ᴇʟ ʀᴇʏ ᴅᴇʟ ʟᴏs ᴄɪᴇʟᴏs

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Los días continuaban igual de traquilos que siempre. El clima era una porquería, debido a la humedad y la lluvia demoraba bastante en caer del cielo, pero, a pesar de ello, la gente continuaba de buen humor.

El joven de cabello finalizó de sacar dinero de la caja, tendiéndoselo a la anciana frente a él, por encima del mostrador, la cual lo tomó con cuidado.

—Tome. Espero que tenga un muy buen día.

La señora sonrió a la par que colgó la bolsa de compras en su muñeca.

—Muchas gracias, cariño. Espero que también tengas un hermoso día —respondió, dando media vuelta para dirigirse hacia la salida, y cruzándose con un trabajador del sirio, quien sostenía una enorme caja en sus brazos  —. El es un caballero —le comentó al joven, refiriéndose al cajero antes de salir por la puerta, haciendo sonar una pequeña campanilla que colgaba de esta.

El joven de tes morena, observó a su amigo en el mostrador, alzando y bajando sus cejas.

—Oh, cállate, Yun —Mascullo Chan Mi —. Podría ser tu abuela.

—Pero no lo es —Yun, una vez más se enderezó, estirándose un poco antes de girar sobre sus talones, exhausto, ñero continuando con su trabajo.

El tocadiscos con The Beatles sonando provocó que Chan Mi quisiese bailar, pero sería demasiado vergonzoso si su amigo u alguien ingresaba donde se encontraba, así que solo se limitó a tomar el pequeño, algo sucio trapo, rociándolo con agua, y sin evitar comenzar a tararear la canción en medio de la limpieza.

¡Well, shake it up baby now! —cantó Yun desde el pequeño cuarto repleto de cajas, exagerando con su tono de voz, sonriendo un poco al oír la risa de su amigo—. ¡Twist and shooouut!

Twist and shout —coreó Chan Mi.

Come on, come on, come, come on baby now!

—Come on...

Sus cantos fueron interrumpidos debido al fuerte estallido de los vidrios de la tienda. El joven del mostrador se cubrió rápido, con su ropa y cabello lleno de pequeños cristales, sintiendo, entre el pánico, un leve ardor en uno de sus pómulos. Oyó la puerta de la tienda abrirse de manera brusca, por lo cual abrió sus ojos con lentitud, asomándose, e intentando creer que se trataría de su amigo, o un típico asalto. Peor.

Chan Mi tuvo la desgracia de recordar su rostro, cuando fue controlado por el mismísimo Dios. Allí estaba, con su vestimenta negra, ojos color sangre, mirada fría, pero un poco desesperada.

Un arcángel, el arcángel. El Diablo.

No lucía para nada como la primera vez que lo tuvo frente a sí, incluso si continuaba luciendo calmado, su mirada desquiciada, y sus ojos abiertos de par en par lo volvían más temible. El rey del inframundo observó a su alrededor con lentitud, pero, de forma abrupta, volteó su cabeza en dirección al joven del mostrador, quien lucía sorprendido, asustado, e intentaba retroceder en su sitio.

–Oh, Dios.

Aquello pareció enfadar más al Diablo el cual, son un simple movimiento de mano, arrojó al chico contra la pared. Se oyeron pasos, gemidos adoloridos, y Yun, quien estaba algo lastimado, salió del pequeño cuarto, intentando analizar la situación entre la confusión.

—¿Chan Mi?

—¿Donde está? —El Diablo habló con autoridad sin apartar su mirada de Chan Mi, ejerciendo más fuerza en el agarre contra la pared, y volviéndolo más doloroso.

—N-no lo... no lo sé.

—...No tengo mucho tiempo, ni tampoco paciencia.

—¿Qué le haces? —El moreno alzó la voz al hombre frente a él, quien le daba la espalda. Tenía miedo, jamás presenció algo así en su vida, pero Chan Mi era su mejor amigo, y estaba rozando la muerte. No permitiría que nada malo le sucediese—. ¡Suéltalo!

ᴅᴀɴᴄɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟᵗᵃᵉᵍⁱ (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora