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En cuanto colgó, suspiró con tranquilidad.

-Ya está viniendo- anunció.

-Perfecto. Mi nombre es Alice- recordé que no me había presentado.

-Soy Clare. Y realmente te agradezco todo ésto, me has salvado la vida-

Un escalofrío me recorrió por dentro. Yo sabía a la perfección lo que ella estaba sintiendo... Gracias  a Aaron.
Quise decirle cuánto la comprendía, pero entendí que no era el momento ni la situación.

-Ya te dije que no es nada- sonreí acercándome -Vamos caminando hacia el callejón, así lo esperamos-

En silencio me siguió hasta el lugar. Una vez fuera, volvió a hablar.

-Ya no se puede estar tranquila ni dentro de un bar.- murmuró -Ni siquiera sé quien era, pero se acercó a hablarme y cuando le dije que no quería besarlo se volvió loco. Y empezó a perseguirme...- su voz se quebró.

-Tranquila, ya está. Todo pasó. Lamentablemente estos hijos de puta están en todos lados y debemos cuidarnos-

Clare iba a responderme, cuando de pronto un auto estacionó frente a nosotras.

De él salió un muchacho alto y delgado, pero con un rostro perfecto. Su cabello rubio enrulado estaba despeinado y sus ojos achinados. Lo había despertado.

Se acercó a su hermana con apuro y de pronto reparó en mi presencia. Sus ojos se conectaron con los míos en una milésima de segundos y volvió a ver a Clare.

-¿Estás bien?- murmuró.

-Si. Un maldito desquiciado me estaba acosando. Por suerte ella me ha salvado- me señaló la pelirroja.

El muchacho se volteó hacia mí y se acercó con una sonrisa.

-Muchas gracias... Soy Simon-

-No es nada. Soy Alice-

Nos quedamos un instante en silencio, y comenzó a ser incómodo para mí, así que finalmente hablé:

-Bueno, debo volver a trabajar. Un gusto chicos, cuídense-

Me despedí con una sonrisa y volví al bar.

Todavía sentía mi corazón latiendo desesperado por la adrenalina de ayudar a Clare.

Me maldije interiormente por no preguntarle como éra el idiota acosador, para así poder echarlo del lugar.

Pero era mi primera vez haciendo éste trabajo y había salido mejor de lo que esperaba.

Volví a la barra y me encontré con Aaron de espaldas, mientras servía un trago.

Ocupé mi lugar pero procuré no mirarlo.

-¿Pudiste ayudarla?-
habló en voz baja, acercándose a mí. No necesité siquiera voltearme para ver quien era: su voz gruesa y su perfume eran suficientes.

-Si... Y se sintió muy bien- respondí cortante.

Se alejó en silencio y continuó trabajando.

Mierda que incómodo era todo ahora...
Pero no había sido mi culpa.

🤎🤎🤎🤎🤎

Durante todo el día siguiente estuve descansando, mirando la televisión y cocinando.
Aaron daba vueltas por el living de vez en cuando pero luego volvía a su habitación.

Cuando al fin la hora de viajar juntos al trabajo llegó, no pude soportar más el silencio sepulcral que había entre nosotros, desde hace más de un día.

Iba a decirle de frente todo lo que me había molestado. Tomé aire para empezar a hablar y de pronto su celular sonó.

-¿Hola?- respondió girando el volante para estacionar frente al bar. -Si, está conmigo. No, no tuvimos novedades... De acuerdo. Adiós Jeremy-

Colgó y se volteó hacia mí.

-Quiere que vayas a visitarlo algún día, para terminar de organizar papeleo. Dime cuando quieras y te acompaño- habló con suavidad. En ese momento me dí cuenta de que debajo de sus hermosos ojos había una sombra negra, señal de que no había dormido mucho.

-Bien, gracias- balbuceé y continuando con el silencio, entramos a trabajar.

Cada uno ocupó su lugar y la misma rutina de cada noche llegó. La gente iba viniendo de a poco.

De pronto sentí una voz dulce detrás mío.

-Hola Alice-

Volteé y me encontré con Clare. Sorprendida pero feliz, me puse de pie con una sonrisa.

-¡Clare! Qué sorpresa-

Ésta asintió.

-Vine con Simon, debe estar por allí en algún lado. -

-¡Qué bueno!- me sinceré -Espero que estén pasando una buena noche.-

-Si... ¿Trabajas aquí con el trago Medio Mundo?-

-Si, hace poco tiempo. Para ser sincera, fuiste la primera persona que ayudé-

-Lo hiciste muy bien- sonrió con simpatía.

-Oh gracias. La verdad es que estaba nerviosa-

Ambas reímos y por primera vez, después de mucho, sentí que podía encontrar en ella una amiga.

Continuamos hablando de trivialidades, hasta que de pronto desvió su vista hacia un punto detrás mío.

-Oh, allí está-  señaló

Con curiosidad volteé y me encontré con su sonrisa.

Medio MundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora