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Una risa desquiciada retumbó en la cerrada habitación. La chica se arañaba la piel sin piedad buscando sacar la suciedad, la "inmundicia" que estaba en su cuerpo, a pesar de ser sólo unas pocas telarañas y un poco de polvo. Ella gritaba y después reía.  Sacaba desesperadamente cualquier rastro de suciedad de su cuerpo, aunque su novio trataba de impedírselo.


Su rostro se hallaba sangrante y herido de tantos rasguños recibidos, sus uñas se torcieron producto de arañar todo lo que estuviera a su paso, sus lagrimas eran una simple evidencia de cuanto mal le hacía aquella situación y de que su trastorno era inclusive más grande de lo que sus amigos pensaban. Reía, pero no de risa, reía por miedo. 

Tenía mucho miedo, ya que su trastorno no le permitía volver con sus amigos.


La rejilla se hallaba en el suelo, mientras el chico de pelo verde y el de pelo azul miraban espantados el estado de su amiga. El novio de ésta intentaba calmarla,  sólo recibía arañazos, risas, síndromes de locura, de trastorno. 

Sabía del problema de su novia, pero nunca antes la había visto así. Ellos habían entrado por la misma pequeña rejilla, a la que habían golpeado con fuerza y luego vuelto a poner con la misma fuerza y habilidad. La técnica de un ingeniero como él, era impecable, aunque le faltaran los brazos. 


Se habían separado de sus amigos por una razón obvia: Petunia. Ella no aguantaba más en ese asqueroso pasadizo, era muy sucio , lleno de telarañas, polvo y ratas, era demasiado para ella, así que se echó a correr lo más lejos posible, tropezándose, cayéndose y lastimándose en el proceso. 

Pero no se detuvo, siguió corriendo hasta dar con una salida del pasadizo. Fue una verdadera pena que esa "salida " no tuviera a más que el pasadizo que llevaba a una habitación chica, solitaria, con muchos estantes llenos libros en su interior como una biblioteca, sólo eso, porque más allá de un sillón y una mesita en la que había una taza de té vacía, no había nada. Era un lugar sin salida.


Para colmo de todos los males, Petunia no dejaba de arañarse y lastimarse, hasta lograr sacar trozos de piel de su fina cara, manchada por el polvo. Ahora de su rostro goteaba sangre y en algunas partes se le veía la carne, como si intentara arrancarse  la piel, lo cual no creían posible ya que sólo había utilizado sus uñas. Su cabello azulado se revolvía mientras sus manos lo arrancaban uno por uno sin piedad.


El azul de sus ojos chocó contra los amarillos de su pareja sin saber qué hacer, ni qué decir. Él estaba desesperado, trataba de agarrar los brazos de su novia impidiéndole movimiento alguno, pero ésta se resistía, seguía gritando, llorando, riendo, una mezcla de emociones que juntas forman claramente desquicio. Para colmo, no tenía brazos, así que no podía agarrarla de forma muy efectiva.


Splendid estaba plasmado, en cuanto su mente pudo asimilar que la chica estaba revolviéndose con el cuerpo de su novio encima, aferrándose a él y arañándolo en las partes de suciedad, se apresuró hasta estar junto a ella, ayudando a Handy a que no se lastimara más.

Flippy sólo los miraba, no decía nada, a lo que el de ojos azules se molestó. Estaban en una situación crítica, si su amiga no tomaba sus indicadas pastillas mejor dicho, sus calmantes o de alguna forma se detenía, sufriría mucho, se lastimaría mucho y quién sabe si sería irreversible.


- ¿Qué haces ahí parado? ¡Ayúdanos! -gritó Splendid, estaba perdiendo la paciencia, lo cual era raro en él. Frunció el ceño y acomodó mejor a Petunia en sus brazos, recibiendo ciertos rasguños y lastimaduras leves . Flippy tragó saliva, pero no se movió, presentía algo muy malo acercárseles.


-Tenemos que salir de aquí -ordenó Flippy, acomodando su boina y extendiéndole una mano a Splendid, quien sostuvo a Petunia en brazos, para luego pararse, sosteniéndola al estilo princesa.

Handy también se paró, como pudo. La mano de Flippy quedó en el aire,  Splendid sabía que él tenía razón, tenían que salir de allí y encontrar a sus amigos. 

A demás, aún no sabían qué  había ocurrido con Shifty y su gemelo muerto. Pero la única salida era el pasadizo y Petunia no estaba dispuesta a pasar por ahí.



- ¡No, no! -gritó la chica, tratando de zafarse de los brazos de su amigo. Éste se removió con cuidado de no lastimarla, no la soltó. Handy frunció el ceño, mirando a Flippy fijamente.


-Ella no puede pasar por ahí de nuevo... No es capaz -susurró, tratando de hacérselo entender, pero no había opción, era eso o


-No hay otra salida -repuso Flippy, agachándose para pasar por ahí y volver a correr en busca de sus amigos, pero Splendid llamó su atención.

- ¿y qué haremos con Petunia? -preguntó el superhéroe, sin dejar de mirar a su amiga fijamente, quien se estaba desesperando y se lastimaba cada vez más. Hasta que cayó, después de tantos intentos logró zafarse de sus brazos y caer  al suelo, riendo como idiota y "limpiándose" las partes de su cuerpo que estaban sucias. Se estaba desfigurando a sí misma, sentada en una esquina. 

Splendid intentó acercársele, pero la mano de Flippy lo detuvo.

-É-él es un asesino, jajá -susurró, mientras se hacía sangrar las venas. De su muñeca salió un caliente y viscoso líquido carmesí, que adornaba de forma errónea su carne.


Handy se arrodilló junto a ella, mientras los otros dos expresaban confusión. 


-Handy, mató a Mime, a Lammy, a todos...Ese accidente fue su culpa -susurró con una media sonrisa en su rostro.

-Quizás... ellos buscan vengarse de nosotros, por dejarlos morir.


-Es-está delirando -susurró Splendid, mientras se alejaba un poco. Handy bajó la mirada y se sentó junto a su novia, murmurando cosas inentendibles .

-Vayan ustedes. Nosotros nos quedaremos aquí -dijo, mientras acomodaba su rostro en el hombro de Petunia, quien no dejó ni un minuto de torturar su piel y rasgar sus ropas.


-Pero...-Flippy lo agarró del brazo, pues Splendid parecía no querer dejarlos, pero al ver la mirada de Handy, se dio cuenta de que era lo correcto, sino todos morirían.


La lámpara que alumbraba el pequeño lugar empezó a tiritar, mientras se apagaba y prendía una y otra vez. Petunia se aferró a Handy, tratando de "limpiarlo", éste se dejó y cerró los ojos, mientras sus dos amigos se iban, mirando atrás una última vez.



 Y la luz se apagó.



Happy HalloweenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora