Comencemos desde cero

Capítulo 21: Confesiones

- ¿Qué hiciste con mi hermano? -. Le sorprendió la presencia de Emily al salir de la casa de Camil.

- ¿No se suponía que ya te irías a casa? -. Cuestionó evadiendo la pregunta.

- No si mi hermano se queda aquí -. Se cruzó de brazos.

- ¿Porqué eres tan sobre protectora? Él sólo quiere estar a solas con Camil. Le gusta esa chica -. Aclaró comenzando a caminar de regreso a casa.

- Soy sobre protectora porque el chico que está con Camil es mi hermano, y soy el único ser femenino que tiene en su vida. No sabe nada de chicas -. Explicó siguiéndolo por detrás.

- Aguarda. Repite eso que dijiste -. Se detiene al escucharla decir aquello.

- No sabe nada de chicas -. Repitió.

- No, eso no, lo de ser el único ser femenino que tiene, ¿es cierto? -. Aclaró.

- Si -.

- ¿Y tu madre? -.

- No quiero hablar de eso -. Se recriminó para después seguir caminando.

- Tienes qué. Solo así lograrás sentirte libre contigo misma -. Ahora era él quien le seguía por detrás suyo.

- No ganaría nada -. Afirmó sin mirarlo.

- Liberarte -.

- ¿Y qué? He vivido con el mismo sentimiento desde hace años, ¿que más da seguir con él? -. Preguntó suponiendo que él no le daría una respuesta convincente.

- Lo digo porqué te entiendo y sé de lo que éstas hablando, Emily -. Le dedicó una mirada inexplicable al escucharlo decir aquello.

- Tu no sabés nada de mi. Para ti y para los demás solo soy la chica perfecta, que no tiene errores ni problemas cuando en el fondo me pudro por dentro -. Quería llorar pero la presencia del chico se lo impedía.

- ¡Mi padre nos abandonó hace unos meses! Tres mujeres quedaron a mi cargo. Trabajo a escondidas como mesero en un restaurante para ayudar a mamá. ¡Dejo un maldito sobre de dinero anónimo en la mesa, cuando ella se levanta y lo recoge!. ¡Te entiendo mucho más de lo que crees! -. Se veía frustrado, y de verdad lo estaba.

Ella soló logró articular ante el asombro de la nueva reacción que había adquirido el chico:

- En serio... Me entiendes... Perdón. No pensé que te doliera tanto -. Su rostro palideció, y su boca temblaba al susurrar aquello.

- No pasa nada, nadie sabe sobre eso más que tu -. Confesó y se arrepintió de hacerlo.

- ¿Y debería sentirme alagada? -.

- Deberías sentirte orgullosa. Sacaste mi lado débil -. Le dijo mirando el piso, callado ante la reciente afirmación que había dicho.

- Hace un par de años mamá murió. Yo no sabía cocinar y mi papá era un asco haciéndolo. Miré tutoriales en las computadoras de la escuela anterior. Leí cada recetario que había en las bibliotecas de ahí el motivo por el que me encontraste ayer. Llevo años haciéndoles de comer a mi padre y hermano. Haciendo el esfuerzo de lavar su ropa cuando no sabía como. De ordenar sus habitaciones y dejar todo intacto para poder dormir a las 2:00 a.m. Te entiendo más de lo que crees -. Habló con ternura sin mirarlo a los ojos, le dolía confesarlo y más porque se trataba de un chico con el que apenas había comenzado a hablar el día de ayer. Era un desconocido pero recordó el dicho de: A veces es mejor hablar con un desconocido, puesto que no podrá juzgarte ya que no te conoce.

- Te diré algo que una vez leí: De lo que sea que están hechas las almas la suya y la mía son lo mismo -. Buscó en su mirada algo de comprensión ante las palabras dichas, pero no la encontró.

- ¿Eso que quiere decir? -.

- Estamos predestinados. Lo único que nos separa de besarnos en este instante es tu novio -. Cambió el tema repentinamente tal como Vecky solía hacerlo.

- Y que el deseo sea mutuo -. Arqueó la ceja, por unos minutos parecían haberse olvidado de sus confesiones y diferencias, seguían tratándose como siempre, como si nada hubiera pasado.

- Un tercer rechazo y todo en menos de una semana. Vaya vida -. Fingió decaída emocional tratando de darle pena a la rubia frente a él.

- Al menos eres un amigo que no me pide apuntes -. Le recordó intentando animarlo.

- Tu eres mi amiga pero yo no lo soy contigo. No sintiendo lo que siento -. Susurró apenado, ante todo seguía la apuesta con su hermana y Jack no olvidaría el porqué se acercó a Emily en primer lugar.

- ¿Ahora eres romántico? -. Sonrió de manera sarcástica pero el castaño ignoró su pregunta.

- ¿Qué tengo que hacer para que me des una oportunidad? -.

- Conocerte -. No tardó en responder, girando el rostro para evitar mirar la cara de cachorrito que el chico ponía.

- Hazlo. Estoy dispuesto a lo que sea con tal de estar contigo -. Las palabras le salieron de su boca sin estar previamente consultadas.

- Quiero la verdad -. Articuló con autoridad, él no se esperaba tan objeción.

- ¿Qué verdad? -. Se hizo el discreto, ella no podía saber el secreto oculto detrás de todo esto.

- Del porqué te acercaste a mi, esa verdad -.

- ¿Qué no es obvio? Me gustas -. El castaño perdió color, se veía nervioso e inclusive llegó a pensar que Emily lo sabía, que los había descubierto pero de ser así no le hubiera confesado el asunto de su madre.

- Aún se me hace difícil creerte -. Habló sincera haciendo una mueca de disgusto para hacer más real su sentir al explicar aquello.

- Pues hazlo. No hay otra explicación -. Suspiró aliviado intentando zafarse de aquella situación que le parecía increíble.

- Sea lo que sea tiene que ver con tu hermana y yo descubriré tus planes, Williams -. Amenazó antes de que comenzará a caminar por la carretera para llegar a su casa.

- Lo que digas, Princesita Rubia -. Él se quedó en su lugar.

- No me digas así -. Pidió molesta sin mirarlo.

- De acuerdo, Edison -. Y él se fue a su casa también.

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¡Hola!

Sé que me tardé un poco más de lo acordado en publicar estos capítulos, ¿explicación? Mi mejor amiga tuvo una niña, se llama Melani (nombre que yo elegí) Nayeli (nombre que ella eligió en honor a mi) y estoy muy ocupada con eso.

Además de que inscribiré una obra que no está publicada aquí a un concurso de España, una novela en la que estoy trabajando mucho.

En fin, veinteavo primer capítulo. Espero os guste.