toda la escuela supo de la relación de aquellos dos. (Ya que se esparció de clase en clase) Sin ninguna fémina volviéndose a acercar para intentar lograr alguna relación con el canadiense.

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𝚃𝚠𝚘 𝚜𝚔𝚊𝚝𝚎𝚋𝚘𝚊𝚛𝚍𝚎𝚛𝚜 𝚒𝚗 𝚕𝚘𝚟𝚎.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora