Letra #3

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CAPÍTULO 3

Pax

Una  hora antes del incidente…

   Maldito vuelo. Ha llegado retrasado 3 horas. 

   Podría haber sido más sencillo solo si mi padre me prestaba el jet, pero nuestras peleas continuas lo han llevado al límite y está intentando lograr de todas las formas posibles que yo no  consiga salir victorioso  de nuestra guerra personal. No lo logrará, soy demasiado competente como para no lograr mis objetivos. 

   Nadie me espera en la salida del aeropuerto de Londres, nadie ha de saberlo, era una sorpresa. Pero ahora siento un gran remordimiento a causa de no intentar si quiera haberle dicho algunas indirectas a mi madre. Claro que yo pensaba llegar más temprano y darle la noticia, pero en esto momentos debe estar dormida.

   Salgo del lugar y llamo a un taxi y espero a que llegue colocando mi mochila en mi espalda.

  Diablos. Se ha demorado ya al menos 20 minutos y todo el peso de mi equipaje en mi espalda está haciendo  efecto.

Justo cuando creo que me voy a rendir para seguir mi camino a pie aparece el vehículo negro en la acera de enfrente. ¡Hasta que decide aparecer!

   Casi cantando aleluya me adentro en él. El señor que lo conduce se disculpa, ha tenido problemas con la gasolina.

  Decidido a perdonar cualquier incidente con tal de llegar lo más rápido posible a mi casa le digo que no se preocupe y le doy la dirección, aclarando que debo llegar cuanto antes.

  En el recorrido observo los parques, los jardines naturales e incluso el gran Big Ben. Todo es un poco parecido a como lo recuerdo, solo hace diez años que no estoy aquí, las cosas han de haber cambiado.

  Luego de unos 15 minutos de viaje estamos a algunas cuadras de mi casa, al parecer estaban reconstruyendo un edificio y han colocado la arena en el medio de la calle. 

¡Lo que me faltaba!

 Doy su pago al señor y me dispongo a caminar los metros que faltan.

  Mientras dedico algo de tiempo a pasar por las calles del lugar  escucho algunas sirenas de ambulancias, alguien está en peligro.

  No tengo complejo de héroe ni nada por el estilo, pero algo en mi me dice que vaya a ayudar lo antes posible, así que corriendo llego al lugar del incidente.

  Policías y algunas personas rodean una casa pintada de azul que no resalta para nada entre las otras. También hay una muchacha arrodillada en el suelo, llevaba un pantalón ancho rasgado y algunos raspones con sangre, imagino que por las rozaduras en el suelo. Su blusa blanca con manchas de lo que al parecer es agua me indica que ha estado llorando.

  Sin perder tiempo me acerco a ella y le doy la mano.

   Ella la sujeta con fuerza y se levanta, sus manos son suaves y  por algunos pellizcos noto que tiene las uñas largas. 

    Al darse cuenta de que ya no queda nadie a nuestro alrededor me abraza, quizás más fuerte aún que cuando sostuvo mi mano.

  Un abrazo sincero, de esos que uno necesita a veces para sentirse fuerte, para recuperar la valentía.

    Ha durado unos minutos, a lo mejor los necesarios, tal vez no los suficientes, solo sé que en este momento no debo preguntar nada, aquí ha ocurrido algo grave.

 Al soltarse veo que está casi al desmayarse.

–¡Hey! Tranquila, ¿esta es tu casa? ¿Quieres entrar?– la chica asiente y me dedico a llevarla casi cargada hasta la sala de su hogar. 

Su casa es acogedora, algo más sencilla a lo que estoy acostumbrado. La coloco en uno de los muebles azules que hay en la casa. 

Esta débil, su respiración agitada me indica que necesitan agua en cuanto antes. 

–¿Quieres agua? ¿Puedo buscarla en la cocina?– de nuevo asiente y me doy cuenta que esta sudando. Su pelo rojizo se le pega en la frente.

   Camino hacia la cocina, no hay nada fuera de normal por lo que agarro un vaso de uno de los pequeños armarios y lo lleno de agua del refrigerador. 

–Ten, oye creo que deberías curarte esas heridas– le doy el vaso y sus ojos empiezan a llenarse de lagrimas.

–¿Se pueden curar las heridas del corazón?

–¿Cómo?– creo que no escuche bien la pregunta, ¿heridas del corazón? ¿De qué habla?

–Sí, ya sabes, esas que son tan profundas pero que no se ven a simple vista. Las que la gente dice que con el tiempo se curan.

–Bueno… supongo que la cura es tan difícil de ver como la herida, casi siempre es el amor y el apoyo que otros te brindan lo que te hace ser feliz de nuevo– le dije. Mis palabras eran un poco dudosas, no llevaba yo muy bien el tema de las heridas.

–¿Alguna vez pensaste en la muerte de alguien querido?  Yo no, creo que me tomaría días llorando para que ese pensamiento saliera de mi mente– soltó un largo suspiro y continuó, aún con lagrimas cayendo por su rostro y con la voz entrecortada–  hoy ha muerto mi madre y además de una hermana que vive en Estados Unidos no tengo a nadie.

   Me encuentro ahora mismo en estado de shock. Su madre ha muerto y aunque es una completa desconocida siento que tengo que ayudarla, alguien nunca podrá pasar por algo así solo, es imposible.

–Lo siento, no pensé que…

–Claro que no, seguro que ninguna persona de las que estaban en la calle excepto los médicos y policías notaron lo que había pasado. Yo… yo solo quiero llorar… llorar y no levantarme de mi cama nunca más- agacho la cabeza mientras decía lo último.

–Hey, yo se que duele, todos hemos perdido a personas importantes- la tome de los hombros e hice que sus ojos verdes miraran los míos.

   Los de ella eran tan profundos, demostraban que sus sentimientos siempre salían a flote, pero supuse que antes de todo lo que acabó de pasar, sus ojos siempre estaban llenos de vida, de la chispa que a uno siempre le hace falta.

–Ahora debes atravesar un largo camino, y no digo que será fácil, porque no lo será. Incluso tendrás que subir montañas empinadas y creerás caerte o que ya no puedes mas, pero estaré ahí ¿vale?– respire profundo, yo no era de hacer promesas pero en este instante era lo más necesario.– Sé que apenas nos conocemos, pero estaré ahí cuando necesites que alguien te agarre para no caerte.

–Gracias – solo eso fue suficiente para sentir que había hecho lo correcto.

–Ahora ve a cambiarte, te prepararé una sopa con lo que encuentre, y por favor… ya no llores– le di un abrazo y una sonrisa de medio lado.

CONTINUARÁ...

CONTINUARÁ

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