ᴄᴀsᴛʀᴀᴛɪ

2.9K 429 359
                                    

Oír el desconsolado llanto de una madre desesperada al haber perdido a su hijo en la sala de espera del hospital no era nada reconfortante para Min Yoongi, el cual temblaba en los brazos de su hermana mayor, que le acariciaba con una mano sus rizos e intentaba consolarlo, diciéndole que nada de lo que había sucedido fue su culpa.

Definitivamente todo era su culpa

Bien podría haber aguantado un par de
quemaduras en su piel, porque no eran
nada a comparación de un ataque al
corazón. No hubiese pasado de un castigo, porque su padre jamás podría herirlo con gravedad...

¿O si?

Ambos hermanos observaron la puerta
del frente en cuanto ésta se abrió, con
su madre saliendo y dedicándoles una
pequeña sonrisa. Yoongi no sabía si aquello era bueno o malo. Suni se acercó a sus hijos, tomando el asiento de un lado de Seyeon y viéndolos.

—Niños, no lloren. Su papá está bien, se
va a recuperar— Besó la frente de ambos
Tienen que rezar y Dios va a arreglarlo
todo. Estará en observación esta noche,
y se va a recuperar poco a poco. No debe llevarse disgustos, y debe comer saludable. Lo cuidaremos, tranquilos.

A pesar de la sonrisa de su madre y el
profundo suspiro saliendo de los labios
de Seyeon, Yoongi temblaba como una
hoja, y tenía el color de ésta. Estaba
descompuesto, mareado, disgustado...

—Seyeon, cielo. Lleva a Yoongi a la
cafetería.— Dijo a la vez que le entregaba
dinero a la mayor de los hermanos Min —Cómprale un chocolate caliente y una dona. Cómprate algo tú también, es una noche muy fria. Me quedaré aquí, asegúrate que tu hermano esté bien.

Seyeon asintió y ayudó a su hermano a
ponerse de pie y a caminar fuera de la
sala de espera. Recorrieron el hospital
hasta finalmente llegar a la cafeteria, la
Cual estaba casi vacia a excepción de unos ancianos en unos asientos de la esquina, bebiendo tazas de café y charlando en voz baja. Seyeon dejó a su hermano en un asiento de una mesa de las esquinas y acarició sus rizos.

—No me tardo, quédate aquí— Le dijo
antes de ir a pedir la comida.

Yoongi se encogió de hombros, sintiéndose más pequeño de lo que era mientras continuaba temblando. Moría de frío, moría de miedo...

... Moría de ganas de continuar en los
brazos de Taehyung. No se sentía a salvo, estaba desprotegido, y tan nervioso que apenas lo veía de reojo.

Era su culpa. Su padre había tenido un ataque al corazón, ya no podrían verse mutuamente a la cara. Su familia
sospecharía de él, se preguntarían quién es "Taehyung" y lo acusaría, para luego matarlo a golpes. Su alma iba a ser arrebatada de la peor manera posible, e incluso sabiendo que acabaría en el infierno, nunca dejó de sentir las ganas de ser envuelto por los brazos del diablo.

Lo quería tanto, necesitaba aquello, y más. Necesitaba...

Las tazas siendo apoyadas bruscamente sobre la mesa lo sobresaltaron, interrumpiendo sus pensamientos y acurrucándose más contra su asiento. Su hermana se sentó frente a él y dejó el plato con las cuatro donas de chocolate en el medio.

—Come, Yoongi— Básicamente le ordenó.

No iba a negarlo, tenía hambre, pero sentía que podría vomitar en cualquier momento. La culpa no se iba de su mente, y si al menos pudiese irse vomitando...

Intentando dejar de pensar, respiró
profundamente antes de sentarse derecho y tomar una dona, dando un mordisco y masticando lentamente. Su hermana suspiró y bebió de su café con crema, relamiendo sus labios luego.

ᴅᴀɴᴄɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟᵗᵃᵉᵍⁱ (En Revisión)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora