Capitulo 4: Besar un ángel. (1/4)

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#Pov____

He estado creyendo en algo tan distante. Y he estado negando esta sensación de desesperanza que inunda mi cuerpo. Siempre había tratado de cerrarme los ojos, de decirme que todo estaría bien, que Justin sería bueno conmigo. Todas las promesas que hice, tal vez Alice, mi pequeña amiga rubia creyó en mí, pero estoy destrozada. No me queda nada. Y todo lo que siento es este cruel querer hacia Justin. He estado cayendo todo este tiempo y ahora estoy perdida en mi propio infierno de autodestrucción. Por mucho que me gustaría cambiar mi pasado, cambiar el día que me enamore de él, cambiar el momento en que empecé a sentirme menos que una basura, ese es mi pasado y siempre estará ahí. Y por mucho que me gustaría pensar que pertenezco a este mundo, que pertenezco a esta sociedad, a esta vida... que pertenezco aquí, estoy tan asustada, solo quiero huir de todos. Quiero hacerme una pequeña bola y esconderme en algún rincón, donde nadie pueda lastimarme, donde nadie nunca pueda hacerme sentir más mierda de lo que ya me siento. Necesito alejarme, pero sé que tengo que enfrentarlo, enfrentar el dolor que me causan las palabras. Hay un sentimiento muerto en un corazón roto y lo más triste es que es mi corazón. Cuando era niña siempre pensaba que iba a tener un montón de amigas, que saldríamos juntas a comprar cosas, que comeríamos helado, haríamos pijamadas, hablaríamos de chicos lindos... pero no. Ahora solo soy una chica tonta, gorda, asquerosa, fea y abandonada. Que ni siquiera tiene a su padre porque al parecer le dio vergüenza tener una hija como yo. Es como si estuviera caminando a través de una tierra vacía... estoy sola. Me estoy cansando y necesito un lugar donde descansar. Me levanto algo mareada después de haber vomitado. Me tambaleo hasta que todo se calma a mí alrededor. De mis ojos siguen cayendo lágrimas, y puedo ver todo borroso. Sigo pensando que soy la persona más patética y más tonta del mundo. Y simplemente me pongo a recordar todo. Todos los insultos, todo lo que me han dicho. Sonrió tristemente. Corro hacia fuera del baño, me aseguro que la puerta está bien cerrada, aunque igual no tiene caso, nadie está en casa, solo los empleados pero ellos están muy ocupados haciendo sus cosas. Abro mi segundo cajón. Dentro tengo una caja donde tengo un montón de pulseras. Dentro hay una cajita más pequeña, hay un precioso collar rosado junto con unos pendientes del mismo color. Me los regalo mi madre hace mucho tiempo. Doy una sonrisa torcida. Respiro profundo y quito el pequeño algodón que hay sosteniendo los pendientes. Abajo hay cuatro cuchillas perfectamente afiladas, listas para la dosis diaria. Mi pequeño tratamiento. Cojo la primera cuchilla, jugueteo unos segundos con ella. Pensando. Pensado en lo necesario y adictivo que se hizo. Levemente voy subiendo la manga de mi sudadera, tomo la cuchilla del lado filoso y la recargo levemente contra mi piel. La comienzo a pasar levemente de un lado para otro. Hasta que por fin pasados uno segundos la clavo con fuerza. De nuevo... Rasgo mi carne, pequeños puntos rojos comienzan a aparecer. Sangre liquida roja comienza a brotar y no puedo hacer más que recordar, recordar y llorar. La clavo con más fuerza y sigo dando pequeños rasgones a mi piel. Pica un poco, pero ya no es doloroso. Se siente bien, como si doliera un poco menos esto que los insultos y los desprecios. Tomo un pedacito de papel y lo presiono para que la sangre pare. Me quedo tendida en la cama por lo que parece un buen rato.

Despierto un poco confundida. Miro a todos lados y me doy cuenta que ya es de noche. La luz de la luna entra por mi ventana. Me doy cuenta que un sonido proviene de mi mochila, y tal vez sea esa la razón por la cual desperté. Frunzo el ceño, lo busco entre las cosas. Número desconocido. Entrecierro los ojos y contesto.

— ¿Bueno?

—Hola, bonita—Esa maldita pero hermosa voz se cuela por mis oídos.

— ¿Qué quieres? —Escupo cortante y enojada.

—Wow, creo que no estas de buen humor ¿Estas bien? —Me pregunta el muy cínico.

—Oh, no—Contesto sarcástica—Ya sabes, me pone de buenas ver comentarios diciendo que es mejor salir con una pordiosera que conmigo—Gruño lo último más toscamente. Lo escucho suspirar.

—Oh, ___ lo siento, sobre eso... tenemos que hablar.

—No quiero hablar contigo—Contesto rápido.

—Lo estás haciendo...—Lo siento sonreír detrás de la línea, y quiero colgar el maldito teléfono.

—No, no cuelgues—Escucho su desesperación. Suspiro, soy estúpida hasta la mierda, pero lo que más quiero es escuchar su voz, su preciosa voz.

—Habla—Respondo cortante.

— ¿Podemos vernos? —Me dice en tono bajo.

— ¿Ahora? —Respondo incrédula.

—Ahora—Responde seguro.

—Es noche, Justin. Además estamos lejos y...—Me corta la palabra antes de terminar.

—Baja y abre la puerta—Mi respiración se corta en ese segundo. Temerosa bajo las escaleras. Al llegar y estar parada frente a la puerta mi corazón retumba fuerte. Justin no me habla, pero escucho su respiración al teléfono. Levanto mi mano y la pongo en el picaporte. Giro levemente y empujo la llave. Y ahí está... Mi corazón se para. Tiene unos pantalones de mezclilla algo caídos, una camisa azul claro y sus usuales supras, blancas. Se ve guapísimo. Mi corazón se contrae al ver que tiene un ramo de tulipanes de muchos colores, son realmente preciosos. Con el igual trae una bolsa, por lo que sospecho es de súper. Me quedo sin saber qué hacer, lo miro y me está sonriendo, mientras cuelga el teléfono y lo mete a su bolsa del pantalón, no sé qué decir y le cierro la puerta en la cara, veo como frunce el ceño cuando la azoto. Parpadeo unos segundos. Pongo mis manos sobre la cara diciéndome que es una alucinación. Después de unos segundos más me doy cuenta que le he cerrado la puerta en la cara... ¡LE HE CERRADO LA PUERTA EN LA CARA! JODER! QUE PENDEJA SOY! Abrí rápidamente y Justin tenía el ceño fruncido.

—L-Lo siento, es- es que deje algo prendido—Mentí rápidamente. El asintió un poco más relajado y me dio una sonrisa. Ah su sonrisa, era como una perfecta droga. Sus ojos se iluminaban cada que sonreía y a mí me hacía sonreír como idiota, olvidándome de lo que puso en ese comentario.

—No importa... Ummm ¿Me dejas pasar? —Pregunto aun sonriendo. Que tonta, era de noche y él estaba ahí afuera muriendo de frio. Me di una cacheta mentalmente.

—E-Entra—Justin asintió y se adentró a la casa, dejo la bolsa a un lado y se froto las manos.

—Oh, esto es para ti—Hablo mientras me extendía el ramo de tulipanes. Los tome rápidamente.

—Muchas gracias, siéntate, iré a ponerlos en agua ¿Quieres algo? —Pregunte mientras cogía un florero y lo llenaba con un poco de agua. Metí las flores y las puse sobre la barra.

—No, gracias. Ummm, ____ aquí traje unas cosas—Se encogió de hombros mientras levantaba la bolsa. Comenzó a sacar un montón de cosas. Palomitas, un bote de helado, varias paletas, dulces, chocolates...Mis ojos brillaron, me encantaba comer eso... aunque después lo vomitara. —___ sobre lo del comentario...—Trague duro al escucharlo. Aquí vamos.

—J-Justin... Yo no...—Me interrumpió.

—No, No ___ shhhh....shhhh...shhh—Se acercó peligrosamente a mí y mi corazón comenzó a latir desenfrenadamente. Roso sus dedos en mi labio. Me estaba mirando fijamente. Comenzó a acariciar mi mentón, era un toque tímido pero sensual. Saco su lengua y la paso lentamente por sus labios, su mirada estaba clavada en mis labios. —___ tenemos que mantener esto en secreto. —Fruncí el entrecejo pero aun aturdida por la cercanía de su cuerpo. —___ Sabes que la gente no lo entendería. No sabrían entender esto. Soy el capitán del equipo, no me pueden ver contigo—Puso unos mechones detrás de mí oreja. Me miro intensamente y siguió acariciándome. —Prométeme que mantendremos esto en secreto—Mi corazón latía con fuerza. Sabía que era estúpido y arriesgado, pero también sabia cuanto lo amaba y haría lo que fuera por él.

—Si—Salió de mis labios sin siquiera pensarlo más. Una sonrisa se apodero de su boca. Un plan malvado corrió por su iris pero como la estúpida que soy solo vi un brillo especial. Y sus labios por primera vez, desde hace años de tanto desearlo...tocaron los míos. Mi corazón estallo en alegría. Lo sujete por atrás removiendo su cabello.

Y siguieron besándose bajo un cielo lleno de estrellas... perdidos en medio de aquel beso que jamás pensaron que al final de su historia les causaría tanto dolor.

Protégeme | justin bieber | terminada |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora