- Mm... No entiendo nada -Cuddles suspiró, tirándose al sillón de aquella biblioteca. Flaky se removía nerviosa cuando veía a sus amigos ir y venir buscando respuestas, que no encontraban por ningún lado.
-Di-disculpen, p-pero... e-el lugar d-de ma-marfil, ¿N-no es é-éste? -murmuró la pequeña pelirroja, señalando inocentemente una parte de la biblioteca que contenía un recuadro hecho de marfil. Giggles la miró con una sonrisa y corrió a agarrarlo.
Era un libro llamado "El cuento del demonio solitario", el cual relataba la triste historia de un demonio que estaba solo, sin compañía y sin amigos.
La historia ocurrió hace 700 años.
Había un demonio solitario que estaba muy interesado en los humanos, verlos, olerlos, comerlos, eran sus actividades favoritas. Les tenía admiración, eran su obsesión. Pronto esta obsesión tomó un rumbo diferente del que otros demonios esperaban. El demonio solitario empezó a raptarlos y "jugar" con ellos, no importaba el género, la edad, ni nada. Los torturaba para estudiar sus facciones y reacciones a dichos movimientos y sometimientos. Era milagroso que algún humano sobreviviera, si lo hacían no volvían a ser los mismos de antes, y si lo contaban, nunca nadie les creería.
Pero el demonio causaba problemas a todos los demás de su clan sin darse cuenta, por lo que tomaron la medida de prohibirle el acercamiento con el espécimen humano. Esto molestó mucho al demonio, quien se rehusó a hacer caso. La orden de los mil demonios le advirtió hasta el final las graves consecuencias de sus actos, pero éste no les prestó atención, pues era divertido estar con ellos, él los "amaba" a su retorcida manera.
Un día, sin que se diera cuenta, se encontraba acorralado, entre la espada y la pared. Un ejército de demonios lo quemaron vivo, lo torturaron al igual que éste torturaba a los humanos. No se confundan, no es que los demonios quisieran a los humanos y los protegieran, es que no podían darse el lujo de sobresalir, de ser vistos por cualquiera. Ellos cumplían, y actualmente cumplen, un rol importante en las artes oscuras, pero éstas no pueden ser vistas por cualquiera. Era lo que el joven demonio no entendía.
Minutos antes de ser brutalmente quemado, había realizado un conjuro, uno negro y oscuro. Había robado un alma humana y se la había comido, como un shinigami ( Dios de la muerte.) casi al segundo, un alma se formó en su inmundo ser, lo cual era pecado, aún para los demonios que no eran creyentes de nada excepto del diablo, por lo que decidieron quemarlo y deshacerse de esa molestia. Pero el alma que había consumido fue partida en dos, una parte fue se hallaba en su vieja mansión y la otra fue vagando por el mundo humano, hasta que años después, muchos años después consiguió un cuerpo.
Como la resurrección del mismo demonio adorador de los humanos... Fliqpy.
Se dice que el alma del demonio sigue vagando por la mansión y alrededores, en busca de su otra mitad.
Cerró el libro con fuerza, sin creerse lo que acababan de leer. Si antes estaban asustados, ahora estaban aterrados, horrorizados. Era mucho, muchísimo peor de lo que creían pues habían caído en las garras de un demonio.
Escucharon como la rejilla por la que habían entrado hace unos momentos habría, provocando un sonido metálico que rebotó por los alrededores. El miedo los inundó por completo, temiendo ver de quien se trataba, pero al ver una cabellera verde y otra azul, suspiraron aliviados.
-Ch-chicos -susurró Flaky, corriendo a abrazarlos. Giggles y Cuddles se les acercaron con sigilo, pues ahora temían llamar la atención del monstruo... el demonio adorador de humanos.
- ¿En dónde estaban? -preguntó Giggles, dejando el libro sobre la mesa de luz. Los recién llegaron bajaron la mirada, se sentían terriblemente mal.
-Con Handy... y Petunia -susurró el militante, viendo un brillo en los ojos de su amiga pelirroja.
- P-pero... ellos ya... Lo siento -No pudo terminar su frase, al ver como los ojos rosados de Giggles se cuajaban en lágrimas, al igual que los de Flaky, y aunque intentaba disimularlo, los de Cuddles también.
Splendid iba a argumentar algo, pero Giggles le tendió un libro viejo, de tapa dura y color negro azabache. Flippy se acercó a él y lo leyeron en silencio, quedando más asombrados segundo a segundo, más impactados, más asustados."
-N- no puede ser... -murmuró Splendid, pero antes de que los demás pudieran argumentar algo más, la luz empezó a apagarse, prenderse y apagarse al igual que la de la habitación donde Petunia y Handy murieron.
Flippy agarró la mano de Flaky y la de Splendid con fuerza, corriendo lejos y gritándoles a la pareja que lo siguieran. Éstos obedecieron, pero al correr por la mansión, al recorrer los pasillos, al cruzar miradas con los espejos y muñecos que allí había, al pasar por las habitaciones cerradas con llave, buscando con la mirada alguna abierta por la cual entrar, ninguno pudo evitar escuchar la risa siniestra y psicópata que recorría el lugar, en las paredes se dibujaba con sangre muchas palabras de las cuales se destacaban;
Aquí estoy - Los amo - Mi mitad. La última los había dejado en duda ,ya que su mitad no se hallaba con ellos ¿o sí? Cuddles sólo pudo pensar en una solución.
-El demonio te quiere a ti -susurró el rubio, deteniendo el paso. Su mejor amiga lo vio con terror y paró el paso.
- Él te busca, Flippy. ¡Todo es tu culpa! -Los ojos de Flippy se abrieron inmensurablemente con una mezcla de emociones confusas. Splendid apretó los dientes y sostuvo con fuerza la mano de su amigo, echando a correr los tres nuevamente. Giggles no los siguió esta vez, sino que se quedó viendo fijamente a su amado Cuddles.
-Cuddles, ven, tenemos que salir de aquí -La pequeña de cabello rosa extendió la mano en dirección al rubio, quien también la extendió para tomarla, pero en lugar de eso su brazo se cortó solo, despegándose a la altura del codo y cayendo al suelo con fuerza, produciendo que la sangre salpicara en las piernas de ambos.
Giggles soltó un grito, mientras miraba como el cuerpo de su amigo se despedazaba en todas partes, hasta quedar hecho pequeños pedazos de carne tirados en el suelo. El ojo del rubio rodó hacia la chica, quien salió corriendo, mientras lloraba y lloraba.
Estaba destruida emocionalmente, mentalmente y eso un demonio no lo desaprovecharía.
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Happy Halloween
HorrorUna pequeña acción en noche de Halloween puede desatar el terror más grande y horrible de todos. Sumidos en la oscuridad, envueltos en miedo, pasaron por así decirlo, el mejor Halloween de sus vidas...