Sin recuerdos no hay remordimientos

1.4K 163 173
                                    

A la mañana siguiente la antigua habitación de Shelley estaba hecha un completo caos: botellas vacías de cerveza estaban esparcidas por el suelo de madera, el taper/ tuper de Stan estaba tirado junto a la mochila de este y las migajas de galletas que habían quedado cuando ambos jóvenes las devoraron la noche anterior eran comidas por dos ratas que en la ausencia de la familia Marsh habian tomado propiedad en la casa. Colillas de cigarrillos, papelillos y zapatos etc eran los que conformaban más del desastre de aquella habitación. Y sobre el colchón de resortes rechinantes estaban recostados dos adolescentes, con sus ropas desaliñadas, cabellos revueltos, baba mojando sus mejillas y aferrándose mutuamente como náufragos o como niños más pequeños. El ambiente dentro la habitación era pesado y caluroso, lleno de suspiros y respiraciones pesadas de ambos chicos. Los rayos de luz de las dos de la tarde entraban por la ventana junto a la cama, iluminando la escena donde una rata mojaba sus patas con el concho de una botella de cerveza que caía humedeciendo la madera.

- Uhg... mi cabeza.

Jadeó Marsh, arrugando sus párpados y su nariz cuando un dolor punzante en su nuca lo obligó a despertar, ahí cayó en cuenta que todo su cuerpo se sentía tan malditamente agotado y sus caderas dolían como el infierno, volvió a jadear, porque quería volver a dormir pero el dolor no le dejaba.

- Dios, Marsh, pareces perra en celo.

Ese fue Kenny, siendo despertado por los jadeos de Marsh, su voz saliendo adormilada y rasposa. El nombrado abrió sus ojos, haciendo esfuerzo al hacerlo ya que los sentía como si estos hubiesen sido pegados por fuera. Lo primero que vio al acostumbrarse a la luz fue el pecoso rostro de Kenny muy cerca del suyo, lo cual explicaba el por qué había estado sintiendo una respiración chocar con la suya: tenía los ojos cerrados, el rostro aperlado por el sudor, baba seca marcando un camino en la mejilla que tocaba el brazo de Stan, ya que este le servia de almohada, y el otro brazo del pelinegro le pasan por sobre los brazos y sus piernas estaban sobre las de Kenny. Ambos parecían un revoltijo de extremidades, y aún con los dos siendo consientes de su posición, ninguno se separó, porque estaban cómodos y agustos cerca del otro.

Kenny abrió sus ojos, y se topó con los de Stan mirando su rostro, y sonrió, obteniendo la atención del pelinegro y que este juntara sus miradas.

- ¿Te gusta lo que ves? - preguntó coqueto, con la sonrisa aún dibujada en sus labios.

- Quizá Kyle no mató a Dios después de todo. - respondió Marsh, dibujando en sus labios la misma sonrisa de Kenny, una coqueta y divertida. Si Kenny podía soltar vergonzosos coqueteos, ¿por qué él no?

McCormick sonrió aún más, casi cerrando sus ojos pero sin mostrar sus dientes, sintiendo algo nuevo en la boca de su estómago que le agradó más de lo permitido. Ambos rieron, porque Stan había sentido su corazón latiendo en su garganta y Kenny por sentir sus mejillas repentinamente calurosas.

- Kenny... - volvió a hablar, captando la atención total del rubio- ¿Por qué me duelen las caderas?

- Quizá porque cuando venimos aquí entraste como loco y te golpeaste con la perilla de la puerta. - respondió McCormick con sinceridad.

Un silencio se extendió sobre ellos luego de que Marsh asistiera. El pelinegro cerró sus ojos, pero sin querer volver a dormir, no después de descubrir lo bien que se sentía hablar con Kenny en la cama. McCormick aprovechó la acción de Stan para inspeccionar el rostro de su nuevo amigo, mejillas levemente rosas, marcas secas de acné en su frente y mandíbulas, labios visualmente esponjoso y él se preguntó si serían tan suaves como se les veía. Una parte de él seguía sin creer que Marsh era su amigo, porque fue tan repentino que al principio lo confundió: Un miércoles por la tarde como cualquier otro Stan tocó a su puerta con dos botellas de cerveza helada y una bolsa de papas fritas, sonrisa en la cara y una propuesta que Kenny no pudo negar, dos semanas después se estaban masturbando en el cuarto del pobre mirando porno -donde tuvieron un, como lo llamó Kenny "roce del tipo pornográfico"- . De un día para otro Stan había tomado su existencia en cuenta, porque eran amigos desde el Kinder, pero hasta esa tarde de miércoles ellos solo habían sido conocidos, dos adolescentes que a pesar de juntarse varias veces por semana y formar parte del mismo grupo de amigos, prestaban más atención a sus otros amigos, como Stanley con Kyle, no era secreto para nadie que Stan tenia su cabeza metida en el culo de Broflovski desde Kinder: nunca se separaban y Marsh era dependiente del pelirrojo, de cierta manera era triste para Kenny, como espectador, ver a Stan perder el equilibrio sin la presencia de Kyle, llegando al punto de caer en el alcohol y la adicción al juego hero-heroina, mientras que Kyle seguía su vida como si nada mientras Stan se sumergía en un abismo de adicciones y depresión. Y para Kenny era por demás extraño que un día Stan haya dejado de ser dependiente del pelirrojo y se comenzara a juntar con él de la nada. Tampoco era secreto que Kyle y Stan han estado separados desde hace semanas, ¿Quizas una pelea? ¿Y si era la segunda opción de Stanley? ¿Y si sólo se juntaba con él porque Kyle por fin dejó de ser la segunda pierna de Stan... y él sólo era una pierna artificial que Stan usaba para mantener un equilibrio?

No homo, please [Stenny] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora