Capítulo 4

951 128 43
                                    

Al llegar a la academia me sentía algo inquieta y mareada de comer tanto, mi abdomen estaba hinchado, pero me sentía bien. Hace años no había tenido una comida tan magnífica y creo que ni cuando era una infante y debía alimentarme bien mis padres se encargaron de darme las mejores comidas. Quizás por eso era delgada, tenía desnutrición y mi estatura no era la ideal para una adolescente de dieciséis años.

—¿Estás bien, Natsuki? —salí de mi mundo cuando Suguru me habló. Asentí levemente—. Bien, no quiero presionarte mucho, pero lo ideal es que comencemos hoy día con la condición dos, ¿recuerdas cuál es?

—Aprender a leer y a escribir.

—Exacto. —sonrió con calidez e hizo más firme el agarre de nuestras manos. Instintivamente bajé la mirada, me sentía bien a su lado. Sin embargo, la sensación de haber estado aquí me provocaba algo de ansiedad.

Inhale profundo intentando alejar estas sensaciones que más que nada me provocaban miedo. Suguru se dio cuenta de eso, ya que solté su mano y comencé a alejarme lentamente, sus ojos se habían agrandado un poco, mirándome preocupado, su boca se movía, pero yo no lograba entender qué me decía, así que eché a correr. El grito de su voz llamando mi nombre no provocó nada y seguí corriendo hasta llegar a una especie de bosque, me senté, abrazando mis piernas y colocando mi cabeza entre mis rodillas cantando una canción de cuna que lograba calmarme cuando esos hombres se apoderaban de mi cuerpo sin ver por mi cansancio.

Las lágrimas mojaban mis mejillas y hebras de mi cabello se pegaban a mi piel provocando una sensación de picazón. Odiaba estos arranques de pánico, no me agradaba la sensación de quedarme sin aire o de que mi pecho doliera, pero estaba acostumbrada y no podía alegar contra eso.

—Natsuki-chan —escuché un suave susurro—, todo estará bien, ¿si? Vamos a superar esto juntos.

—No quiero hacerte daño. —hablé ahogada—. Mi padre...

—Es peligroso, lo sé. —completó por mí, escuché el sonido de las hojas siendo aplastadas, así que deduje que se había sentado enfrente mío—. Pero yo te dije que la familia Fukushima va a caer, y voy a cumplir con mi palabra.

—Ellos... —susurré—, aunque digas eso, tengo miedo, mucho miedo, Suguru. —decirlo en voz alta era horrible, pero a la vez satisfactorio—. Ellos me han hecho daño, demasiado, y jamás entendí el porqué. —me atreví a levantar la mirada, Suguru tenía lágrimas acumuladas en sus ojos y no me di cuenta cuando me abrazó con fuerzas.

Me quedé congelada, sintiendo mis ojos arder a causa de las lágrimas que no querían salir. Era la primera y verdadera muestra de afecto que alguien me daba y no pude evitar querer más abrazos, pero daba pena decirlo, me daba pena dar mi opinión, pues en casa no opinaba y no hablaba, sin embargo, si no asentía o emitía algún sonido estando de acuerdo a lo que papá decía, venía un castigo. Castigo que yo veía bien y creía que esa era su forma de mostrarme cuánto me amaba.

"Es por tu bien", escuché esas palabras todos los días, todas las noches en que mi misma sangre se encargaba de hacer lo que quisiera con mi cuerpo y también lo escuchaba decir eso a carcajadas cuando los hombres entraban a mi habitación y también me trataban como si fuese un juguete sexual, como si fuera una adulta, cuando soy una adolescente, una chica que debía tener miles de sueños y una vida normal.

—Todos tenemos miedo en este mundo, pero yo sé que jamás podré comparar tu miedo con el de una persona ordinaria. —mis lágrimas cayeron—. Perdón si te salvé, perdón si impedí algo que quizás anhelabas con toda tu vida, pero te lo dije, mi intención no es hacerte daño, mi intención es que puedas salir de ese agujero negro en el que te encuentras y si no logras salir, no importa, soy capaz de hundirme contigo para jodernos juntos. —se separó de mí y me tomó de las mejillas, sus pulgares limpiaron mis lágrimas. Sonrió—. No me mires así, sé lo que piensas, yo también creo que todo esto es muy precipitado, pero esta vida es tan efímera que no puedo dejar pasar la oportunidad de salvarte, Natsuki. —se puso de pie y tendió su mano, así que la tomé—. Como un amigo mi misión es estar para ti siempre, ¿ok?

Efímero || Geto Suguru.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora