Capítulo 7

857 89 26
                                    

Había vuelto a la academia más cansada de lo normal. La conversación con mi hermana me dejó algo pasmada. El saber que ella nunca me odió o nunca me tuvo vergüenza, me hacía tener una pizca de esperanzas por si algún día nuestra familia se enfrentaba a nosotros para acabar con ellos. Ahora estaba un poco más tranquila, pues sabía cosas que antes no tenían sentido para mí, pero que ahora todo calza con la vida que he estado llevando hasta ahora.

Al pie de las escaleras del templo en donde el director Yaga daba sus reuniones, estaba sentado Suguru. Me sentí mal enseguida por haberlo preocupado, según dijo Satoru. Tomé asiento a su lado y él rápidamente me miró, levantó sus manos y yo cerré mis ojos esperando a recibir el golpe, pero a cambio de eso simplemente recibí un suave y cálido toque en mis mejillas.

—Abre tus ojos, Natsuki-chan. —le obedecí—. ¿Pensaste que te iba a golpear?

—Papá me golpeaba cuando yo no obedecía o lo dejaba preocupado cuando escapaba por toda la casona.

Me agradaba poder tener un poco más de seguridad al responder y Suguru pareció darse cuenta de eso porque un pequeño brillo apareció en sus rasgados ojos.

Él suspiró—. Yo jamás te pondría una mano encima, Natsuki. Sí, me dejaste preocupado, pero esa no es razón para golpearte. ¿Estás bien? ¿Quedaste tranquila con lo que supiste? —sus manos abandonaron mi rostro para sacar de su bolsillo una barra de algo.

—Sí.

—Me alegra escuchar eso. Mira, tengo esto para ti. Puede que esté algo derretido. —hubo vergüenza en su tono—. Es un chocolate.

Quitó ese envoltorio que cubría el alimento. Mis ojos se quedaron observando el oscuro color y mi tripa rugió por el dulce olor que emanó esa cosa. Tenía mucha hambre porque no había comido nada después de hablar con el director y de eso ya había pasado bastante.

—¿Quieres probarlo? —asentí y él sonrió. Partió un pedacito de esos cuadrados y me dio uno—. Puede que sea un poco dulce y no te agrade, ya que he observado que eres una persona bastante salada.

Tomé el pequeño trozo entre mis dedos y le di una pequeña mordida. Era bastante dulce para mi gusto, pero igual sabía delicioso.

—Es... muy dulce.

—Lo suponía. Quizás debí traerte el chocolate amargo. —se puso de pie y yo lo miré—. Hoy tenemos otra lección de kanjis.

—Suguru. —le llamé y él me miró con suavidad—. T-tú... tú sabías, ¿Cierto?

Él parpadeó unos cortos segundos antes de suspirar y alzar la mirada al cielo que en estos momentos estaba lleno de estrellas. Su silencio fue suficiente para saber que la respuesta a mi pregunta era afirmativa. Aun así, no me sentí molesta ni decepcionada. No tenía motivos para sentirme así, pues quizás él tuvo sus razones o los de alto mando le dijeron que tenía que quedarse callado. De forma tímida, le di otra mordida a mi chocolate, el sabor ya estaba siendo más agradable para mis papilas gustativas.

—Lo siento. —habló, haciendo que lo mirara. En sus ojos se reflejaba la culpa o tristeza de haberme estado ocultando una gran parte de mi vida que desconocía, pero todos aquí parecían saber—. Si quieres enojarte conmigo, lo entenderé completamente.

—No. —dije y él me miró con sus labios entreabiertos—. No estoy enojada y tampoco quiero estarlo.

—Natsuki. —se sentó frente a mí, tomando mis manos vacías, pues en ese lapso que Suguru hablaba, yo había terminado de comerme el chocolate—. Te prometo que te voy a proteger y salvar de ese maldito y atroz destino que tienes.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Dec 23, 2021 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Efímero || Geto Suguru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora