★•You Really Loved Me•★

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★★★

Universo Alterno No Happy Ending BreakUp!Fic
Iván Brangisky (27) / Alfred F. Jones (22)

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De nuevo, muchísimas gracias a:

W0W_APHCHIBIRUSIA, KawaiiLit637 y velinnolin

Y sí, velinnolin acertó con su juicio de a dónde se dirigía este fic desde el primer capitulo ovo, ¡qué vidente!

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—Ése de ahí: no eres tú.

La proclama es sucinta, mientras la angustia es perpetua y pesa en la garganta, en el estómago y, por supuesto, en el espectral orificio en su pecho. E Iván la repite, tan ensimismado que no se percata del movimiento en la habitación; las personas —incluyendo su amada hermana mayor— que entran y salen como borrones confusos y ajenos a su dolor.

A su detrito que lo arrastra de rodillas junto al lecho al centro del emplazamiento.

—Yes, that's me! — La efigie de Alfred F. Jones se encuentra al borde de la cama, en relajada pose y demacrada sonrisa. La última que el más alto contempló en ese alelado rostro—. So, ¿ya sabes para qué rompimos? Te dije que esa era la pregunta importante. — Posiciona ambas manos bajo el mentón, en una pose artificial de reflexión.

El alto rubio guarda para sí la respuesta.

Y, extiende la mano en dirección a la silueta tan conocida.

Aprehende el aire y, Alfred —el Alfred que ha conocido e idealizado con el paso del tiempo— se encoge de hombros y deposita su palma en inexistente contacto sobre la desordenada cabellera del ruso.

—C'mon, Vanya. — El menor suaviza su voz y moviliza las piernas al filo de la cama, pateando al aire como si fuese un niño pequeño—. Don't be a drama queen! — Protesta con un gracioso mohín que zahiere a su acompañante—. That's life! Ambos sabíamos que algo así era probable...—Echa las manos detrás de su nuca, como si aún fuese el estúpido mariscal de campo de su preparatoria.

Brangisky guarda silencio.

Evoca las fugaces reminiscencias de su abuelo, el único miembro de su núcleo familiar biológico que alguna vez se interesó en él.

Un hombre que sirvió con fe ciega al ejército de su patria, y quién en su vejez determinó que cada vida que cegó iría sumando infortunios a sus descendientes. Motivo por el cual el anciano se afanó en procurar y aconsejar al "pequeño especial" de su hija mayor; aquella que no dudó en deshacerse del inútil crio en cuanto la crisis le dio un pretexto.

Damn, commie. El que habría sido un asombroso médico se incorpora, poniendo en claro la estatura que fue ganando conforme los años transcurrieron—. ¡No estás maldito! That's bullshit!Señala a su acompañante con las manos enfundadas en los guantes de aviador que tanto le gustaban—. ¡Tú no eres tu abuelo! El karma no funciona así... no actúes como mis padres...

La última enunciación toma con la guardia baja al otro hombre, porque su amante en contadas ocasiones se refirió a sus progenitores. Un par de hippies chalados y atemporales; firmes y peligrosos creyentes de la Tierra Plana, las vacunas como origen del autismo y, de cómo merecían sacarse la lotería debido a sus puntos de dharma con el universo.

—Además, un incidente neurovascular no es cuestión de justicia divina. — Explica con suavidad, deteniéndose al poco porque aquel Alfred no sabe más allá del tema que el propio creador del delirio—. Es una cuestión de salud y, tal parece que toda esa mierda del ejercicio y consumir productos orgánicos es una mentira, ¡mira cómo terminé! — Expresa el mozalbete en bronca voz—. Por favor, mírame.

Ruega e Iván acata la instrucción.

Si bien, el ruso fija sus sentidos en el Alfred que nada ni nadie le arrebatará.

El Alfred que él —y sólo él— es capaz de apreciar cuando disminuye la dosis de antipsicóticos o, al mezclar estos con ingentes cantidades de alcohol.

Aquél que le observa con indulgencia, con sus ojos tan vivos como los pájaros que ambos contemplaban durante las infinitas caminatas por el parque Griffith.

Rasgos faciales dulces y vivaces; rasgos que el euroasiático podría esbozar en cualquier momento —ya sea en papel o en el aire—, porque los ama. De hecho, él ama profundamente todo de Alfred F.Jones, aunque jamás tuvo el valor de aceptarlo en voz alta; un prescindible hecho, dado que no hicieron falta palabras para que Jones se sintiera amado.

Y, a razón de lo anterior, duele un mundo —un cosmos fragmentado— aceptar que el Al real yace en su lecho mortuorio.

Un parpadeo, la atención de Brangisky vira al delgado varoncillo —apagado y gris— que se halla conectado a decenas de máquinas que sustituyen sus funciones orgánicas. Dos parpadeos, Alfred F. Jones es ahora un patético remedo de ser humano que ni siquiera puede respirar por sí mismo y, probablemente, jamás llegue a hacerlo tras la profusa hemorragia que aniquilase sus conexiones cerebrales.

—En los Ángeles, California...— La ilusión retoma aire, aproximándose al oído del soviético—. Si el individuo no tiene familia próxima, la elección de desconexión dependerá del cónyuge o pareja de hecho, sin importar el género. —Lleva a cabo el amago de ceñir por detrás al grandulón, el cual no se atreve a restituir la mirada hacia el durmiente.

Hacia la súbita carcasa vacía.

Después de todo, el ictus fue tan intempestivo como violento.

Ocurrió la noche antes del estreno del estúpido programa de superhéroes, al umbral del nosocomio en dónde el personal quedó paralizado por completo. Y, fue como si un rayo hubiese golpeado al más joven; quién reconoció al instante qué le estaba ocurriendo y, por lo tanto, utilizó su última pizca de raciocinio —sus últimas palabras ininteligibles— para romper con Iván.

A fin de protegerlo de la terrible decisión que podría estar obligado a tomar.

Y, lo está.

—¿Para qué rompimos?

Reitera la efigie de Jones y, el ruso ocluye los parpados.

Incapaz de comprender cómo Al fue un héroe —su héroe— hasta el final, preocupándose más por su pareja que por sí mismo y el lamentable estado vegetativo en el que terminaría. Y, es que todo lo que alguna vez fue Alfred F. Jones —pensamientos, comportamientos y sentimientos— fenecieron conforme los vasos sanguíneos implosionaban, como supernovas en un lejano y fúnebre universo.

—Palabras al aire. — El soviético halla su voz, una pizca de luz en el inmenso vacío del espíritu—. No hay forma en que sea válido tu patético intento de ruptura.

Establece y acepta el peso de la plúmbea responsabilidad sobre sus decaídos hombros; el ineludible compromiso de cegar la vida de su persona más amada, con quién estaba dispuesto a permanecer por una finita eternidad.

—No hay forma en que te deje ir, Fedya.

Puntualiza, sin arrepentimientos ni disculpas.

Iván es tan brusco y directo como de costumbre, mas, en esta ocasión se atreve a rozar la gélida mano de su compañero de vida. Un residuo del vivaracho joven al que el ruso ama con todas sus fuerzas, y —con igual pasión— suplica por un milagro que jamás tendrá lugar, porque aún si Al recobrase la conciencia: él se extinguió aquella noche, murió en sus brazos.

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Eres hermoso】

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┊✯до свиданья『•RusAme•』➽ Para MsWellsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora