7. Velada

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El recuerdo venía por si mismo, de regreso a ella cuando menos se lo esperaba, arrasando con cada pensamiento coherente y llevando a su imaginación al extremo. Aquel calor, Mai aun podía sentirlo...

"Esa vez la inexperiencia de Mai fue más impactante su cuerpo totalmente neófito frente a un mar de sensaciones que empezaban a ebullir en su interior, quemando, que embelesada en su totalidad por la caricia de los labios de Trunks dejándose guiar por él, su nula experiencia romántica quedaba en evidencia pero aquello no hizo más que provocar a Trunks. Los labios de la joven le pertenecían, no eran de nadie más.

Mai se sorprendió cuando la mano grande y segura de su director la sujetó de la nuca para inclinar su cabeza buscando profundizar en ella, en su boca, su cabello era suave al tacto, ella casi temblaba y el calor la abrumó, cerró los ojos y apretó sus delgados dedos en los amplios hombros del mayor esperando resistir la intensidad de aquel beso que ahora devoraba su ser mismo en fuego. No había sentido algo así por nadie nunca y ahora parecía que un extraña criatura dormida dentro de ella había despertado para absorber por completo su forma de ser. Quemaba su interior.

Tomando el control de la situación Trunks redujo el espacio entre ellos, asegurando su brazo en la cintura de la joven la atrajo aun más cerca de él sin cortar el contacto, disfrutando ambos de la experiencia nueva, sintiéndose pletóricos e hilarantes, olvidando donde estaban o las consecuencias que vendrían por sus acciones, el momento les pertenecía era de ellos, cada caricia, cada movimiento todo y nada más. Nada importaba.

Mai estaba extasiada, se separaron para mirarse a los ojos, ambos de color oscuro que chocaron recordandoles donde estaban y la vergüenza se hizo presente en el rostro de Mai. Para Trunks la expresión de Mai, sonrojada y con el cabello revuelto, le incitaba en besarla nuevamente e iba a hacerlo. La joven lo presintió, pero esta vez más lucida por estar en un lugar tan comprometedor lo frenó.

—Estamos en... —Su voz temblaba al decir eso, aun estaba en sus labios la sensación del reciente beso.

Mai cayo en cuanto de lo que había hecho y la felicidad que tenía fue reemplazado por la culpa. Había aceptado sus sentimientos ambos lo admitieron, pero no era el lugar, no quería ser la causa de un escándalo y menos ahora que la posición del director podía estar en juego si alguien los pillaba.

No quería eso.

—Entiendo. —Mas calmado, Trunks estuvo de acuerdo y esta vez fue él quien se avergonzó.  Se suponía que al ser un adulto debía prevenir cualquier impulso tonto, ahora alguien menor le decía que debían controlarse. Era bochornoso. 

—No se preocupe Director. —Mas relajada y cómoda, la pelinegra se acomodo el cabello y su camisa que habían terminado en un mini desastre. —Ahora tengo que terminar con mi... sancion.

Mai le brindo una sonrisa que flecho al mayor, pero este carraspeando dijo:

—Yo también debo terminar el trabajo de hoy. —Comento antes de caminar hacia la salida, peo volteó a mirar a la estudiante. —Si no le importa, hoy la llevare a casa. Señorita Mizuiro.

Apenada por la propuesta pero dichosa por escucharla, Mai asintió delicadamente.

Esta vez la sonrisa deslumbrante de Trunks la fulmino y así en una tranquila biblioteca dio paso a una discreta rutina, comportarse en el instituto, llevarla a casa al atardecer y darse besos a escondidas jugando con su suerte."

—¿Que opinas de este?

Desfilando la figura frente a ella, Launch logró sacar a su hermana de sus recuerdos, pidiendo su opinión sobre la prenda de ropa que estaba usando.

FUERA DE REGLASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora