capítulo V

365 38 11
                                    

Las horas pasaron dando lugar a una plena luz nocturna, acompañada de una fresca brisa. La noche se veía perfecta para una cita nocturna a la luz de las estrellas… siendo ese el caso de los padres de Katsuki. Poco a poco empezaban a acostarse las demás personas entre sus camas.

Algunas familias empezaban a soñar, y otra se preparaban para pasear a la luz de la noche. En algunas casas como la de los Midorilla se encontraban muchachos muy felices por ingresar en su Academia elegida otros decepcionados y en busca de alguna otra Academia a la cual ingresar.

- Maldita mierda, porque no pudo llegar más tarde ésta estúpida carta, mi celo llega dentro de poco y no podré hacer nada- Maldijo para sus adentros mientras se terminaba de cepillar los dientes, botando los restos de pasta dental, dejándole en el proceso un rastro en la mandíbula - a demás, no creo que me dejen entrar a la habitación del nerd…, lo cual tampoco sirve para ni una sola cochinada- terminada la tarea salió del el baño y con una toalla envuelta en su esbelta cintura, pero antes de salir por completo observó su cuerpo en el espejo -¡Y por mil Putísimas mierdas!
Por qué tengo más cintura… ahora me parezco más a un maldito omega- entró en pánico frente al espejo mientras su respiración se agitaba dejándole poco accesible el respirar adecuadamente - A ver, tranquilo, piensa… la cintura no se notará si andas flojo o con tu traje, tus hormonas no las a olido nadie por lo que no saben como es,tampoco tienes la necesidad de soltarlas y cuando las sueltas en calle sólo omegas pueden detectarlo así que estará bien- Sonrió en el espejo mientras salía del baño de su habitación -Aún que el par de brujas de mi madre y una de sus amigas contaron que del tipo de omega que los demás no detectaban sólo el destino podía hacerlo entre Alfas - aquel rubio cambió las toallas por ropa para dormir y se lanzó contra su cama - ja, menuda mierda…- fue lo único que salió antes de que este quedara profundamente dormido.

En el mundo de los sueños

Todo aparece oscuro hasta que una luz tenue se enciende dejando ver una persona sonriendo y moviendo la mano en modo de saludo, aún así, el de cabellos rubios no logra distinguir a la persona contraria. La persona que una vez estuvo bajo la luz tenua se acercó tanto que se puede ver con atención su bien marcado cuerpo, pudiendose ver los dientes de la persona del sueño, pero no siendo iguales a los que el de tez blanquecina portaba, estos tenían a una similitud a los de un tiburón, unos dientes que pocos tienen… haciendo éste aspecto aún más hermoso. Los cabellos del desconocido, al parecer eran rojizos o vinos pero no podía verlos por la oscuridad que yacía en el lugar. Pero Bakugo no lograba distinguir el rostro del contrario, haciéndose borroso por más que tratará.

- Me gusta este olor es… atrayente pero, ¿Qué es…?- Sólo escuchó esas palabras del contrario, para qué, segundos después tuviera que despertar por el sonido de la alarma que había puesto en la noche anterior.

-Tranquilo, eres Bakugo katsuki y eres un "beta", vas a estar muy bien- mencionó mientras se levantaba se su amallugada cama y empacar las cosas que se necesitarían para su estadía en la UA.- no importa lo que pasó ayer, total… sólo era un estúpido y absurdo sueño- pensó Katsuki saliendo de la casa con su maleta lista y con el mal genio de siempre, siendo una mañana hermosa para cambiar de habitación, ó simplemente regar las flores, pero eso no quitaría el humor de Bakugo.


Poco a poco las personas empezaban a aparecer frente a la UA, maestros, estudiantes y uno que otro reportero en busca de alguna noticia. Todos son importa el estado de ánimo en sus rostros se dirigían al mismo sitio.

-¡Kacchan, Kacchan!- se escucharon unos gritos algo agudos arruinando la poca paz que había conseguido el rubio.

Quitando uno de sus audífonos de su oído, encaró a la persona que le estaba llamando, que con una sonrisa tímida le saludaba sacudiendo sutilmente su mano izquierda, causando que el rubio lo viese con el entrecejo fruncido. Una vez cerca el pecoso del rubio le entabló una pequeña conversación, aunque el contrario simplemente le contestará con monosílabos.

Sólo Un Beta [ EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora