v i g é s i m o o c t a v o
La voz rasposa del profesor de la clase seis resonaba levemente por los pasillos del tercer piso. Los kanjis eran escritos con una anticuada tiza de color blanco. El vaso de agua de su profesor ya iba a por la mitad, un reloj implícito de lo que quedaba de clase. El cabello canoso brillando como plata a causa del exquisito sol otoñal del mes de septiembre.
Para Hikaru todo debía ser perfecto. Su testaruda mentalidad se lo proclamaba. Y ella intentaba llevar las riendas hacia ese camino la mayor parte del tiempo.
Pero a veces sucedía.
Un crack en la perfección. La ansiedad adentrándose en su pecho.
Presidenta del Consejo Estudiantil. El examen para el ingreso universitario. Amistad. Noviazgo. Estudios. Familia.
Otoño suele ser una estación melancólica.
Las hojas caen. El timbre suena. La brisa se enfría.
Ella entendió enseguida lo que pasaba. No era la primera vez, ni sería la última.
Las pequeñas gotas se amontonaban en las esquinas de sus ojos. Su respiración comenzó a ser irregular. Sus piernas comenzaron a flaquear.
Miles de pensamientos y sentimientos taladrando su cabeza.
Los suaves chillidos de sus amigas retumbaron al entender la situación. Las delgadas figuras caminando hacia el conocido lugar que la relajaba durante sus crisis. El click de la ventana al ser abierta, la ventisca golpeándole directamente el rostro. El conocido sabor dulzón del té de jengibre.
Los árboles del territorio zorruno eran desnudados hoja por hoja por aquel helado viento. El suelo se estaba tiñendo con los tranquilos colores cálidos.
Una pequeña hoja amarillenta cayó a los pies de Rintarō. Su cabello se movió, causándole cosquillas. Por primera vez luego de meses, comenzó a sentir frío. Soltó maldiciones al darse cuenta de que decidió salir al receso solamente con la delgada camisa blanca del uniforme escolar.
—¿Es Sai-chan?
—Sí, creo que es Sai-chan.
—¿Qué está haciendo?
Y Rintarō vio a donde sus amigos apuntaban.
Reconoció los mechones largos saliendo por la ventana. La figura menuda con la pequeña cinta roja decorando el uniforme. La diadema gris que llevaba ese día.
No miró feo a sus amigos por usar el odioso sobrenombre que habían adoptado para Hikaru. No le importó que los gemelos estuvieran nuevamente con los nudillos rojos. No avisó donde iba, a pesar de lo obvio.
Sólo fue en dirección de Hikaru.
Pasos apresurados. Subir dos en dos los escalones. Esquivar a los demás alumnos.
Fue ver a las tres figuras femeninas. Ver la preocupación en las amigas de Hikaru. El leve sollozo que le llegó a los oídos.
Con un pequeño murmullo de aviso y una botella vacía en sus manos, lo dejaron solo con ella.
La mirada penetrante a pesar de estar cubierta con lágrimas. Las mejillas sonrojadas. Los ojos hinchados.
Simplemente la abrazó.
La única cosa razonable que se le ocurría hacer.
Los pequeños brazos rodeándolo. El olor tan conocido a fresas. La humedad traspasándole la tela blanquecina.
—Estoy bien.
El murmullo le llegó a los oídos como una chispa encendiendo una braza. Su conocida expresión de aburrimiento fue reemplazada por un pequeño ceño. En ese momento, él aprendió tres cosas sobre ella. Que era humana, y que tenía defectos.
Y que todavía existían cosas que desconocía sobre Hikaru.
—No te creo.
Los dedos de ella se aferraron a su camisa. Un pequeño sollozo se oyó en la estancia.
Y finalmente, una ligera risa.
Las hojas seguían cayendo una por una. El timbre vuelve a sonar. La brisa se siente más tibia.
—A veces sucede, la angustia me consume.
Mientras observaba por la ventana como los distintos estudiantes corrían en dirección a sus respectivas aulas, Rintarō envolvió con más fuerza la pequeña figura que tenía frente a él, apoyando su mentón en la coronilla de Hikaru.
—Me alegra que me hayas contado.
Y con ella entre sus brazos, él aprendió una última cosa aquel día de septiembre.
Que la máscara de perfección que cubría a Hikaru finalmente se estaba rompiendo.
Otoño suele ser una estación melancólica.
Triste. Reflexiva.
Los ojos hinchados de Hikaru. Los dedos entrelazados. Las bromas inocentes de Rintarō.
Finalmente,
una presidenta, un jugador de voleibol,
en dirección al pasillo perteneciente a los de último año.
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ella y él ━ suna rintarō [Haikyuu]
FanfictionUn historia en donde simplemente eran alumnos de Inarizaki. Ella era una alumna ejemplar. Él pertenecía al equipo de voleibol. En donde simplemente comenzaron a sentir cosas por el otro. Simplemente, ella y él. [Primeros capítulos cortos, luego ya...