Cuando llegué al Área, me sentía completamente desorientado. No recordaba nada, no sabía nada.. ni siquiera mi nombre.
Las personas que me recibieron dijeron que era algo normal que no lograra recordar nada, que más tarde podría recordar mi nombre...
Desperté. Observaba a mi alrededor, no podía ver nada más que luces intermitentes.
Podía sentir un peso sobre mi cuerpo, instintivamente volteé hacia los lados y hacia arriba, entonces me dí cuenta que estaba en una especie de caja enrrejada, la cual subía a gran velocidad.
Tenía miedo, mucho miedo. No sabía dónde estaba o cómo había aparecido en ese sitio, tampoco sabía a dónde me dirigía.
Instintivamente, me arrastré hacia una de las esquinas de la caja, junté mis rodillas al pecho, escondiendo mi rostro a la vez cerraba mis ojos y tapaba fuertemente mis oídos, esperando por el final del viaje.
No sabía cuánto tiempo llevaba en esa posición, pero no la desharía para nada, hasta que me sienta completamente seguro.
El ruido de la caja subiendo, las rejillas retumbaban con el movimiento, me provocaba escalofríos.
Decidí mirar muy ligeramente a mi alrededor, podía notar algunas cajas de madera, algunos barriles y lonas en el sitio, también habían cajas de rejas que parecían contener algo, me alegraba estar en contra esquina de esas cajas, no sabía lo que podrían contener.
Sabía que la caja estaba subiendo y por lo tanto sabía que había un destino al cual llegar, pero me daba miedo llegar a ese destino, sea cual sea.
El tiempo se me hacía eterno, al punto que llegué a pensar que jamás llegaría a un destino y sólo sería subir infinitamente.
Pero no fue así, la caja se detuvo con un fuerte ruido y una luz roja, me hice más pequeño en mi lugar, cerré mis ojos con fuerza y tapé mis oídos.
Podía sentir mis manos entumecidas y frías por el miedo que sentía. Comencé a repetirme en mi mente que debía calmarme, necesitaba estar tranquilo para enfrentar cualquier tipo de peligro.
Pude sentir la caja sacudirse ligeramente, así que abrí los ojos solo para ver y sentir una luz sobre mi, era cálida. Destapé ligeramente mis oídos y me animé a voltear arriba, con temor de lo que pudiera encontrar.
Gracias a la fuerte luz, lo único que podía percibir eran sombras.. también podía escuchar murmullos y voces.. bajé la vista y nuevamente, no volví a moverme de mi lugar.. entonces sentí que algo o alguien bajó
– oye novato, cuánto tiempo más vas a estar ahí? – su voz, a pesar de sus palabras, era tranquila, como si tratara de ayudarme a calmarme. Volteé a verlo, era un chico, la luz lo hizo ver rubio, hincado frente a mí..
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– ... – mire sus ojos, pero no pude percibir ninguna amenaza – llevo así desde hace rato.. no siento las piernas – murmuré avergonzado.
No, mis piernas no se durmieron, era el miedo lo que me impedía moverme.
Él suspiró y me jaló del brazo levantándome, luego se giró y me hizo el ademán de montarme en su espalda, lo cual hice dado que mis piernas todavía temblaban.