ɴᴜᴇᴠᴏ ᴄᴏᴍɪᴇɴᴢᴏ

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Yoongi estaba vivo. Apenas.

Pocas veces los angeles tenían el permiso de la otra persona para poseerla, pero a Taehyung todo le daba igual. Taehyung no podía dejar morir a Yoongi, simplemente no era lo correcto, este no era el destino del niño y, honestamente, poco le importaba si lo era. Iba a salvarlo, por las buenas o por las malas.

Los arcángeles eran fuertes, Yoongi se curaría de inmediato si el diablo quería. Estaba maldito, pero aún podía sanar humanos, aunque jamás lo había hecho antes. El niño había sido el primero.

Suspiró. Era extraño ser más bajo, era extraño ser su esposo. Bajo los escalones que lo habían llevado a la azotea, y nadie estaba en el segundo piso. Todos se encontraban debajo, en donde habían estado al principio. Se oía un llanto, el cuál seguramente era de su suegra, y las personas se comunicaban de manera rápida, nerviosa. Taehyung llegó hasta la escalera, pero se quedó de pie allí, sin bajar y observando fijamente a las personas mientras llevaba una de las pequeñas y delicadas manos de su esposo al bolsillo delantero de su pantalón, con la otra apoyándose en la baranda, alzando un poco más el rostro, mostrando superioridad ante todos los asquerosos seres humanos en aquella casa. Cada uno de ellos era lo peor.

Solamente estaban Suni, Soyeon, Choi y el Padre Dongyul, el cuál sostenía su cabeza ante la sangre que emanaba de un corte que a simple vista parecía leve, pero era algo profundo.

Nada para morirse.

Suni dió un paso antes de que Choi la tomara del brazo, pero está jamás quitó su mirada del cuerpo de su hijo, el cuál justo ahora no lo estaba siendo.

-¿Yoongi? ¿Bebé? -Le tembló la voz. Las cejas del mencionado se alzaron, y su cabeza se fue ladeando lentamente con una cínica y ladina sonrisita en sus labios mientras observaba a la mujer caer de rodillas, sollozando. -P-Por favor, devuélvemelo. Por favor.

-Suni...

-Por favor...

-Si, Suni. -Hablo Taehyung, con la voz de su niño sonando tranquila y seca, tan fría como su cuerpo. -Paciencia. No mataré a Yoongi, todos ustedes podrán seguir maltratandolo como siempre. -Finalizo, comenzando a bajar las escaleras con paciencia.

El padre Dongyul llevo su mano hacia el diablo en el cuerpo del niño, pero este último fue más rápido, y antes de que el mundano pudiese siquiera recitar algo, lo hizo volar hasta pegarlo contra la pared de manera brusca y dolorosa.

-No me digas que hacer, viejo estúpido. -A pesar del insulto, continuaba sonando tranquilo. -Tú, tu iglesia y tu dios pueden besarme el culo. No esté, por supuesto. -Aclara. -Este solo lo beso yo. -Asiente lentamente antes de girarse a la familia Min, observando a su suegra arrodillarse ante sus pies, aún sollozando con fuerza.

-Por favor, déjalo ir. -Ruega. -Dejalo ir...

-¡Está bien! -Exclama, fingiendo animarse. -Pero dime "Por favor" de nuevo. -Claramente molestando. Sonríe un poco al ver el enfado mezclado con el miedo en la mirada de todos. -P-Por favor... te lo ruego.

Vale. No es como si a Taehyung le agradase del todo, pero era la madre de su niño. A pesar de sus absurdas creencias, está le preparaba la mejor merienda cuando Yoongi se sentía mal, lo llevaba a la cama, se acostaba con el cuando tenía pesadillas, le hacía fiestas sorpresas, lo iba a buscar a la escuela y siempre intentaba tratarlo con la mayor amabilidad. Inhaló, mirando arriba unos segundos, pensando antes de exhalar profundamente y ponerse de cuclillas frente a la mujer. Llevo una mano al mentón de esta, la cuál alzó la mirada con terror y tristeza, y la vio fijamente por unos segundos.

-Solo haz lo que te digo, y todo irá bien. -Dijo, y la mujer, aún sollozando, asintió. Taehyung se paró nuevamente. -Ponte de pie. -Le ordenó.

ᴅᴀɴᴄɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟᵗᵃᵉᵍⁱ (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora