Carta IV.

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Querida Pam:

Recuerdo que tus labios estaban todo el tiempo rotos.

Tu alma, igual.

Llevabas todo el tiempo ojeras.

Y tu blanca piel Pam.

Era hecha de ángeles.

Caídos.

Rotos.

Eras como uno de ellos.

Estabas tan sola.

Cómo todo el tiempo,

días,

años,

y seguían

sin hablarte.

sin verte,

ni siquiera,

Pam.

Pam.Where stories live. Discover now