Pasan dos semanas.
Dos semanas durante las cuales Kuroo no hace un sólo dibujo de Akaashi, sino que regresa a las manzanas y Oikawa lo molesta diciéndole que es genético. Dos semanas, durante las cuales se encuentra a Bokuto un par de veces en los pasillos y este siempre parece estar listo para atar un cohete a su espalda y salir disparado hacia Marte, pero termina dándose la vuelta y dejando caer sus hombros. Dos semanas, en las que Akaashi adquiere el mal hábito de murmurar mientras duerme y Kuroo se angustia ante la idea de distinguir su nombre entre estos murmullos.
La primera vez que los escuchó fue en una ocasión que se despertó en medio de la noche con un estúpido deseo de orinar. Esto le pasa seguido, ni siquiera se sorprende. Se desliza fuera del chirriante catre, arrastra sus pies descalzos por el suelo y de repente se detiene; Akaashi da vueltas en su capullo de mantas, murmurando algo. Kuroo se congela y mira en su dirección, el sofá cruje bajo el silencioso Akaashi. Kuroo niega con la cabeza y da un paso hacia el pasillo, cuando de pronto escucha:
—Kuroo-san...
Al principio, piensa que Akaashi se ha despertado y lo está llamando, sin embargo, da un respingo al darse cuenta de que sigue dormido. El siguiente "Kuroo-san" es un poco más tranquilo, después se convierte en un murmullo y luego continúa repitiendo algo con los labios. Kuroo, superado por su catastrófica curiosidad, camina alrededor del sofá y observa a Akaashi por un par de segundos. Su rostro no luce inquieto ni tenso, por el contrario, parece relajado, y Kuroo ni siquiera imagina que estará soñando, aunque su conciencia le arroja de inmediato un par de ideas.
—¿Akaashi? —lo llama en un susurro cauteloso, pero Akaashi sólo se gira y se cubre con la manta. Cuando Kuroo sale de la habitación hacia el baño, sumergido profundamente en sus pensamientos, escucha de nuevo un leve murmullo:
—Kuroo-san...
Traga saliva, esto lo noquea como como una descarga eléctrica. Intenta calmar los latidos de su corazón, pasa rápido al baño y se va a la cama en silencio, pero Akaashi no dice una palabra más. Kuroo se queda acostado con los ojos abiertos hasta casi el amanecer, con un feo y vergonzoso deseo de percibir nuevamente el susurro ahogado con el que Akaashi pronuncia su nombre. Su interés en lo que el otro ha estado soñando es grande, pero duda sobre preguntar.
—Es psicológico —señala Yaku cuando Kuroo se acerca a él con sus problemas—. Algo en sus sueños lo perturba. Sí, obviamente ha sucedido algo. ¿Descubrió que te masturbaste pensando en él? ¿O te le arrojaste encima y te echó a patadas? Si es así, déjame decirte que tenía una mejor idea de ti.
—Las palabras no pueden expresar cuánto aprecio tu apoyo —suspira en lugar de un: "Digamos que en parte tienes razón".
—Kuroo —le dice Yaku con el mismo tono severo de un dentista que le pide a un niño caprichoso que abra la boca prometiéndole que no dolerá—. ¿Qué diablos pasó? Antes estabas de buen humor, pero ahora... ¡Y no trates de ocultarme tus ojos sinvergüenzas, mírame a la cara!
—Sádico —exhala Kuroo con tristeza.
—Tú definitivamente te arrepientes de algo.
—Y tú eres un futuro cirujano, no un psicólogo.
—Kuroo.
—Lo besé, ¿de acuerdo? —explota, demasiado fuerte para el apartamento de Yaku, donde las paredes no son de cartón, sino de papel. Y se queda en silencio. El otro lo mira sorprendido y tose.
—¿Cuándo?
Kuroo no lo mira.
—Hace unas dos semanas.
—Definitivamente tenía una mejor idea de ti —resume, suspirando—. No, ¿en serio? ¿Está atravesando una dolorosa ruptura y tú te le echas encima para besarlo? ¿Y ni siquiera te golpeó por ello?
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Obra Maestra
FanfictionUniverso alterno en el que Kuroo es estudiante en una academia de arte y Akaashi es un modelo demasiado ideal para este mundo. Este AU ni siquiera es sobre artistas, sino sobre cómo Kuroo tiene una vida miserable. Y sobre arte, porque Akaashi es art...