El ácido provoca comportamiento homosexual en jóvenes

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Aquella tarde de viernes prometía ser fantástica para dos adolecentes, que habían estado planeando los sucesos que ocurrían esa tarde por dos días: primero, Stanley robaría veinte dólares de la cartera de Randy y se los daría a Kenny, el cual los juntaria con otros veinte le comprarían cigarrillos bañados en ácido a Red, una compañera de aula, segundo, Stan pediría permiso a sus padres para ir a una pijamada en casa de Kenny, tercero, se juntarian en casa del pobre donde no había autoridad y se drogarian, ¿Por qué lo harían? Bueno... ¿Por qué no? Ambos querían experimentar y qué mejor que darse un viaje psicodélico. Los pasos del uno al dos estaban hechos, Stanley tenía el permiso de sus padres los cuales le dijeron que no hiciera alguna locura, y Stanley les miró a los ojos y sin titubear les dijo:

- Claro, mamá.

Ahora el menor de los marsh subía las escaleras a su habitación para ordenar una mochila donde guardaría un cambio de ropa y su pijama, más unas bolsitas de marihuana que le había robado a Randy. Al tener su mochila lista la puso en el piso junto a su cama para seguido él estirarse en esta, con su mirada pegada en el techo blanco de su habitación, y sus brazos cruzados sobre su abdomen.

"Y a mi me gustaría saber en dónde terminan esas piernas"

Había pasado una semana desde su reunión en el sótano de Cartman y aquellas palabras seguían rondando en su cabeza, ¿Por qué no podía simplemente olvidarlo? Su cerebro las seguía repitiendo una y otra vez hasta que su estómago se revolvía en un extraño sentimiento hasta hacerlo sentir vacío. Era molesto seguir pensando en ello, y hasta Kenny le había dicho que eran sólo bromas que se hacen los amigos para fortalecer su amistad: Después de la reunión y que todos mandaran a la mierda a Cartman y su plan, cada uno se marchó a sus respectivas casas, y Kenny y él se fueron juntos. Pasaban de las seis de la mañana así que seguramente su madre estaría enojada con él al descubrir que se había escapado en medio de la noche con un grupo de encapuchados que luchan contra el mal, creyó que eran un buen momento para aclarar las cosas, y así lo hizo, recibiendo como respuesta un "No lo pienses tanto, Marsh, solo me gusta hacerles cumplidos a mis amigos" Eso lo calmó, y lo enojó, por alguna razón, pero decidió seguir las palabras de Kenny y no pensarlo tanto. Debido a la hora el frío era horrible, pero Stanley no tuvo tiempo ni para temblar cuando la amplia capa de Kenny/Mysterion lo cubrió desde sus hombros a más abajo de sus rodillas. Kenny había pasado su brazo derecho por sus hombros y aprovechado su idéntica estatura juntó sus cabezas, su sonrojo fue malditamente inevitable cuando el calor corporal de su amigo lo envolvió, y se sintió tan cómodo, tan agusto, que recargó apenas su cabeza en la de Kenny, y así fueron el camino entero hasta sus casas, caminando por las calles heladas y iluminadas por la tenue luz celeste de la mañana sobre ellos, tan correctamente juntos y con sus cabezas apoyadas en la otra.

Y su cabeza seguía siendo un caos aún pasada la semana, por las palabras, por el calor y por la extraña comodidad que ni siquiera Wendy con sus esponjosos labios y suaves manos pudo transmitirle como Kenny lo había hecho con solamente pasarle un brazo por los hombros. Una vorágine que era difícil saber donde empezaba y donde terminaba, porque a veces comenzaba con recuerdos de cuando tenía diez, con Kenny estando en su habitación, ambos recostados en el suelo de esta misma mirando una revista, y él que no podía despegar su mirada de los cabellos rubios que caían sobre su frente de manera de desordenada, y en como recargaba su cabeza en su palma. A veces tenía doce en sus recuerdos, otras volvía tener diez, u ocho, y aquello confundía aún más a Stanley, así que cierra sus ojos, decide dormir hasta que todo se calme en su interior y llegue la hora de ir a casa de Kenny, para verlo a los ojos y volverse a convencer que todo lo que está pasando en su interior no tiene sentido, pero aquello era una vil mentira, pues al mirar sus ojos lo único que puede hacer era perderse en ellos. Frunce su entrecejo, fingiendo dormir para que pasados los segundos se durmiera de verdad.

No homo, please [Stenny] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora