Me dirigí inmediatamente a la habitación de Jungkook.
A oscuras y silenciosamente me acerqué a su cama donde dormía. Lo toqué para despertarlo y puse mi mano en su boca para evitar que gritara.
Jeon asustado me la mordió.
Gemí débilmente.
—¡Mierda!¡Soy yo! Alguien entró al departamento. Quédate aquí, iré a investigar quién es el intruso.
Me dirigí a la sala de entrada.
Una silueta borrosa se movía despacio. Me coloqué a su espalda y le apunté con el arma en la cabeza.
—Si te mueves, eres hombre muerto.
En eso las luces se encendieron.
Jungkook me había seguido.
Se quedó mirando al intruso que temblaba aterrorizado.—¡Tae!
¿Qué diablos? ¿Acaso se conocían?
—¿Kookie?
Una sonora carcajada, proveniente de Jungkook, inundó la sala.
—Sueltalo Park, el es Tae, mi amigo.
—Corrección, tu único y mejor amigo.
Los miré sorprendido, bajando el arma.Éste se acercó al sofá cayendo dramáticamente.
—¡Mierda Kookie! Casi me meo del susto.
¿Quién era éste chico qué le hablaba tan informalmente a Jungkook?.
—No avisaste que vendrías, no tuve tiempo de contarte. Él es Park Jimin, mí guardaespaldas.
Tae me miró curioso.
—¡Holi! ¡Por Dios hombre! casi muero del susto —y se largó a reír ruidosamente.
Tae me cayó bien al instante.
Tan diferente de Jungkook.
Era alegre, deslenguado y vivaz.
Tendría aproximadamente mi edad.Vestía jeans con polera y chaqueta de cuero. Su pelo le caía desordenadamente por el rostro. Era un hombre apuesto.
—Disculpa. Sólo hacía mi trabajo. ¿Pero cómo entraste?
Respondió Jungkook.
—Tiene llaves del departamento.
Lo miré enojado.
—¿Alguien más tiene llaves? — pregunté conteniendo mi enojo.
—No, sólo él.
Tae se largó a reír.
—Parecen matrimonio ¿Saben?
Ambos lo miramos furiosos.
Sentí un pinchazo en mí mano, un fino hilo de sangre corría por mis dedos.
Jungkook también lo vio.
—Creo que iré a dormir. Buenas noches.
—Que descanses. — Tae levantó la mano y sonrío.
Salí de la sala para ir a mi habitación, cuando iba a cerrar la puerta apareció Jungkook tras de mí.
—¿Qué quieres? —pregunté aún enojado.
—Saber si estás bien, te mordí fuerte.
¿Eran ideas mías o parecía apenado?
—No voy a morir, te lo aseguro.
—Entra, te curaré.
¿Estaba escuchando bien?
Me empujó dentro de la habitación y fue por el botiquín.
Tomó mi mano cuidadosamente y la inspeccionó.Yo no podía quitar mis ojos de él.
El tacto de sus manos era suave.Desinfectó la mordedura y luego sopló sobre ella.
Sus labios eran seductores.
Algo se removió dentro mío y aparte la mano bruscamente.Vi la confusión en sus ojos también.
—Gracias, ya estoy bien — tartamudee.
—Tienes razón.
Y salió rápidamente de la alcoba.
¡Necesito urgente sexo con una chica, antes de volverme loco!