capítulo VIIII

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La mañana amaneció con un radiante sol, alumbrado a un rubio de tes blanquecina, que se retorcía entre osgarmos.

Su celo había llegado en altas horas de la madrugada, despertando a aquel chico entre jadeos y uno que otro gemido disimulado mientras que su cuerpo yacía en sudor, apresurado el de tez blanquecina tomó su suspensor esperando a que nadie pudiera detectar su aroma.

Media hora después de eso, el olor de las feromonas se había disipado, dejándole solamente con uno que otro espasmo recorriendo su cuerpo.

-Por lo menos no hay aroma- se dijo a si mismo para que acto seguido comenzar a alistarse para asistir a sus respectivas clases. Teniendo continuamente sonrojos encubiertos, preocupando a su squad en el transcurso del día. Más nadie dijo nada por miedo a que el chico de los sonrojos se enojara y gritara.

-...-

En el transcurso del día una mirada brillantes de orbes escarlata yacía clavada en el rubio.

-¿Qué le sucederá a Katsuki?... - esa pequeña pregunta retumbaba entre los pensamientos del de tez morena, haciéndolo que éste estuviese confundido todo el día. -¿Porqué Katsuki desprenderá un ligero olor?... es como... caramelo, espera ¿No es un beta?, ¿Habrá mentido?- Lentamente su conciencia colapsaba de preocupaciones con preguntas que no encontraba respuesta, haciendo que la desesperación entrará en su mente. Sus dudas tenían que ser resueltas.

-Hey Katsuki!- llamó el chico pelirrojo mientras que se acercaba al antes llamado.

-¿Qué quieres?- preguntó con hostilidad hacia el contrario mientras que su mirada se dirigía por el rabillo del ojo hacia un preocupado kirishima, causando que el de piel blanquecina se quedará viendo esos brillantes ojos, intentando sin logro alguno de no quedarse sumergido en ese color escarlata. -¡Dímelo mierda!- exclamó en un gruñido causando que el de piel morena y él mismo salieran del trance del que habían entrado al ver sus ojos.

-Eh? Ah!... si- dijo despistado kirishima mientras que desviaba su mirada de la del contrario -Es que... tú... bueno tú...- empezó a balbucear mientras que sentía las miradas de los demás presentes se empezaban a centrar en ellos, causando que se sintiese incómodo por dicha miradas. -Puedes... ¿Puedes acompañarme un momento?- se apresuró a decir para que acto seguido tomarse la libertad de sujetar la mano del contrario y huir de esa incómoda situación.

Entre los pasillos se podía observar como un chico de cabellos rojos corría velozmente mientras que arrastraba a un rubio levemente sonrojado y de ceño fruncido. Así siguieron entre los pasillos hasta llegar a un aula desocupada, por lo que el pelirrojo abrió la puerta y se adentró en ésta para acto seguido soltar al contrario suavemente de la muñeca y colocarse en la puerta evitando que éste escapara.

-Dime que quieres Mierda!- gritó exhaustivamente segundos después de zafarse del agarre.

Más éste liberamiento duro tan solo tres segundos pues el hombre de cabellos rojos terminó acorralando al rubio contra la pared. Asustando al contrario, quien solamente se quedó estupefacto, sin poder mover ni un solo músculo. Sintiendo como lentamente el pelirrojo se acercaba hacia su cuello, sintiendo su respiración cerca de su cuello; el pelirrojo suspiro pesadamente dando escalofríos en la piel al contrario.

Suspiro pesado una vez más, para acto seguido dejar lámidas en los hombros blanquecinos del "beta". Haciéndolo sentir extraño más no se dijeron palabra alguna, sólo un completo silencio que se posaba en el ambiente del salón.

-Katsuki- habló cerca de de su piel. Causando un estremecer dejando aturdido.

El ambiente se ponía cada vez más caliente, estando kirishima a punto de dejar marcas en la blanquecina piel del contrario, puesto que con los sonidos que hacía éste era obvio que no se podría calmar el ambiente denso que se había formado.

Sólo Un Beta [ EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora