Fugitiva.

30 4 0
                                    

Ambos se prepararon para dormir, lo único que la reina había pedido, era que él estuviera fuera mientras ella se preparaba, así que él se cambiaría en otro lugar.

Ella fue primero, siguió su rutina como siempre, se dió un baño, se secó el cabello, se hizo una trenza, se puso la bata, y se sentó en la cama, esperando a que Preminger entrara.

Se abrió la puerta, y Preminger entró con una elegante bata de dormir que tenía detalles morados, unas pantuflas, y lo que más le sorprendió: una trenza plateada con un poco de fleco al frente.
-Disculpa el comentario Preminger, pero se me hace una exageración que incluso en la cama tengas que usar peluca.- dijo completamente seria, e incrédula ante la ridiculez del hombre frente a ella.
-¡¿Peluca?! ¡¿Cuál peluca?!- chilló Preminger completamente enojado, se acercó rápidamente a la cama, y de un salto puso su cara a centímetros de la reina, tomándole la mano, y acercándola a su cabello.
-Compruebe por usted misma que este cabello es mío, y no me vuelva a ofender con ese tipo de comentarios.- la reina tiró del cabelli fuertemente, estaba asustada, y efectivamente, era el cabello de Preminger
-¡Tenga cuidado, su majestad¡ Este es uno de mis más grandes tesoros.- dijo mientras se separaba, la reina no agregó nada más, Preminger suspiró y se acostó completamente recto, colocando sus manos en su estómago, y a los pocos minutos comenzó a dormir.

Genevieve esperó hasta comprobar que él estaba dormido, y se preparó para pasar la noche más larga de su vida.

XXXX

La mañana llegó, la reina se levantó muy temprano como de costumbre, miró a su izquierda, y pudo notar que Preminger seguía durmiendo con el rostro girado hacia ella, estando tan tranquilo no parecía el ser tan egoísta y malvado con el que estaba casada.

Se levantó, y Preminger lo notó.
-Buenos días, mi reina.- dijo aún acostado en la cama.
-¿Durmió bien?- y se incorporó.
La reina no respondió, en cambio hizo sonar la campana con la que llamaba a sus sirvientes para que la ayudaran a cambiarse.
-Sál de aquí Preminger.-
-Muy bien, su alteza, iré a cambiarme a otro sitio.- respondió, casi rechinando los dientes.

Pero antes de que él pudiera salir, un guardia tocó la puerta, pidiendo permiso para entrar.
-Pase.- respondió la reina.
-Su alteza, la impostora escapó.- y con los ojos llenos de ira, Preminger gritó...

XXXX

"¡¿Y cómo demonios dejaron que eso pasara?! ¡INÚTILES!"

[Regresamos al momento antes de la boda, desde el calabozo]

La mente de Erika estaba trabajando con una velocidad asombrosa, ella sabía que no había hecho mal, pero no tenía como demostrar su inocencia.

La boda iba a ser la distracción perfecta para poder huir, así ganaría tiempo, encontraría la manera de poder esclarecer el asunto, y demostrar que Preminger estaba detrás de todo.

Su plan era simple, el guardia había estado toda la noche en vela cuidando de ella, y se suponía que su relevo llegaría un poco después de las dos de la tarde, la hora de la ceremonia, pues se necesitaba de gente que cuidara y estuviera pendiente de la seguridad del evento, así que comenzó a cantar una canción de cuna, mientras tomaba las pajitas más fuertes del suelo, y las entrelazaba entre sí para hacer un palito lo suficientemente grande y fuerte para poder alcanzar las llaves.

El guardia poco a poco cayó víctima del sueño, y Erika pudo tomar las llaves para abrir su celda, lamentablemente la puerta hizo mucho ruido y el guardia se despertó, comenzando una corta persecución, y en cuanto menos se lo esperaba, otro guardia apareció y la tomó fuertemente de los brazos.
-¿Qué se supone que haces?- preguntó el guardia de la celda.
-La reina me dijo que tenía que sacarla de aquí.-
-¿La reina?-
-¿Acaso dudas de las decisiones de la reina?-
-No, por supuesto que no, adelante, llévatela.- respondió el guardia, asustado.
-La reina está tomando decisiones muy extrañas, últimamente.- dijo en voz más baja mientras se alejaba.
En cuanto salieron del calabozo, Erika le soltó un pisotón al guardia que la soltó un segundo, pero volvió a tomarla del brazo, y se quitó el casco.
-¿Rey Dominick?-
-Supongo que me lo merecía.- dijo sonriendo al verla.
-¿Qué hace usted aquí?- respondió completamente extrañada.
-Simplemente no puedo creer lo que dijo Preminger sobre tí.- dijo de manera tierna, a lo que ella respondió con una sonrisa, dándole una palmada en el hombro.
-¿Te gusta usar disfraces, cierto?- ambos sonrieron, y de inmediato corrieron hacia dónde se estaba oficiando la boda.

-Yo acepto.-
-Puede besar a la novia.- y al escuchar esto, Erika estaba a punto de soltar un grito mientras corría hacia allá, pero Dominick la sujetó fuertemente del brazo, y le tapó la boca.
Erika le mordió la mano y de inmediato le dijo completamente furiosa.
-¡¿Qué le sucede?! ¡¿No ve que nada de lo que acaba de pasar está bien?!- Dominick respondió.
-Por supuesto que acabo de verlo, y por supuesto que sé que Preminger no es una buena persona, pero dime ¿Tienes pruebas? ¿Puedes comprobar que eres inocente y él no?- Erika sintió gruesas lágrimas en sus ojos.
-No...- no había nada que ella pudiera hacer, Preminger había ganado.
-Erika, te propongo algo, puede que ahora mismo suene como una locura, pero te juro que es lo único que puedo hacer para salvarte.- Erika asintió mientras las lágrimas bañaban su rostro.
-Ven a mi reino, escapa conmigo.-
-¡¿Qué?! ¡¿Cómo puedes proponerme algo así?! Por dios, aún no sé qué sucedió con Anelisse, ni siquiera sé si ella de verdad está muerta...-
-En tu posición no puedes hacer nada mejor, podríamos buscar a la princesa juntos, en mi reino tenemos todos los recursos para hacerlo, sólo tienes que venir conmigo.- y Dominick le extendió la mano.

Erika dudó un segundo, pero al girar la cabeza, ver a los guardias y a los recién casados caminar por el altar, la tomó, y corrieron más rápido de lo que ella había corrido alguna vez, el coche del rey estaba oculto en el bosque, ambos subieron de un salto, y este comenzó a andar.

La vida de Erika acababa de dar un cambio muy drástico, y no sabía si realmente estaba haciendo lo correcto.

Un Reinado Púrpura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora