No pasó una buena noche. Se sentía un completo idiota, ahora como sería capaz de explicar algo que nunca planeo en lo más mínimo. Estaba bien con Akaashi, y ahora el culpable era él. Si le dijesen que tuviese que dejar todo, sin duda lo haría; pero perder a lo más valioso que era el amor de Akaashi, de su precioso Akaashi, eso no, nunca. Su amor por el pelinegro sería eterno, nunca habría nadie más. Incluso si terminaba en un asilo, pero sería con su precioso chico de ojos azules.
Después de que Kenma salió en busca de Akaashi, no se le permitió salir, nadie quería que las cosas se salieran de control y empeorara. Unas horas después a todos se les había bajado la borrachera y no estaban más que preocupados. Para los demás, ellos eran la pareja más estable que pudiese haber."Kuroo, golpeame, golpeame hasta que ya no despierte." Tenía los ojos rojos de horas estar llorando mientras estaba tirado en la cama y con unos cuantos pañuelos a su alrededor.
"No voy a hacer eso, Bo. Lo único que tienes que hacer es hablar con Akaashi, no hay excusa." El bicolor ni siquiera quiso comer lo que le había preparado. "No comprendes, ¿y si ya no quiere saber nada de mi?"
Lloró aún más con solo pensar en eso, mientras sus quejidos eran ahogados por la almohada. Kuroo se frotó la frente y soltó un suspiro agotador. Con toda su fuerza lo hizo rodar en la cama hasta quedar encima de su amigo y apretó ambas manos para evitar que se moviera. "¿Quieres recuperar a Akaashi si o no?"
Con esa voz demandante, no hizo más que asentir asustado.
"Tengo la idea perfecta" Esta vez batió sus pestañas y sonrio dulcemente, preguntandose el de cabello bicolor si éste se había golpeado la cabeza, pero alejó esa idea cuando su mirada se oscureció y su rostro se acercó al suyo. "Levanta ese trasero no flácido, y ve a hablar con Akaashi porque ¿no sé? Puede que yo sea el loco pero tal vez espera una explicación, búho baboso." Le gritó y con ojos bien abiertos, no hizo más que asentir tal cual niño regañado.
"No me vas a besar, ¿verdad?" Su voz fue casi un susurro. "Nah, ya lo hice ayer."
El único arrepentido no solo era Bokuto, sino también Hinata. Cuando despertó de ese vergonzoso sueño, y encontrase con la escena a del bicolor llorando mientras todos le daban ánimos y palmaditas, se dio cuenta que posiblemente al que había besado no era el idiota de ojos bonitos, sino a su ex pareja. No era su intención, los estragos del alcohol le jugaron una mala pasada y ahora tenía que afrontar las consecuencias. Para Hinata, no había lugar en su corazón para Bokuto, solo la amistad que quedaba, si es que aún había alguna a pesar de que el mayor no le guardaba ningún rencor.
Su cabeza le daba vueltas, esperaba no haberse aprovechado de que el alcohol le hizo efecto. Con pasos torpes se levantó de la cama y por el reloj a un lado notó que no durmió demasiado y esperaba no haber hecho un desatre. Se detuvo de la mesita de noche y recordó el nombre del pelinegro, era Kenma. Había cerrado la puerta detrás de el, sin embargo no se acercó lo suficiente aunque no se miraba muy feliz, preocupado y aturdido tal vez.
"Shoyo, ¿Te sientes mejor?" Eso lo sacó de sus casillas y ladeo su cabeza.
"¿Yo? Me siento bien, ¿por qué?" Por la expresión en su rostro, pudo deducir que en verdad no mentía y estaba tan confundido como él. "¿No lo recuerdas? ¿Kageyama? ¿Bokuto?"
Y como si le aventaran un balde de agua fría, reaccionó y supo que no había sido un tonto sueño. El alcohol incluso parecía haber salido de cuerpo y ahora solo temía lo peor. No fue difícil suponer que lo habían visto, y que ahora lo señalaran de la peor forma. Quería llorar, solo se dejó llevar por el alcohol y no tenía nocion de lo que era real y lo que no.
"Yo-yo no quise. Creí que solo era... No..." Y con la cabeza gacha se atrevió a preguntar. "¿Akaashi San?"
Se veía afectado y arrepentido. Parecía que no había ninguna pizca de duda en lo que decía. Caminó hacía él e hizo que se sentara sobre el colchón.
"Lo sabe, pero el no es el tipo de persona que crea dramas innecesarios. Conoce los límites."
Con cada palabra se sentía más y más culpable. Aún con la cabeza dándole vueltas se levantó de un salto y se movió rápido hacia la sala. Ya no tenía más dignidad que perder. Bokuto estaba en el sofa mientras varios pares de ojos lo miraban a él, con las mejillas sonrojadas se inclinó todo lo que pudo y soltó un gran suspiro. "Lo siento mucho, Kotaro. Lo siento, lo siento, lo siento. No sabía lo que hacía, espero que Akaashi San y tú me perdonen."
Pequeñas lagrimas lograron caer por sus mejillas hasta que fue interrumpido por una mano en su cabeza. "No tienes que hacer esto, Hinata. No estoy molesto." Se encontró con la mirada de Bokuto, sonreía, y lo hacía amargamente. "No hay nada que perdonarte. Estamos bien... aunque no estoy muy seguro de Akaashi."
"No hagan más grande el problema con suposiciones, no por ahora." La voz de Kenma fue escuchada mientras se dirigía hacia la puerta y tomaba las llaves. "Todos deberían volver a casa." Fue lo ultimo que se escuchó antes de salir.
Hinata se limpiaba la nariz con la manga de su suéter, hasta que recibió un pañuelo del peliplateado. "Te irritaras la nariz si haces eso". Tenia una sonrisa sincera sin sentirse juzgado y se permitió aceptar el pañuelo de papel.
Akaashi no durmió más que unas cuantas horas, su mente estaba hecha un lío pero sabía lo que tenía que hacer. Si esto hubiese sucedido semanas atrás, no se vería tan sereno como ahora. Agradecía que no fuese cuando no se sentía estable emocionalmente sin embargo aún tenía algo por resolver y temía que Bokuto tampoco lo quisiese ver, ni siquiera había recibido ningún mensaje. El toque de la puerta lo distrajo pero Kenma fue más rápido y abrió la puerta y por un momento pensó que era aquella persona que no lo dejó dormir anoche, sin embargo se encontró con el rostro de un avergonzado Hinata y que en sus manos llevaba un pequeña caja y un listón rodeando ésta. "¿Hinata?"
La persona frente a él lucía incluso peor que el mismo Akaashi, sus ojos estaban hinchados y su nariz roja. Kenma los había dejado solos con la excusa de comprar "cosas". Le dio la explicación que no pudo escuchar antes, pensando en cada palabra y sin saber que decir aunque su corazón se alivió.
"Akaashi San, juro que no quería arruinarlo. Ahora por mi culpa no se si corre peligro la relación con Bokuto San." Se extrañó que esta vez no se refierese a él por su nombre, por la misma situación se reservaba ser tan informal.
"Cuando recién te vi supuse porque salías con Bokuto San. No conozco los detalles, pero supe que eran tal para cual y me sentí confundido y tal vez no soy la mitad de lo que tu eres, sin embargo...." Su rostro se endureció lo que lo hizo asustarse. "Ni siquiera las estrellas mismas podrían detenerme de estar al lado de Bokuto San." Veía al pelinaranja por el rabillo del ojo y una muy diminuta y sincera sonrisa cubrió su rostro.
"Akaashi San, no me asustes. No tienes un cuchillo o algo asi, ¿verdad?" Se llevó la caja con el pequeño pastel no sin antes detenerse.
"Gracias". Con esa simple palabra no solo le agradecía por el obsequio.
Hablaron por un buen rato más y sentía que esta vez podía confiar en él. Le platico de esa persona y más. Cuando Hinata se iba, recibió un mensaje de Bokuto con un "tenemos que hablar", instintivamente se agarró el cuello y tragó, pensando que esta vez lo degollarian y tendría una que otra extremidad golpeada. Era muy joven para morir.
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Feel special || Bokuaka
FanfictionDonde a Akaashi le gusta Twice. Los personajes le pertenecen a Haruichi Furudate.