Medio Mundo

19

POV Aaron

Llevábamos un mes y medio de novios con Alice. Y la verdad, todo había resultado mejor de lo que pensaba.
La convivencia ahora era mucho más cómoda, y nos divertíamos a cada rato.

Por otro lado, habíamos estado hablando sobre mudarnos a otra ciudad, lejos de todo lo que nos recuerdora al pasado.

En éste momento, estábamos trabajando en el bar.
A mi lado, Melisa estaba colocando los tragos en su bandeja.

Había hablado con ella, aclarando la situación sobre Alice. Le había recalcado que ella era mi pareja, y que por favor, no la molestara más.

Sorprendentemente, lo había tomado muy bien.
Aunque hoy, estaba rara. Había hablado por teléfono como por una hora, sin dejar de mirar hacia todos lados.
En fin, no era de mi incumbencia.

-Voy al baño- murmuró Alice poniéndose de pie. Me dió un corto beso y se fue.

Continué con mi labor, tarareando la canción que sonaba.

De pronto, mi celular vibró dentro del bolsillo del pantalón. Me parecía raro, ya que nunca recibía llamados, y menos a ésta hora.

Dejé la copa sobre la mesada y lo tomé. Era Jeremy.

-Hola amigo- hablé pegando el teléfono a mi oído para escucharlo mejor.

-¡Aaron! ¿Alice está contigo?-

-Si... Ahora está en el baño, pero estába aquí hace unos minutos- balbuceé confundido.

-Joder no. Scott está allí, ve a buscarla-

Mi corazón comenzó a acelerarse y los oídos me pitaron.

-¿Qué dices?- pregunté saliendo de la barra y dirigiéndome al baño.

-Lo estábamos rastreando, para detenerlo. Y lo encontramos allí, pero ahora perdimos su rastro. Avísame si la ves a Alice, por favor Aaron- respondió desesperado.

-Espera- contesté.

Entré al baño de mujeres, sin importar que dentro había personas, y la llamé por su nombre.

Una vez. Dos veces. Tres veces.
No respondió.

-¿Han visto a una muchacha de pelo corto y negro aquí?- pregunté a las jóvenes que me miraban como a un loco.

Negaron con sus cabezas confundidas.

Demonios. ¡Carajo! No podía ser.

Salí como un huracán y hablé al celular.

-Jeremy, no está. Scott se la llevó-

POV Alice

Volvió a golpear mi mejilla. Pero ya no lo sentía, me había acostumbrado al dolor.

No sabía donde estaba. Era un departamento, pero estaba vacío.

Frente a mí, un desequilibrado Scott estaba de pie mirándome.

Todavía no podía entender como había pasado todo tan rápido.

Estaba yendo al baño cuando de pronto, una mano tapó mi boca con un pañuelo, y al instante perdí la consciencia.
Y desperté aquí, atada en una silla y golpeada, con el cuerpo adolorido.

-Eres una sucia perra. ¿Tan rápido te consigues novio? Es porque eres una puta-

Caminaba por todos lados, mirándome con odio.

-¿Cómo... me encontraste?- balbuceé. Sentía mi boca y mi ojo derecho hinchados. Apenas podía hablar.

-Fue sencillo- sonrió orgulloso -Nada que una mujer despachada no pueda hacer- rió -Verás, una camarera, al parecer enamorada de tu noviecito, quiso vengarse de tí por habérselo robado. Así que ví mi oportunidad. La ayudé, quitándote del camino- se acercó a mí. -Ella me dijo donde estabas. El resto fue sencillo, te saqué del bar bajo la excusa de que te habías desmayado por beber tanto. Nadie me detuvo. Es que a nadie le importas-

Comencé a llorar.

Oh Aaron, cómo quisiera que estuvieras aquí.

-Déjame ir, Scott-

Se echó a reír como un psicópata.

-Ya no te dejaré ir nunca más Alice. Nunca. ¿Entiendes? De aquí, no saldrás viva.-

Todo mi cuerpo empezó a temblar tras escuchar sus palabras, y a la seguridad que había, en que las iba a cumplir.

Comencé a sollozar desesperada, sabiendo que hasta aquí, había llegado. Lo había intentado, pero ya no tenía más esperanzas.