☯ La verdad sale a la luz ☯

441 62 112
                                    

—Es increíble que tenga que vigilar los nueve cielos sin ningún tipo de descanso...—se lamentó en un susurro —Aunque, al ser una de los Arcángeles superiores, puedo desaparecerme un rato y nadie preguntaría. Esa es una muy buena ventaja. —sonrió y levantó su cabeza, demostrando orgullo.

Observó con atención a todos los residentes del primer cielo, — que llevaba por nombre Luna — y al ver que todo estaba en completo orden, se apartó lo más que pudo para sentarse finalmente en una banca de cristal, y empezó a acariciar las puntas de sus alas con un puchero.

—No me valoran lo suficiente. Soy tan pura que ni me merecen.—parloteó.

—¡Chloe!—escuchó a lo lejos una conocida voz.

La buscó con la mirada y la encontró en la entrada del primer cielo, sonrió feliz y sin que nadie la vea, se acercó hasta ella para llevarla a un lugar más apartado.

—Preciosa Tikki, qué honor. —hizo una reverencia —¿A qué debo tu visita?—fingió ser formal ante ella.

Las hadas de sangre pura son seres cercanos a los ángeles, pues así como ellos, cuidan de algunos humanos en la Tierra. Por lo que su presencia es bien acogida en el Cielo, aunque claro, todo tiene un límite, las hadas solo pueden entrar hasta el segundo cielo, el cual está poblado de arcángeles.

Chloe, por ser la Arcángel superior, tiene más obligaciones, y una de esas es vigilar que todo vaya en orden en los nueve cielos, no importa que en el primero se encuentren los ángeles inferiores.

Ella y Tikki se conocieron gracias a que Sabine y su madre — la Arcángel Audrey — eran grandes amigas a pesar de ser especies distintas. Lamentablemente, le cerraron las puertas de todos los cielos a Sabine y a su hija al haberse unido y entregado a un humano.

—¡No vas a creer lo que me enteré! — exclamó con una gran sonrisa, Chloe levantó una ceja.

—Uh... ¿Chisme? Muy mal, pequeña hada —negó con la cabeza —Pero ya que estás aquí... Supongo que no te haré pasar por nada, de todos modos quiero descansar.

—No lo veas como chisme, es más como algo de lo que tienes que estar al tanto. —explicó —Se trata de Gabriel y su...–

—¡¿Qué?! ¿Gabriel el demonio?

—¡Sí! Dejame contarte bien —suspiró, dudando de un momento a otro si era buena idea lo que iba a hacer — Supongo que es algo de lo que ustedes tienen que estar enterados.

—Oh, querida, claro que tenemos. Y sabes que de todos modos nos íbamos a enterar —aseguró —Es que me parece increíble que vaya a escuchar de él después de quince años. Pensé que con la barrera de la Guardiana, no volvería a escuchar de los demonios nunca más.

Los arcángeles estaban al tanto de todo, absolutamente de todo lo que pasaba en la Tierra, y en donde sea. Sin embargo, al ser Marinette portadora de sangre humana aparte del de hada, se le prohibió el paso a todos los cielos. Los únicos que habían conversado y convivido a lo mucho por diez minutos con ella, habían sido Chloe, por ser la Arcángel superior; y Marc por ser el Arcángel mensajero.

Ellos dos, a espaldas de los demás, habían guiado a la pequeña Marinette desde hacía años sin siquiera ella misma saberlo. Bueno, en realidad el único que sabía era Marc, ya que Chloe tenía la misma edad que Marinette, y para la pequeña Ángel, solo estaban en una misión encubierto.

Dejaron de cuidarla cuando vieron que podía manejarlo ella sola, pero eso no evitaba que ya se hubiesen encariñado con ella con tan solo verla desde lejos. Aún así, seguían en contacto porque era también responsabilidad suya el encargarse que la Guardiana esté realizando bien su trabajo y sin ningún error.

«La guardiana del Equilibrio» || Adrinette / AU MLB ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora