capítulo 8

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El tío y su prometida se encontraban sentados frente a Jungkook. Él dirigió su vista hacia mí cuando entré.

—El es Park Jimin,  mi guardaespaldas.

Me incliné levemente para saludarlos.

El tío de Jungkook me miró y meneó la cabeza en respuesta a mi saludo.

—Ya puedes retirarte chico.

Miré a Jeon.

—No. Él se queda.— el tono de su voz no daba lugar a réplicas.

Noté la incomodidad y la rabia contenida del tío.

Me alejé hacia el ventanal  y me senté atento a lo que  hablaban.

—Querido, supe que sufriste un nuevo atentado.

—Así es.

—¿Porqué no te tomas un descanso? Yo puedo manejar la empresa en tú ausencia.

Por fin la prometida habló.

—Querido, escucha a papá, es por tú bien. ¿Qué hago yo si me quedo sin prometido? —y le dedico una sonrisa.

—¿De verdad, querida?—contesto mirándola irónico —ya lo hemos hablado  tío,  por ahora no puedo.  No insistan.

—Piénsalo hijo...dentro de poco será la fiesta de compromiso de ustedes. ¿No lo habrás olvidado?

—Porsupuesto que no lo he olvidado. Los acuerdos de negocios no se posponen ¿O sí?

Los quedó mirando con una sonrisa burlona.

—No bromees, Jeon. Parece que nuestro compromiso fuera una obligación para tí—. Se tocó ligeramente el cuello notoriamente incómoda.

Jungkook ni siquiera respondió.

—No tengo tiempo para los preparativos, encárguense ustedes. Si eso es todo, pueden retirarse.

La cara de Rose estaba roja de rabia, el tío disimulaba un poco mejor.

—Esta bien, sobrino. No te quitamos más tiempo. Vamos Rose.

Se levantaron, pero antes de salir, el tío me quedó mirando.

—¿Park? Espero que cuides bien a nuestro chico. —y luego sonrió.

Yo sólo asentí.

¿Porqué sus palabras me parecieron una velada amenaza ?.

El día transcurrió sin mayores complicaciones. Volvimos al departamento alrededor de las siete pm. Conduje de vuelta,  Jeon Jungkook se veía cansado. Se quedó dormido en el auto.

Estacione y él seguía dormido.
Me bajé del automóvil y me dirigí a despertarlo.

Se veía tan diferente dormido, sus facciones relajadas,  no podía negar que al verlo tan vulnerable me conmovía, además de una fuerte belleza que aún dormido emanaba.

Le toqué  el hombro para despertarlo, todavía somnoliento abrió los ojos.

—Llegamos.

Jeon se incorporó rápidamente  y se bajó del automóvil, incómodo por mostrar un poco de debilidad ante mí.

—No pasa nada...sólo te dormiste—le dije con el fin de restarle importancia.

Tomó su bolso sin decir nada y se dirigió al ascensor.

Cerré el automóvil y lo seguí.
Cuando entramos, el empleado estirado, le tomó el bolso y le preguntó si cenaría.

—Sube mi cena al dormitorio. Cenaré allí.

Luego se volvió hacia mí.

—Cena, mañana nos vamos a las ocho —Y se retiró sin decir más.

Me dirigí a la cocina donde se encontraba Lette,  quien me sonrió amistosamente.

—¿Desea cenar señor?

—¡Me gruñe la panza! Te lo agradecería.

—Se lo llevo de inmediato al comedor.

—¿Al comedor?¿Y comer solo? Ni hablar, comeré aquí con ustedes.

—No sería correcto, señor — respondió colorada.

—No se hable más. Ve a buscar al estirado para que cenemos.

—Augusto, señor. Se llama Augusto —me dijo divertida.

Luego de un rato nos encontrábamos los tres comiendo. Notaba a Augusto un poco incómodo.

Para romper el hielo les relaté un par de anécdotas divertidas que había tenido trabajando como guardaespaldas y poco a poco noté que se relajaban. La cena transcurrió agradablemente.

Terminada la comida me despedí y me fui  a mi recámara. Caí rendido en la cama y me dormí profundamente.

La puerta de entrada abriéndose me despertó y activó todas mis alarmas.

¡Mierda! ¿No podía tener una noche tranquila ?.

¡Mierda! ¿No podía tener una noche tranquila ?

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