Capítulo 1

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Domingo, 13 de Febrero de 2022, Barcelona-España

La niebla se fue dispersando poco a poco, haciendo que los que habían sobrevivido a ella empezaran a despertarse.

Abrió los ojos con lentitud, mirando a su alrededor con confusión, acordándose de lo ocurrido hacia unas horas, comenzando a temblar ante la idea de volver a pasar por lo mismo que hacia años.

Alex miró a su alrededor buscando a sus amigos, encontrándose unos segundos después a Frank desmayado cerca de él, acercándose a este y tratando de despertarlo a la par que repetía su nombre.

-Staxx, por favor, tienes que despertarte, dentro de poco llegarán los militares a por nosotros y no podemos quedarnos aquí mucho más.

El de pelo negro oyó como unas sirenas empezaban a sonar, acercándose cada vez más a los chicos. El joven se levantó, poniéndose al lado de sus compañeros, dispuesto a defenderlos con ayuda de su poder de Telequinesis; no dejaría que se los llevaran de nuevo, no dejaría que volvieran a aquel infierno.

-Le habla la Policía Nacional de España, ponga sus manos detrás de la nuca y diríjase hacia nosotros.

-¡Aléjense!- exclamó Alex extendiendo sus brazos hacia los militares, levantando un montón de rocas, las cuales se encontraban a su alrededor, lanzándoselas con fuerza a los que trataban de atraparles.

Los militares se dispersaron, escondiéndose tras sus vehículos y sacando sus metralletas. Tenían órdenes, si se defendían... Tendrían que matarlos. Si no podían controlarlos y utilizarlos como sus marionetas personales entonces no podían permitir que vivieran, no cometerían los mismos errores que la otra vez.

-¡Alex! ¡Cuidado!- gritó Frank levantándose rápidamente al ver como una metralleta lo disparaba directamente en el corazón.

El tiempo se ralentizó para Staxx, viendo como lentamente una bala se acercaba a su amigo, por lo que no dudó en cogerla, alejándola así de Alexby, volviendo el tiempo a su forma natural.

El más pequeño del grupo, se giró a verlo rápidamente, observando sorprendido como este sujetaba ahora una bala de color bronce, quedándose aún más en shock al ver como uno de los

ojos verdes del chico era de color rosa claro; algo parecido a la heterocromía sucedía en sus ojos, teniendo uno verde y el otro del color antes mencionado.

-Fra-Frank. Tu-Tus ojos...

Este simplemente le miró sorprendido diciéndole:

-Los tu-tuyos... Tienes un ojo de color blanco...

-Hablaremos de esto luego- dijo Vegetta levantándose, señalando a los del gobierno, viendo los demás como tenía un ojo morado y el otro de color amarillo- Alex, no creo que Rubius se vaya a despertar pronto... Tengo una teoría, ¿podrías tratar de teletransportarnos a todos?

-¿Eh?

-A ver tontito, tienes un ojo blanco, eso significa que puedes teletransportarnos lejos de aquí.

-Yo-Yo... No creo que pueda...

-Tienes que confiar en ti Alex, yo sé que puedes- dijo Samuel, tratando de darle la confianza que necesitaba.

-¡Entréguense ya! ¡Último aviso!

Tras oír las órdenes de los militares se miraron, viendo después a sus compañeros desfallecidos llegando a una conclusión: Debían intentarlo.

El de ojos azul y blanco, asintió, agachándose junto a sus amigos y tocando a los que pudo, uniéndose todos a él.

Alexby cerró los ojos, intentando concentrarse para poder salir de allí, sintiendo como sus fuerzas desaparecían poco a poco, empezando a ser rodeados por una luz blanca. Segundos después la luz blanca desapareció, dejándoles ver como se encontraban en un campo lleno de flores, pudiéndose observar la cuidad a lo lejos.

-¡Muy bien Alex! - exclamó Frank, volteándose a ver al antes nombrado, con una sonrisa en el rostro.

Este se encontraba mirando a la nada, con la cara pálida y los ojos casi cerrados; se notaba que estaba a punto de caer en la inconsciencia.

Desafortunadamente los militares los habían localizado, estando acercándose hacia los 10 chicos rápidamente.

-Alex, tienes que teletransportarnos de nuevo- susurró Vegetta al lado del chico, preocupado también por el estado en el que se encontraba.

El de cicatriz azul marina simplemente asintió con lentitud, volviendo a tocar a sus compañeros, cerrando los ojos del todo para concentrarse en escapar, aunque le resultaba casi imposible no rendirse ante la oscuridad.

Poco a poco la luz blanca los rodeó a todos, teletransportándose de nuevo, apareciendo dentro de uno de los camiones militares, desmayándose el de ojos azul y blanco; al parecer todo su esfuerzo no fue recompensado.

Los dos conscientes se miraron entre sí, preocupados, intentando abrir la puerta del camión, sin éxito, ya que se encontraba cerrada con llave.

-No, no, no... No puede estar pasando esto, no de nuevo. Fui fuerte la primera vez, pe-pero ahora... No sé si podré aguantar.

-Tranquilo Vegetta, saldremos de esta, créeme.

-No, no, otra vez no por favor- susurraba el de pelo en punta una y otra vez, respirando entrecortadamente mientras que se tiraba del pelo; finalmente la vida lo había roto completamente.

-Sam, tranquilízate, por favor, no queremos que sufras un ataque de pánico, ¿no?

En aquel momento Luzu empezó a despertarse, abriendo los ojos con lentitud, mostrando como uno de sus ojos, el izquierdo había cambiado de color, ahora era de un potente color negro, distinguiéndose apenas su iris.

-¿Qué-Qué ha pasado?- preguntó el chico asustado, mirando a su alrededor, formándose lágrimas en sus ojos al ver como se encontraban atrapados; siendo las que caían de su ojo de color negro de ese mismo color.

-Tus lágrimas Borja, son... De color negro - dijo Frank, extendiendo la mano y tocando una de estas, viendo que eran de una consistencia algo viscosa.

Mientras este examinaba aquel líquido extraño, el de ojos rosa y negro se giró a ver a su otro compañero, observando como este se encontraba en un completo estado de pánico.

-Tranquilo, escaparemos de aquí, te lo prometo- susurró Luzu abrazando a Samuel, apoyándose este en su pecho y empezando a llorar y temblar con desesperación, tratando el de ojos rosa y negro de calmarlo al hacerle pequeños círculos en su espalda con sus dedos.

Poco a poco su respiración se fue apaciguando, hasta que Vegetta dejó de temblar, aún llorando, pero mucho más tranquilo.

-¿Donde cojones estamos?

El castaño se giró hacia la voz de su novio, viendo con sorpresa como este tenía un ojo naranja y el otro rosa.

-Estamos en un camión militar- contestó Frank, estando este aún examinando la lágrima negra de su amigo.

-¡¿Nos han atrapado?!

-La-Lamentablemente, si-si... - le contestó en un susurro el de pelo en punta, haciendo que este se preocupara al verlo en esas condiciones, nunca lo habían visto llorar y menos en un estado tan vulnerable, empezando de nuevo a respirar con dificultad.

-Shh... Respira, todo va a salir bien- susurró Borja.

-Tenemos que salir de aquí antes de que regresen- dijo Willy el cuál se acababa de despertar, averiguando fácilmente su situación gracias a su gran inteligencia.

Y justo en ese momento, como si fuera cosa del destino, las puertas delanteras del vehículo se abrieron, entrando dos militares, mirándose sorprendidos al verlos allí dentro, saliendo de nuevo y gritando:

-¡Tenemos a los sujetos!

Los chicos trataron de aprovechar la oportunidad e irse, pero, rápidamente volvieron a cerrar las puertas, arrancando el camión antes de dirigirse a su fatídico destino...

Minds 2: La historia se ha repetidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora