Capitulo 2: Imán de Rubios

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Capitulo 2: Imán de Rubios

Taylor…

 

 

 

Harry también ya fue aceptado a una universidad, de hecho es una universidad hermana de la mía, yo estudiaré una licenciatura en música, espero me vaya bien, seguramente terminaré trabajando en un estudio de grabación, pero bueno, es lo que quiero. Harry estudiará para ser profesor, así es, las colegialas que serán sus alumnas estarán felices de tener a un maestro guapo. Pfffff… ni se nota que soy celosa.

 

 

-        ¿Y qué harás en el verano, Harry? – le preguntó mi mamá mientras se servía café.

-        Lo que Taylor quiera hacer – dijo él sonriéndome.

 

 

No pude evitar sonreírle, es tan…perfecto, guapo, ¡Ay! Su sonrisa de verdad me derrite… ¡No! Se supone que estoy enojada con él… ¿A quién engaño? Con esa sonrisa cualquiera lo perdona, incluyéndome.

 

 

-        Pues Taylor irá de campamento – dijo mi mamá, bajándolo de las nueves enamoradas en las que Harry estaba.

-        ¿Cómo? – preguntó ofendido – pero… ¿Cuánto tiempo?

-        Un mes – le dije yo, dando un sorbo a mi leche, así es, odio el café.

-        ¿Qué se supone que haré en un mes sin ti? – preguntó exigiendo una respuesta.

-        Harry, tienes amigos, sal con ellos, ya ni les pones cuidado desde que salimos – le dije, tratando de ser flexible, la verdad no quiero que salga con nadie a menos que sea yo.

-        Pero me divierto mas contigo – me dijo haciendo pucheros - ¡Ya sé! ¿Y si voy al campamento?

-        No creo. Es “El Campamento Policiaco” – le dije.

-        Ahh… ¿Ese en el que solo los hijos de policías van, que solo los ponen a entrenar, a levantarse temprano? ¡Qué flojera! – dijo con mala cara - ¿No hay manera en la que pueda ir? ¿Crees que tu papá pueda decir que soy su medio hijo, o que soy su sobrino?

-         

 

Pero… ¿Qué hace? Acaba de decir que es una flojera ese campamento, pero quiere ir, ¿lo hará por mí? ¡Rayos! Ya comencé a sonrojarme por mis propias conclusiones, qué pena…

 

 

-        No creo – dijo mi mamá – pero pueden entrar cualquiera este año.

-        ¡¿De verdad?! – preguntó Harry emocionado.

-        Sí, pero debes pagar una millonada – le dije yo bajándolo de sus nubes soñadoras.

-        ¿De cuánto hablamos? – preguntó con una sonrisa mientras sacaba su cartera y deslizaba una tarjeta.

-        Aproximadamente de un riñón y un hígado… - le dije siendo realista – además… esta es tu licencia de conducir, tonto – le dije devolviéndome la tarjeta que enseñó, mi mamá comenzó a reírse.

Soy una Chica 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora