Capitulo 7

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Pasó una semana desde la reunión del glee club, al dia siguiente Santana había llevado a las chicas a pasear, y después fueron con Brittany al médico con Valerie, quién estaba en perfectas condiciones y le dijeron que vuelva en seis meses por rutina. La relación entre la latina y la rubia era puramente de amistad; en el ámbito romántico, solo se intercambiaban miradas llenas de amor. 

Llegó el sábado de nuevo. Brittany se quedó en casa con Valerie, mientras Santana tuvo que ir temprano a López-Co para una reunión urgente. Después de terminar, se quedó un rato más en su oficina para reflexionar.

—Adelante —respondió cuando tocaron la puerta.

—Hola, preciosa —entró Puckerman— ¿Cómo estás?

—Bien —se recostó en su silla— ¿Y vos?

—Bien, enojado por tener que venir un sábado —rió y se sentó—. Vine a comentarte que el proyecto del teatro de Funny Girl está a punto de completarse, solo faltan unos detalles.

—Lo sé, en tiempo récord —apoyó sus codos en el escritorio—. Casi mato al dueño cuando me dijo que quería adelantar el estreno y necesitaba todo antes.

—Lo sé, yo te frené para que no lo hagas —ambos rieron—. Tenés que ir esta tarde para dar el visto bueno.

—¿No podés ir vos? —negó—. No quiero ver a Rachel, alias Hobbit.

—No, San, tenés que ir vos —contestó riendo—. Además, la semana pasada la viste tres veces... o más incluso.

—Por eso ¡ya cumplí la cuota anual! —respondió riendo—. Está bien. En un rato voy.

—¿Estás segura de que está todo bien? —preguntó preocupado.

—Sí.

—¿Y Brittany? —preguntó Puckerman, y la latina suspiró—. Ya veo... ¿qué pasó ahora?

—Ayer me enteré de la fecha de su casamiento... —negó con la cabeza—. Se casa en dos malditas semanas.

—Te apuesto lo que quieras a que no se casa.

—No lo sé, creo que lo quiere a Trucha... pero nunca rechazo una apuesta —rió—. Es la primera vez que quiero perderla.

—¿Ya le contaron a Valerie que sos su madre? —Santana negó.

—Por ahora no, aunque quiero que lo sepa... —negó con la cabeza, y cambió de tema—. Hablando de trabajo, tengo que terminar un contrato, y después voy al teatro. ¿Está bien, jefe? —bromeó la latina, y tocaron la puerta—. ¿Sí?

—Señorita López —habló Kitty—, le traigo unos documentos.

—Gracias. ¿Algo más? —preguntó divertida, ya que se dio cuenta de que la rubia la estaba escaneando.

—Lindas vistas... ¿no? —bromeó su amigo, y Santana lo miró intentando contener la risa—. Digo... la de la ciudad —dijo riendo.

—¿Algo más, Wilde? —la rubia asintió.

—Está Valerie y su madre... —Santana la interrumpió—, su madre tiene nombre, y es Brittany. Que pasen... y por favor, la próxima vez que vengan, tienen permiso de entrar sin anunciarse.

—¡Sanny! —gritó Valerie para ir a abrazar a Santana.

—Renacuajo —dijo abrazándola—. ¿Qué hacen acá? ¿Ya me extrañaban? —su hija asintió.

—Estuvo toda la mañana preguntándome cuándo volvías —Britt rió—. ¿Se puede quedar un rato acá, San?

—¿Pasó algo? —preguntó la latina.

REGRESO- brittana [en edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora