Capítulo 2

1.4K 196 42
                                    

Cuando mis ojos lograron abrirse, mi primera reacción fue sentarme abruptamente en la cama, dándome un golpe en la frente contra algo, más bien contra alguien. Como acto reflejo, llevé mi mano a mi frente y solté un pequeño quejido, a la vez que a la persona que golpeé, soltó un montón de maldiciones que nunca antes en mi vida había escuchado. Asustada y con pánico de recordar lo que pasó anoche, dirigí mis ojos brillantes a causa del miedo para sorprenderme del color de ojos del chico albino, quién al parecer fue al que golpeé.

—Deberías despertar más en paz, no tan agresiva, así como las princesas, ¿acaso no has visto las películas de Disney? —se quejó y tomó asiento a los pies de mi cama. Mis ojos nuevamente viajaron por toda la habitación, dándome cuenta de lo minimalista que se veía, sin embargo, yo estaba en busca de ese chico que ayer me salvó de lo que parecía un infierno, pero que sin duda no iba a acabar jamás—. ¿Buscas a Suguru?

Miré al albino y me alejé un poco más, hasta que mi espalda chocara contra el respaldo de esta suave y cómoda cama. No puedo decir esas preguntas de cuándo fue la última vez que dormí en una cama tan cómoda, ya que nunca en mi vida había dormido en algo así, pues mi cama era un colchón relleno con ropas viejas. El albino me miró extraño, suspiró y volvió a mirar su celular.

—Suguru no está, anda en una misión. Soy Gojo Satoru, y tú debes ser Natsuki.

Asentí, apretando mis labios sintiendo lo partidos que estaban. Mi cuerpo temblaba un poco, y no porque hacía frío, sino porque tenía miedo de que mi padre nos encuentre, y no temo por mí, temo por Suguru, el primer chico extraño que me saca de ese lugar sin ni siquiera dudar y temer por su destino.

—Shoko vendrá para hacerte un chequeo. Será mejor que hables, porque sino, no sabrá lo que tienes. Ella es una hechicera, no una adivina. —se puso de pie, su actitud era algo pesada, pero podía ver un aura blanca a su alrededor.

No le dije nada, simplemente observé cómo se iba y mi estómago comenzó a rugir del hambre, pero no era una sensación que me molestaba; ya estaba acostumbrada. Miré mis brazos, como éstos seguían teniendo las cicatrices de mis intentos suicidas y de alguno que otro hematoma que estaba apunto de desaparecer. El sonido de la puerta siendo golpeada con suavidad, me sacó de mis pensamientos para salir de la cama con cuidado, miré mis pies y lo delgado que se veían, a comparación de mi gemela, quién se veía (cuando tenía oportunidades de verla) sana y saludable a comparación conmigo. Ignorando un poco el tambaleo, puse mi mano en el frío pomo de la puerta y la abrí, dejándome ver a una chica de cabello café oscuro largo, tenía un bonito lunar bajo su ojo y un poco de ojeras, pero la chica era preciosa.

—Soy Shoko Ieiri. —sonrió un poco y entró a la habitación cerrando la puerta tras de sí. Tomé asiento en la cama, mirando meticulosamente cada uno de sus movimientos. Mi estómago seguía rugiendo, pero poco me importó. Ella me miró, esperando a que hablara, pero me negaba a hacerlo, es más, sentía mis mejillas calientes de haber recordado que ayer grité como nunca antes lo había hecho, pero fue por tan corto tiempo que ya ni recuerdo cómo era aquel sonido—. ¿No quieres hablar? —negué—. Ya veo, bien, no te preocupes, no es necesario.

Fruncí un poco el ceño. Aquel chico albino me había dicho que tenía que hablar, pero si no era necesario, entonces no me molestaba. Shoko me pidió recostarme en la cama, así que eso hice. Sin embargo, cuando vi que sus manos iban a tocar mi cuerpo, me puse de pie rápidamente y me quedé en una esquina mirándola asustada. Shoko parecía algo sorprendida ante mi reacción tan repentina, pero tenía miedo, no quería que nadie me tocara, por primera vez tenía ese rechazo. Ella bajó las manos lentamente y sonrió.

—Entiendo, veo que has tenido una vida bastante traumatizante, y lo comprendo. —su voz era suave y transmitía mucha seguridad, pero no me podía sentir así, menos en un sitio en el que me sentía algo amenazada—. No te preocupes, podemos ir tomando confianza poco a poco, pero necesito utilizar mi hechizo de inversión en ti para sanar algunas infecciones o heridas que son visibles.

Efímero || Geto Suguru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora