𖧷𖧷𖧷
" — Inexorable e inevitable... te he visto morir."
"Los Guardianes descendientes."
"Dioses y deidades."
Era una pista. Una manera de empezar a buscar, al menos un indicio para entender parte de lo que estaba sucediendo, tal vez podrían salvar al mundo y derrotar a Pitch para siempre, tal vez... tal vez podría detener su muerte.
Buscaba y rebuscaba entre librerías y estantes, ahora que sabía más detalles su búsqueda podría ser más sencilla y menos exacta, antes buscaba un lugar del que nadie había escuchado, ahora cualquier libro que hable de guardianes o deidades, hasta leyendas le servirían.
Tardó horas leyendo cada palabra de cada hoja en cada libro de aquella inmensa biblioteca, eran las 5 de la mañana y lleva despierta desde antes de las 1, justo después de haberse despedido de Melione.
¿Estaba cansada?, bastante. ¿Se detendría? por nada del mundo. Sin embargo decidió darse un descanso.
Se levantó del escritorio y dejándose llevar por el movimiento de su cuerpo, sin ningún análisis previo comenzó a dirigirse a la ventana con su mirada fija en el cielo donde la luna estaba a penas comenzando a desaparecer. Admiró las estrellas y sintió el viento rozar cada parte de su cara, sintió como poco a poco comenzaba a quedarse dormida apoyada en el balcón hasta que un sonido agudo la levantó.
<< Ah, ah, oh, oh... >> Escuchó el canto nuevamente.
— ¿Qué? — Miró en todas direcciones en busca de algún emisario de aquel sonido sin encontrar nada.
Al dar media vuelta con rapidez, terminó chocando con una carretilla la cual chocó con una estantería
— Debo estar volviéndome loca.
— O estás muy cansada, como cualquier persona lo estaría. — Dijo Hiccup a sus espaldas asustándola.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó la platinada soltando aire con pesadez.
— Escuché pasos y vine a ver qué sucedía, aclaro que no me sorprende que seas tú.
Elsa rodó los ojos y caminó hasta la mesa de la biblioteca para sentarse. Si cabeza le pesaba, pero no quería descansar, no había tiempo que perder y sí mucho que descubrir.
Se sentía agotada. No físicamente, si no que ya era algo mental, extrañaba su hogar, extrañaba su vida, cuándo no sabía que el destino del mundo estaba en sus manos, cuándo su mayor preocupación era reinar algún día, cuándo todos eran cercanos y confiaban en el uno y el otro.
Extrañaba cuándo no sabía de la apuesta.
Cubrió su cara con ambas manos apoyando sus ojos sobre sus palmas y enredando sus dedos a través de las raíces de su cabello. Trató de aguantarlo, pero no había razón para no llorar frente a Hiccup.
Sollozos salieron de su boca llamando la atención de Hipo, quién sin pensarlo se acerca para consolarla.
El castaño se sienta junto a la ojiazul y se acerca lo más posible para rodearla con uno de sus brazos y acariciarle la espalda al mismo tiempo, se sentía mal por su amiga. Sabía que lo había tenido muy duro este tiempo, perdió a muchas personas, luego amó a otras y de alguna maneras las perdió nuevamente, y ahora tenía que cargar con muchas responsabilidades las cuales nadie podía comprender.
Pasó alrededor de una hora antes de que el ojiverde se diese cuenta de que Elsa había caído dormida tras llorar tanto. En silencio se levantó de la silla y tomó a la platinada en sus brazos para llevarla a su habitación a descansar.
Eran pasadas las seis de la mañana, y tenía claro que Elsa había estado despierta desde antes de haberla encontrado, así que decidió que le avisaría a todos a medida se despertaran que se preocupen de mantener la calma y dejarla descansar hasta que se levante ella misma.
Una vez la dejó en su habitación, se dirigió a la de él con la intención de dormir, sin embargo aquel sentimiento de inquietud no le permitía siquiera cerrar los ojos.
Sólo deseaba que mañana todo fuese más calmado.
***
Sorprendentemente si le habían hecho caso a Hiccup y mantuvieron ma calma. Eran las 4 de la tarde y Elsa aún no se levantaba, por lo que todos se preocupaban de no hacer ruidos que pudiesen alertar a la platinada e interrumpir su sueño, sin embargo, la cosa se estaba poniendo aburrido a los ojos de Jack, por lo que sin hablar se levantó de su asiento y sin voltear murmuró.
— Si necesitan algo estaré en la fuente del patio trasero.
Jack salió sin molestarse en levantar la mirada del suelo y fue cuestión de segundos para que sus pasos se hiciesen cada vez menos audibles a oídos del equipo. El preliblanco caminaba alrededor de la casa pensando en mil cosas a la vez, no obstante, todo giraba en torno a Elsa. La extrañaba, y le frustraba la idea de quizás perderla por toda la situación que está fuera de sus manos.
Se maldijo a su yo del pasado. Maldijo todas sus estúpidas decisiones, su ego, su personalidad, y todo lo que alguna vez fue, porque quizás si hubiese sido una persona diferente, nunca le habría mentido a Elsa, y nunca la hubiese perdido.
Durante toda su vida nunca había querido a nadie realmente, pero le tomó unas semanas caer por completo por la platinada, y se rehusaba a aceptar que toda esta situación iba a quitarle la oportunidad de estar con ella.
Se detuvo cuando se encontró en el lado de la casa que da hacia la ventana de Elsa. Vio las cortinas cerradas pensando en que probablemente siga dormida, y por solo un segundo se permitió cerrar los ojos y olvidar todo lo que estaba pasando, se imaginó durmiendo a su lado, abrazandola con fuerza mientras sonreía, sintiendo una paz que no sentía hace meses.
De pronto escucha varios pasos acercándose rápidamente a él. Abre los ojos y visualiza a casi todos sus compañeros coriendo en su dirección con una clara expresión preocupada.
Antes de poder preguntar qué sucedía. Anna habla.
— Elsa no está en su habitación. Nadie sabe donde está ni hace cuanto desapareció.
Mientras tanto en las lejanías una platinada caminaba a través de un bosque frondoso. Sus piernas, brazos y todo su cuerpo dolían, aclarando por un descanso, pero no podía permitirse descansar hasta encontrar lo que buscaba.
O a quién, en realidad.
Miró en su muñeca aquel reloj que le indicaba que eran las 8, lo que la lleva a darse cuenta que llevaba casi 10 horas fuera de la mansión en la que probablemente sus amigos (si es que aún podía referirse así sobre ellos, porque últimamente era un día de suerte si intercambiaban palabras) ya habrán notado que se fue.
Tomó una cantidad de dinero de guardianes que le permitió conseguir un taxi que la llevó donde un contacto donde obtuvo lo que realmente necesitaba.
Un helicóptero.
Hace menos de una hora había aterrizado en aquella isla donde con suerte estaría aquella persona que necesitaba, sin embargo, en todo ese tiempo no había rastro de nadie en el lugar.
No fue hasta que sintió un fuerte tirón en su tobillo cuando su cuerpo reaccionó, pero era demasiado tarde pues ya se encontraba de cabeza sobre el suelo, colgando de ua cuerda.
Una trampa. Maldijo mentalmente, tratando de soltarse.
— Sin duda estuvo interesante la caza de hoy.
Escuchó una voz gruesa a sus espaldas antes de caer sobre la tierra en un golpe sordo.
— Auch... ¿Qué tal Kovu?
— ¿Qué tal esposa? Ha pasado un largo tiempo
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Princesas de las estaciones II
Fanfiction"En busca de nuestro pasado" Después de enterarse de que no es la primera vez que "The big eight" se enfrenta a la oscuridad, los chicos comienzan una nueva misión la cual recae en recuperar sus memorias de sus vidas pasadas para así averiguar cómo...