다섯

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Kim Youngjo siempre se considero a sí mismo como un hombre razonable y realista. Su agudo sentido del realismo fue la razón principal por la que era uno de los mejores abogados en Seúl, y él se enorgullecía de ello. Razón por la cual al pobre hombre se le erizo la piel una mañana cuando fue despertado por un chico brilloso que estaba flotando.

El temor de trabajar con Geonhak le había finalmente robado su cordura, Youngjo inmediatamente se escondió debajo de sus mantas, tratando de olvidar todo acerca de la alucinación que había visto justo delante de él.

- ¿Um... Kim Youngjo? -una muy inusual voz en tono alto lo llamo.

- ¿Me está hablando a mí? -Youngjo se preguntó con los ojos muy abiertos,- ¿mis alucinaciones están hablándome? Querido Dios, tengo que estar completamente loco.

- ¿Hola? ¿Kim Youngjo?

- Tal vez si trato de hablar con él, ¿desaparecerá? -Youngjo se retorció todavía oculto de forma segura bajo las sábanas- ¿pero las personas que hablan con sus alucinaciones no son aún más locas? ¿Debería ignorarlo?

- ¡Yah! ¡Yo no soy una alucinación! -la voz chillona dijo, esta vez sonó con indignación. Youngjo lentamente asomó la cabeza de debajo de las sábanas, con cautela viendo al chico flotando en frente de él. El chico parecía joven, de unos veinte a lo más. Tenía una mata de cabello rubio, demasiado dorado que caía en sus grandes ojos, y aunque parecía molesto, sus labios tenían una gran sonrisa brillante. Youngjo pensó que el chico lo parecía extrañamente familiar, pero no sabía por qué.

Por lo menos mis alucinaciones son de tipos guapos, Youngjo pensó mientras se quitaba las sabanas completamente fuera de él y se sentaba en su cama.

- Muy bien, así que si no eres un producto de mi imaginación, entonces ¿por qué flotas a tres metros en el aire y tienes la piel que luce como si estuviera hecha de linternas? -Youngjo preguntó, entrecerrando los ojos.

- ¿Linternas? -Hwanwoong susurró para sí mismo, confundido sobre el significado de la palabra. Aish, yo sabía que debía estudiar sobre la tecnología humana, el ángel se dijo mentalmente reprendiéndose.

- Uh... yo no soy parte de tu imaginación -continuó Hwanwoong, mirando al hombre en la cama: - ¡Yo soy un ángel!

- ¿Un ángel? -Youngjo preguntó, enarcando las cejas- ¿como un ángel que tiene alas y una aureola y vive en el cielo?

- ¡Sí! -Hwanwoong gritó con entusiasmo. Los dos se miraron durante unos minutos en silencio.

- Sí. Está decidido. Estoy oficialmente loco -Youngjo dijo, suspirando para sí mismo y salió de la cama. Hwanwoong inmediatamente frunció el ceño y siguió al abogado cuando comenzó a salir de la habitación para ir al baño.

- Realmente soy un ángel. ¡Mira! ¡Incluso tengo alas y una aureola como tú dijiste! -Hwanwoong exclamó. Youngjo miró al chico una vez más y vio que efectivamente, tenía el requerido combo de aureola y alas. ¿Cómo diablos no los vi desde el principio? el abogado pensó con el ceño fruncido.

- Está bien, tienes una aureola y alas, pero eso no me convence de que no seas sólo algo que estoy imaginando -dijo Youngjo brevemente,- si realmente eres un ángel haz algún tipo de milagro para demostrarlo.

- ¡Oh! ¡Milagro! -Hwanwoong gritó con alegría. A diferencia de Dongju, Hwanwoong era muy hábil en hacer milagros. Bueno... en verdad, Hwanwoong sólo podía hacer un milagro, pero lo hacía muy pero muy bien.

- ¡De acuerdo, hazte para atrás y observa esto! -Hwanwoong dijo alegremente. El ángel se puso enfrente de la bañera de Youngjo, con una mirada de concentración absoluta en su rostro. Levantó las manos y segundos más tarde, unas cositas pequeñas y resbaladizas aparecieron en la parte inferior de la bañera. Youngjo se precipitó a la tina y miró dentro de ella, esperando algo mágico, o por lo menos milagroso. Miró por encima del borde de la bañera para ver...

𝐶𝑎𝑑𝑎 𝑣𝑒𝑧 𝑞𝑢𝑒 𝑆𝑢𝑒𝑛𝑎 𝑢𝑛𝑎 𝐶𝑎𝑚𝑝𝑎𝑛𝑎 || 𝘓𝘦𝘦𝘰𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora