Entre mapaches y reacciones que te aceleran el corazón

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Era miércoles por la tarde y Kenny había invitado a Stan a pasar la tarde en su casa, diciéndole que tenía algo genial que mostrarle.

Luego de una larga caminata a la parte fea de South Park luego de clases, ambos chicos llegaron a la casa del más pobre, donde el rubio sólo empujó un poco la puerta y esta se abrió, pues lo único que la mantenía cerrada era la presión que uno ponía en ella al cerrarla y en la hinchazón de la madera por las noches frías de South Park.

Ambos pasaron por la sala, los padres de Kenny estaban ahí, echados sobre el sucio sillón viendo la televisión con algo de estática, el rubio los saludó y subió las escaleras de madera rechinante con Stan detrás suyo y antes de pasar a su habitación, entró a la de su hermana menor, sacando de su mochila negra un paquete de galletas que le había robado al gordo de Cartman mientras este estaba distraído teniendo una riña con Kyle, y se lo entregó a la menor para luego recobrar su camino.

Ambos adolecentes entraron a la habitación de Kenny, el cual cerró la puerta a sus espaldas y vio a Stanley tomar asiento en su cama, en su desordenada cama con únicamente una manta celeste.

La habitación de Kenny estaba pintada de un color crema, pero la pintura se salía en algunas partes y dejaba descubierta la madera detrás de estas. Tenía una ventana a un metro junto a su cama con cortinas azules algo gastadas, una cama que era un colchón tirado en el piso y un póster de una mujer curvilínea con un bikini negro en la pared sobre su cama, también tenía un pequeño baúl de un verde musgo que contenía las cosas de béisbol de Kenny, y un armario en una esquina de la habitación.

- ¿Qué era esa cosa genial que tenias que mostrarme? - indagó Stan sacándose la mochila del hombro y poniéndola en el suelo junto a él.

Kenny no respondió, solo tiró su mochila a un lado y se sacó su habitual parka naranja bajo la vista de Stan. Lo hacía con una sonrisa, sacando la prenda y arrojándola a su cama, empezando a caminar por su habitación hasta su armario y agachandose frente a este mismo, sacando algo que Stan no pudo ver hasta que Kenny lo puso frente a sus ojos, ya que McCormick había caminado de espaldas hacia él con aquella cosa abrazaba a su pecho.

- ... un mapache. - señaló, mirando al animal que gruñia, se retorcía y mordía los dedos de la manos de Kenny, pero a este no parecía importarle o siquiera dolerle- ¡Es precioso! - sonrió amplio- ¿Dónde lo conseguiste?

A Kenny le brillaron los ojos con aquella reacción, se lo había mostrado a dos personas antes que a Stan y la reacción del chico fue la que le aceleró el corazón. La primera fue Bebe y lo hizo después de besarse fogosamente con ella, su reacción cuando Kenny lo tomó en brazos para enseñárselo fue decir «Maldita sea, deja eso. Parece que tiene rabia», la segunda persona fue Leslie, que estaba ahí por las mismas circunstancias que Bebe y cuando lo vio solo soltó un «Iugh», las chicas podían ser geniales y tener dos de sus más grandes debilidades, pero la sensación... linda en su pecho la provocó Stan, con sus ojos brillantes y su asombro combinando con curiosidad, y por un corto segundo, Kenny prefirió mil veces ver una y otra vez esa mirada a que tocar tetas otra vez en su vida, pero pronto la desechó, ¿Qué pensaba? ¡era tonto, él obviamente no estaba prefiriendo la sonrisa de Stan antes que una tetas!

- Lo encontré un día después de que vimos esa porno, el muy travieso hizo un hueco en mi pared para esconder la basura que robaba de nuestro bote en la calle... - respondió, con con brillo en sus ojos y una sonrisa en sus labios, sentándose junto a Stan en la cama con el animal aún entre sus manos. - ¿Quieres cargarlo?

- ¡Claro!

Stan siempre tuvo debilidad por los animales, desde que tiene memoria ha tenido nada más que amor hacia ellos, aunque seguía comiendo carne para que no le salieran más vaginas, y cuando Kenny le extendió aquel rabioso y letal animal con sus largas y filosas garras al igual que sus dientes, y que le miraba con miedo, que soltaba ruidito de alerta, y lo tomó en sus manos, sintió su corazón hincharse en sentimientos lindos.

Kenny se acercó a Stanley hasta chocar hombro con hombro, para acariciar mejor al animal.

- ¿Cómo se llama? - indagó Marsh, sin inmutarse ante la cercanía de Kenny, llegado a sentir los cabellos rubios de este acariciando su pómulo cuando inclinó su cabezas para hablarle entre balbuceos al animal.

- Se llama Roy. - respondió, llevando su dedo índice a la barbilla del mapache para acariciarlo ahí, recibiendo una mordida en su dedo y que las pequeñas manos de Roy se enrollaran en su muñeca, rasguñando esta con sus garras, sacando cuero y creando pequeñas líneas de sangre, pero Kenny no apartó su mano.

- Es un lindo nombre.

Y así fue como ambos adolecentes terminaron recostados uno junto al otro en la cama del rubio, hombro con hombro, mientras mimaban al animal que sólo quería morderlos, rasguñarlos y escapar de sus manos. Le dieron besitos en la cabeza, o bueno, los simularon, pues no querían contraer alguna enfermedad, sacaron las pequeñas lagañas en sus ojos y acariciaron su sucio pelaje gris.

- No hay razón para que todos odien a los mapaches, son sólo perros pequeños que necesitan hogares cariñosos y amor.

Soltó Kenny en algún punto de la tarde, cuando el animal dormía sobre ambos abdomenes, la cabeza en el estomago de Kenny y su cola y trasero sobre Stan.

- Cualquier mapache es una mascota si no eres un puto cobarde.

Kenny soltó una risita y asintió soltando un sonido de aprobación, encantado con Stan y sus palabras. Tenia su nuca apoyada en la palma de su mano, flexionando uno de sus brazos hacia arriba para usarlo como almohada, aunque ya lo sentía algo entumesido, Stanley tenía una de sus manos sobre su frente, tocando esta, quizá sintiendo las pequeñas imperfecciones e irregularidades en un entorno que debería ser plano, pero ahora lleno de pequeñas montañas que pronto de volverian rojas por la pubertad.

El resto de la tarde la pasaron juntos, riendo y hablando sobre animales, y sobre cuidar a Roy juntos y darle aquel hogar cariñoso y amoroso del que Kenny habló, ignorando lo gay's que sonaban, solo concentrándose en lo bien que se sentían uno con el otro, y en lo correcto que sonaba criar un animal juntos.




[capítulo editado]

No homo, please [Stenny] [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora