𝕏𝕀𝕀

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d é c i m o   s e g u n d o

El viaje a Tokio fue desagradable

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El viaje a Tokio fue desagradable.

Rintarō tuvo que soportar a los gemelos por seis horas en el diminuto espacio del autobús.

Hikaru casi pierde un par de trenes mientras hacía las conexiones correspondientes.

Gran parte de los alumnos de Inarizaki habían llegado por sus propios medios.

Pero finalmente estaban allí.

Y habían quedado en recorrer juntos el Gimnasio Metropolitano de Tokio.

Ambos miraron con interés el edificio que se alzaba frente a ellos.

—Qué suerte que no deban jugar la primera ronda, ¿no?

—No sabes cuánto —respondió Rintarō—. Si te esfuerzas poco en las primeras rondas, guardarás más energía para las semifinales y finales...

—Y tendrás más posibilidades de ganar —acabó Hikaru. Él asintió con la cabeza—. Jugar una semana debe ser agotador.

—Muchísimo, vas acumulando el cansancio del todo el torneo hasta que llegas al límite de no poder sentir tus piernas. ¿Entretenido, verdad?

Fueron recorriendo las gradas hasta encontrar sitios libres.

Ella llevaba un lindo vestido blanco. Él llevaba la chaqueta deportiva de Inarizaki.

Muchos pares de ojos los miraban con curiosidad.

Y siguieron así, viendo a todas las posibles preparatorias que eran candidatas para ganar el Torneo de Primavera. Tokio, Ōita, Hiroshima, Nagano...

Rintarō saludó a algunos conocidos.

—Eres toda una celebridad, Rin —se burló ella.

—Calla, calla.

—Además, todos te ven cuando pasan. ¿Debería pedirte ya un autógrafo?

Él la veía con una fingida molestia. Ella lo retaba con la mirada.

La sensación que sentían cuando sus ojos se encontraban era placentera.

Sobre todo tras soltar una cómplice carcajada.

—Eres una pesada, Saionji-san.

Hikaru le preguntó muchas cosas técnicas acerca de los partidos, algunas bastante obvias.

—¿Cómo es posible qué seas parte del comité y no sepas casi nada de voleibol? —se burló él.

—La verdad es que antes solo me centraba en abuchear a la gente y divertirme.

—¿"Antes"? ¿Y ahora?

Ella esbozó una leve sonrisa. Él sintió como su corazón daba un vuelco.

Eran pocas las ocasiones en donde Hikaru no miraba directamente a Rintarō. Más bien, lo esquivaba completamente.

Y eso hacía que la mirada del ojiverde se intensificara incluso más, tratando de leer a la chica.

—Te puedo decir que hace poco conseguí una razón para concentrarme más en los partidos.

El día se pasó volando.

Comieron, coquetearon y caminaron durante toda la jornada que estuvieron dentro del recinto.

Se despidieron con una pequeña sonrisa.

Con la promesa de que se verían de nuevo al día siguiente.

El Torneo de Primavera comenzaría oficialmente para Inarizaki.

—♡—

ella y él ━ suna rintarō [Haikyuu]Where stories live. Discover now