capítulo 1

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El guardaespaldas

Mi nombre es Park Jimin, trabajo a tiempo completo como guardaespaldas.
Trabajo para una agencia cuyo dueño es mi amigo personal, RM.

Soy experto en armas y tiro al blanco además de defensa personal.

Mi trabajo consiste en proteger a gente adinerada.

Mi vida está en constante romance con el peligro.

Hoy como siempre dirigí mis pasos a la oficina de RM, bebiendo un café humeante, mi droga matutina.

—¿Qué tal jefe? —le guiñé un ojo y sonreí.

RM dejó de leer el diario matutino para mirarme sonriendo.

—¡Jimin! Justo la persona que necesitaba, que bueno que llegaste. Te tengo un cliente...

Lo quedé mirando, me parecía que había gato encerrado.

—¿Quién sería? —pregunté curioso.

—¡Aggh!... Su nombre es Jeon Jungkook. Es un joven multimillonario, CEO de una industria de automóviles de lujo, ¿no has oído hablar de él?

—No ¿Porqué siento que me ocultas algo?

Se llevó la mano al cuello para aflojar la corbata.

—Bueno, te diré la verdad. Ya van seis guardaespaldas asignados a éste chico, pero no alcanzan a durar dos días y los despide.

—¿Qué te hace pensar que yo correré con más suerte ?

—Eres mi mejor hombre, eres paciente y no te dejarás intimidar por un chico de veinte.

Lo quedé mirando asombrado, ¿veinte años y dueño de un imperio?.

—¡Por favor! Si no funciona tendré que asumir la derrota y pasar el chico a otra agencia. Mi reputación y la de la agencia quedará por los suelos.

Le debía mucho a RM, así que asentí.

—Tomaré el caso. Haré mi mejor esfuerzo, te lo prometo.

RM salto del asiento y me abrazó efusivamente.

—¡Gracias! Sabía que podía contar contigo.

RM me entregó el expediente para que lo revisara y me interiorice del caso. Salí de su oficina para dirigirme a la mía y leerlo.

Expediente clasificado.

Nombre: Jeon Jungkook

Edad: 20 años

Estado civil: Comprometido desde la infancia con Rose Jeon.

Caso: protección las veinticuatro horas. Cuatro atentados contra su vida. Agresor desconocido.
Huérfano, padres muertos en extraño accidente automovilístico.

Cuando terminé de leerlo, sentí un pequeño sentimiento de compasión por el chico.

Bueno, aprovecharía el día para practicar tiro al blanco, eso en realidad me relajaba.

Al día siguiente tendría la entrevista con el tal Jeon Jungkook, y que fuera lo que Dios quisiera.

Al día siguiente tendría la entrevista con el tal Jeon Jungkook, y que fuera lo que Dios quisiera

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