Capitulo 3

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Salieron de la oficina bajo la mirada vigilante de Kitty; se le notaba celosa, pero a Santana no le importó, a diferencia de Brittany, que salió con una sonrisa victoriosa. Llegaron al estacionamiento y se subieron a la camioneta. Estuvieron en silencio un rato hasta que Santana rompió el hielo.

—¿Qué fue eso? —preguntó Santana con una risa burlona.

—¿Qué fue qué? —respondió la rubia, y Santana la miró con intensidad— Nada, nunca me cayó bien.

—Me di cuenta.

—¿Es que no la ves? —Brittany preguntó molesta— Te desnuda con la mirada.

—Brittany, todas las mujeres me desnudan con la mirada —rió Santana— ¿Estás celosa, no?

Mientras frenaba en el semáforo, la miró fijamente.

—¿Qué? No, claro que no —respondió nerviosa Brittany. Santana rió.

—Sé muy bien que después de tantos años tenés pareja. Solo espero que no sea ella.

—¿Britt, no ves las noticias? Soy una de las solteras más codiciadas del millón, si tuviera pareja, estaría en todas las revistas —respondió con una sonrisa mientras arrancaba el auto.

—Es increíble que puedan pasar miles de años, pero tu ego sigue igual —rió Brittany.

—Al igual que tus celos —respondió Santana con tono victorioso— ¿Y vos, Brittany?

—¿Yo qué?

—¿Tenés pareja? —preguntó Santana, ya sabiendo la respuesta gracias a algo que Puck una vez le contó que se le escapó a Quinn.

—Yo... —dijo nerviosa.

—Brittany, sé que tenés —sonrió triste Santana— Puckerman me lo dijo, se le escapó a Quinn una vez, pero igualmente no me dijo con quién. Así que, ¿quién es tu pareja, Pierce?

—Mira, ya llegamos —dijo la rubia mientras Santana estacionaba y bajaba rápidamente del auto.

Entraron al teatro y caminaron hacia donde estaba Puck. Santana le dijo a Brittany que prefería hablar primero con vos sola y después explicarían a qué venían, a lo que la rubia solo asintió. El moreno, al ver a Santana, la llamó y así ella conoció al dueño del teatro, quien estuvo veinte minutos elogiando a la protagonista del espectáculo, mientras Santana reía irónicamente y expresaba su deseo de conocerla. El hombre solo asintió y se fue a buscarla.

—¡Berry, Fabray! Les presento a la dueña de López-Co, la compañía que está remodelando el teatro —dijo el hombre acercándose a ellas— Señorita Santana, ellas son Rachel Berry, nuestra estrella, y Quinn Fabray, su magnífica agente.

—Berry —sonrió falsamente la latina— Fabray —repitió el gesto, sorprendiendo a las chicas mientras Puck reía al fondo.

—Santana —dijeron ambas al unísono.

—¿Se conocen? —preguntó el hombre, y Santana asintió.

—Disculpe, señor, ¿le molestaría dejarme a solas con estas dos estrellas? —preguntó fingiendo simpatía, a lo que él asintió y se retiró.

—Santana, no... —intentó advertir Puck.

—Vos callate, Puckerman —dijo mirándolo— Pero miren a quién tenemos aquí, al hobbit y a Fabgay, ¿cuánto tiempo? ¿Seis años son una eternidad, no? —preguntó con tono gélido— Troll, no te veo hace bastante tiempo; no cambiaste en nada, seguro estás aún más insoportable. Gracias a Dios que no te vi más. En cambio, a vos, Quinn, te veo bastante seguido por mi ahijada —sonrió irónicamente— Hablando de ahijadas... o de hijas, ¿no?

REGRESO- brittana [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora