Amorenina

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Tobirama había conseguido un trabajo de medio tiempo en una cafetería cerca de donde estudiaba, había decidido estudiar ingeniería química. Lo malo era que vivía a unos  kilómetros de donde estudiaba y trabajaba, pero el dueño de la cafetería se ofreció a llevarlo por las noches, agradecía de corazón aquel gesto así no gastaba en pasaje más de una vez.

Una semana paso y él aprendió rápidamente la preparación de todo tipo de café, en la universidad le estaba yendo muy bien. No había necesidad de molestar a sus padres o a su hermano por más dinero, con que le pagarán la cuota mensual de colegiatura era más que suficiente y lo que ganara en la cafetería sería para sostener sus gastos, era extraño pero esa cafetería tenía una economía estable, es decir podía emplear a cuatro trabajadores.

Tobirama se llevó muy bien con sus compañeros de trabajo, por lo general no le agradaba nadie pero las locuras de Hiruzen le divertían, la bipolaridad de Kagami a su parecer era confiable y la actitud malhumorada de Danzo le hacía ver que él no era tan enojado y su jefe era alguien amable y comprensivo.

Una noche llego un tipo buscando al dueño, estuvieron en el despacho mucho tiempo.

Oigan ¿Será un nuevo empleado? _ pregunta el metiche de Hiruzen.

Talvez _ responde desinteresadamente Kagami, mientras ordena algunas tazas.

Bueno, fue un gusto.. no, la verdad no fue un gusto trabajar contigo Sarubobo _ dice Danzo mientras le tira un limpiador a
Hiruzen.

¿Qué? Que significa eso _ toma el limpiador y se dirige al mostrador.

Significa, que te van a despedir, porque no trabajas _ bromeó Tobirama, tomo confianza con ellos y por eso bromeaba.

¡Que! Y porque a mí _ tira el limpiador al suelo dramáticamente.

Además de haragán, sordo _ le hace saber Kagami, harto de escucharlos.

Todos empiezan a reír pero callan al instante cuando oyen y ven la puerta del despacho abrirse.

Gracias Madara no sé qué haría sin tí _ sale un sonriente jefe de su oficina y es seguido de su buen amigo.

Para eso son los amigos, pero que quede claro, no va ser gratis _ observa a los cuatro empleados, su mirada se posa sobre aquel albino lo mira de pies a cabeza en cuestión de segundos.

Bueno me voy entonces, nos vemos mañana _ sale no sin antes dar un último vistazo a aquel albino.

Adiós _ se para frente a sus empleados quienes seguramente están muy intrigados.

¡Porfavor, no me despida! ¡Trabajaré más duro de ahora en adelante! _ súplica desesperado Hiruzen, todos están más que sorprendidos.

De dónde sacas eso _ dice mientras aguanta la risa.

Hiruzen ya estaba llorando y los demás riéndose.

No voy a despedir a nadie, lo que pasa es que voy a hacer un viaje de un mes o dos y Madara, bueno él y yo fundamos este café así que el me remplazara mientras estoy fuera _ explicó y luego de unos minutos cerraron y se fueron a descansar.

                        .........

Había pasado un mes y Madara resultó ser una buena persona, era exigente pero comprensivo, todo bien a excepción de las miradas intensas de Madara hacia Tobirama, lo peor eran los silencios incómodos que tenían ambos al dirigirse a sus casas, pues Madara vivía a unos cuantos metros de donde vivía Tobirama y era una de las recomendaciones que el jefe le dió a Madara.

Esa noche no era diferente, un silencio muy incómodo, ya estaban por llegar era cuestión de segundos.

Gracias _ dijo Tobirama al parar el carro y bajar, llevaba unos cuantos pasos cuando siente una presión alrededor de sus brazos y su pecho. Se percata que alguien lo sostiene por detrás, quizá un ladrón, no, no podía ser un ladrón ya lo habría tirado o ya lo habría amenazado, entonces llega a su nariz un aroma muy familiar, "Madara" murmura.

Quiero hacerte el amor _ el albino queda en shock, no sabe cómo reaccionar ante aquella ¿Broma? Y lo único que hace es reír.

Es una broma jajaja _ la verdad no se puede mover, Tobirama no sabe por que no se lo quita de encima, talvez le agradaba.

No es broma, quiero hacerte mío _ le susurra al oído, haciendo estremecer a Tobirama.

No... Eso no es posible, porfavor sueltamé _ ya le entró el miedo, que le pasa a Madara, se preguntaba el ojirubí.

Te soltaré si me dices cuándo puedo hacerte el amor _ fue la condición que le puso para soltarlo.

Yo.. no... _ no sabía que hacer, está situación era muy complicada.

Dime cuándo _ el azabache pone más fuerza en su agarre.

Lo voy a pensar _ esa respuesta pareció agradarle a Madara y suelta al albino.

Mañana llegará Obito, pero yo seré quién te traiga a tu casa de ahora en adelante, nos vemos cariño y esperaré tu respuesta afirmativa _ Madara sube a su carro dejando a un Tobirama muy confundido, en que se había metido.

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Hola perdón por no actualizar, el título como que no va con esta historia, pero es en honor a alguien que se fue de este mundo 😔

Esa persona decía amorenina en lugar de 'amor mío'.
Bueno cuídense.

MadaTobi Donde viven las historias. Descúbrelo ahora