Steve cogió su escudo.
Corrió hasta la salida de los vestidores y se topó con su reflejo en las enormes ventanas del complejo. Volvía a ser el Capitán América, el segundo a cargo de Los Vengadores y ese héroe que muchos amaban y odiaban por la vida que llevaba. Una vida llena de fortuna y dicha por no solo ser un vengador, sino también por ser el esposo de Tony Stark. Volvía a ser ese hombre que sentía tenerlo todo en la vida. Pues, contaba con un trabajo honorable, un equipo inigualable que era su familia y sobre todo con el amor incondicional de su esposo. Pero, tristemente solo volvía serlo en apariencia. Porque le faltaba aquello que le daba esperanza, fuerzas para resistir una época en la que no encajaba y valentía para luchar por otro día. Le faltaba Tony, ese amor que alegraba sus días, que lo volvía apasionado y seguro de cada decisión que tomaba, cada batalla que enfrentaba. Él era su brújula y, al ya no tenerlo más, se sentía nuevamente perdido, un extraño a este era, a este mundo tan cambiado. Y lo peor de esa sensación que lo dominaba era que existía a pesar de que Tony vivía en la misma casa con él, compartían la misma habitación, las comidas y la soledad de las madrugadas.
Tony estaba con él.
Pero, a la vez no.Justo como ahora.
Subiendo al primer nivel y dirigiéndose a la zona de despegue, Steve divisó a Tony en el helicarrier. Al parecer, el genio iba a subir e ir con ellos. Lo intuía por las bromas que hacía para que Natasha y Clint se relajaran, mientras se adentraban al helicarrier. Al instante de verlos, Rogers se congeló a causa del recuerdo de aquella misión en la que Tony asistió y tuvo ese sangrado, ese aborto espontáneo. El mismo inicio de esa misión se repetía. Sí, Tony iba a la misión con los tres, bromeaba despreocupado y se mostraba confiado ante la amenaza del enemigo. Sin mencionar que él volvía a estar en cinta, que la oportunidad de ser padres se iba con él a esa misión. Aterrado, Steve detuvo su respiración y cerró los ojos, imaginando el fin de esta misión. Podía ver a Tony regresando a esa clínica, manteniéndose indiferente durante su traslado, sumergido en un trance que lo llevaba a ser hiriente con todos. Sobre todo, con él. Podía volver a ver cómo perdería a la persona que amaba, cómo lo aborrecería cruelmente y cómo la culpa ya no sería suficiente para permanecer juntos. No, ya no lo sería. Tony se liberaría de la culpa y lo abandonaría. Él podía dejarlo ir si Tony así lo decidía, pero no que el genio volviera a ese abismo, a esa oscura profundidad. No cuando fue testigo de cómo ese abismo le robó gran parte de sí a Tony. Así que, sin pensarlo más, Steve corrió hasta Stark, le tomó del brazo y lo sacó del helicarrier.
— ¡No irás!
Tony suspiró cansado. —Soy un vengador, Rogers. ¿No lo recuerdas?
—Lo recuerdo. Pero, también recuerdo que estás en cinta. —Steve habló con dureza, ignorando que Natasha y Clint los observaban preocupados. —No dejaré que te expongas a los ataques de la Sociedad Serpiente.
— ¿Acaso me crees estúpido? —Respondió con enojo. Él más que nadie era consciente de lo riesgoso que era su estado, que en cualquier momento podía sufrir un aborto. Pero, también que Thor y Bruce no encontraban en la Tierra. Ambos se fueron al espacio, mientras que Visión y Wanda se hallaban en Wakanda. Los únicos que debían responder al llamado de auxilio eran ellos y no los dejaría. —No iré al combate, solo los ayudaré como piloto.
—Viernes se encargará de eso. ¡Tú te quedas acá!
— ¡Iré y me quedaré en el helicarrier!
Steve bufó al saber que el tiempo se les acababa y que no lograría convencer a Tony. Tal vez, no iría con ellos en el helicarrier. Pero, sí se atrevería a seguirlos con su traje. Traje que fácilmente podría tentarlo a luchar. Aquello no se lo permitiría en lo absoluto. Por lo que, le tocaba ceder nuevamente. — ¡Bien! Pero, antes quiero que me prometas que te quedarás en el helicarrier, que no intervendrás en el combate y que no harás nada tonto como para adentrarte en zona riesgosa.
—Te lo prometo.
Steve asintió.
Al principio, Steve no confiaba en la palabra de Stark. Pero, a medida que el combate se desataba y no veía ni la sombra de Tony cerca, fue confiando. Porque él podía luchar contra los secuaces de Madame Víbora, sabiendo que Tony estaba en el helicarrier completamente seguro y lejos de estas alcantarillas tan inestables y riesgosas. Y así lo iba haciendo. Esquivaba cada ataque mortal de Anaconda y Bushmater, mientras que Clint y Natasha sacaban a los rehenes de esta cloaca. Estando solo con ellos, Steve cogió su escudo con fuerza, recuperó el aliento aprovechando que Anaconda y Bushmater estaban en el suelo y se preparaba para otro enfrentamiento con los. Pero, el enfrentamiento que le tocaba ya no era con Anaconda y Bushmater, sino con la misma Madame Víbora. Ophelia Sarkissian, Madame Víbora, salía de la oscuridad y se mostraba ante él, portando dos explosivos de dinamitas en ambas manos. Meciendo los explosivos, Madame Víbora sonreía en la espera de que sus secuaces se levantaran. Les costó a Anaconda y a Bushmater unos segundos alzarse y correr contra él. Steve pudo esquivar el ataque de Anaconda, pero no el de Bushmater. Rogers chocó bruscamente contra las paredes de las alcantarillas y cayó al suelo. Apenas pudo esquivar otro golpe de Bushmater y devolverle el ataque con su escudo. Pero, no a Anaconda. Ella lo enredó con sus brazos y comenzó a golpearlo contra la pared hasta que Madame Víbora le ordenó detenerse.
Fue ahí que Anaconda lo tiró nuevamente contra la pared.
Steve escupió sangre y se arrastró hasta su escudo, mientras Madame Víbora se acercaba a él. —De ser más inteligente, no habrías mandado a tu equipo con esos rehenes. No cuando te espera una muerte segura.
—Esas personas están a salvo. —Rogers empezó a levantarse y retomar fuerzas para otro enfrentamiento. —Es lo que importa.
—Espero que te lo agradezcan en tu tumba. —Madame Víbora le sonrió y encendió los explosivos para seguido lanzarlos contra la salida que Clint y Natasha usaron para sacar a los rehenes. — ¡Anaconda!
Anaconda estiró sus brazos, tomó a Madame Víbora y a Bushmater para desaparecer entre los otros pasajes de la alcantarilla.
Steve hizo lo mismo.
Él corrió en dirección contrario, se protegió de los escombros que caían con su escudo y trató de buscar una salida. Pero, no había. Acorralado, Steve veía a los techos de la alcantarilla ir cayéndose y acercándose a él. Más y más, se acercaban. Al igual que la muerte. Sujetando su escudo y aferrándose al recuerdo de Tony, se resignaba a morir aplastado hasta que varios disparos empezaron a perforar un hueco cerca de él. Steve se cubrió el rostro con una de sus manos al divisar una fuerte luz acercarse. Y en cuestión de segundos, sintió cómo era sujetado de la cadera, cargado y llevado hasta ese mismo hueco de donde salió la luz.
Bastó que dejaran las alcantarillas para que Rogers supiera quién fue a su rescate.
Así que, estando en el helicarrier y de regreso al complejo, Steve miró a Tony salir de su traje. —Rompiste tu promesa.
— ¡Te salvé la vida!
[•] Este capítulo es la entrada al final de esta historia. So, se vienen capítulos intensos. ❤️
[•] Pd: Les pido paciencia. Aquí ambos sienten culpa y esa culpa les hace callar. Hasta este capítulo. ❤️
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¿SEGUNDAS OPORTUNIDADES?
Fanfiction[•] Pareja: Stony. [•] Advertencia: Mención de Mpreg (embarazo masculino). [•] Recordatorio: Los personajes no me pertenecen, sino a Marvel. Sinopsis: El matrimonio Rogers Stark pende de un hilo y la llegada de Peter sorprende a Steve y Tony quie...