Capítulo 3: Inestable

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____ Sintió el cuerpo pesado. Sus mejillas se tiñeron de un color rosado. Precioso. Mordió su labio ligeramente. No podía creer que Justin, Justin su gran imposible le estuviese preguntando eso. Se aclaró la garganta.

—N-No. No lo tengo—Levanto la mirada algo apenada.

—Que bien—Sonrió el avellanado.

___ Asintió volviendo la mirada hacia enfrente.

—Y ¿Por qué has decido hacer las paces conmigo? —Pregunto ___ interesada. La verdad se le hacía algo sumamente extraño. Ella amaba a Justin, pero eso era algo que nunca se hubiera imaginado.

Justin trago en seco y por un momento pensó en decirle “Fácil, eres una simple apuesta. Querida, te voy a quitar tu virginidad y después te haré quedar en ridículo.”

—Porque, ya sabes—Balbuceo—Creo que te he juzgado mal. Quiero hacer las cosas bien. Quiero que seamos amigos. —___ No pudo sentirse más feliz. Aunque también un pequeño dolor en su pecho se produjo con la frase “Quiero que seamos amigos.” Ella quería más que una amistad. Pero no debía apresurarse a imaginar ese tipo de cosas. Apenas comenzaban a hablarse, tenía que tomarlo con más calma.

—Oh. —Fue lo único que pudo decir. Sonrió y se distrajo con la ventanilla, mirando pasar los coches.

Pasaron algunos minutos. Llegaron a Rockefeller Center. ___ Se sorprendió, ella no sabía patinar. Y eso le dio un poco de vergüenza.

—Y-Yo no sé patinar—Confeso, ruborizándose de nuevo. Justin sonrió.

—Yo te enseñare… vamos—____ Le devolvió la sonrisa. Es que Justin era tan lindo, esos preciosos ojos hacían que su corazón latiera como un loco. Que ese revoltijo en el estómago apareciera cada que lo miraba.

Juntos caminaron hacia la entrada, donde se encontraba una mujer dando los tickets para entrar junto con tus patines.

—Dos, por favor—Pidió amablemente. ___ estaba por sacar dinero de su mochila, cuando un brazo la detuvo.

—No, ___ yo te he invitado. Yo voy a pagar—Su nerviosismo aumento al tener ese pequeño contacto con Justin. Suspiro.

— ¿E-Enserio? No… No tienes que hacerlo, yo puedo pagar—Aseguro la castaña.

—Ah, que necia, que no. Yo pagare y es mi última palabra. Señorita Brown. —Sonrió Justin con suficiencia.

Justin Pago. ____ y él se sacaron los zapatos para cambiarlos por los patines. La castaña se tomó de uno de los barandales que se encontraban alrededor de la pista para no caer.

—____ Ven! Joder esto es increíble, me encanta patinar, ven, ven. —Grito Justin emocionado. Y es que si había algo que se fascinará era patinar. Se sentía libre. Sentía que podía volar, tan solo un poco. Que podía dar todo de él. Que nadie lo juzgaría y no tenía que mantener el “prototipo de chico perfecto.” ___ lo miro por unos minutos, se veía tan bien. Le hizo sonreír con solo mirarlo. No miraba al Justin de la escuela. Al chico malo, mujeriego, estúpido, cavernícola. Miraba a un niño, jugando, sonriendo, no importándole nada. Siendo feliz y lo mejor era que solo ella podía verlo.

Justin llego y atrapo a ____ de un abrazo. La castaña solo pudo envolver sus brazos fuertemente hacia la ancha espalda del chico. Se sentía cálido. Pudo respirar su perfume y lo bien que olía. Después comenzaron a patinar, Justin ayudaba a ___ pero la castaña se desequilibraba muy rápido y tenía que sostenerse de los barandales.

—Vamos___ puedes hacerlo mejor—Sonrió el avellanado.

—Eso trato. Justin no es tan fácil, tú tienes práctica.

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