Hablando con Gulf P2

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Pov Gulf

"Controla tu genio, Kanawut" susurró Mew antes de que saliésemos por la puerta.

Asentí, esperando poder hacerlo. Levanté la mirada y vi a Krist sentado en el columpio del porche. Mew me apretó la mano y me besó en la mejilla antes de soltarme. Fue hasta el lado contrario del porche, y se apoyó contra la barandilla.

Me mordí el labio mientras me acercaba lentamente a Krist. Se movió, haciéndome sitio para que me sentara. Me senté y miré fijamente el camino de entrada. Todavía no estaba listo para mirarle.

"Quiero hablar a solas contigo, Gulf," dijo Krist.

"Tú y yo somos los únicos que van a hablar, Krist," le dije.

"Entonces dile a Mew que se vaya dentro," ordenó.

"No. Quiero que esté aquí. Sabe todo lo de mis sueños y por lo que estoy pasando."

"Gulf."

"Krist, te quiero. Aprecio lo que estás intentando hacer, por muy equivocado que sea."

"Kanawut..." empezó Krist.

"Krist," interrumpió Mew. "No voy a moverme de aquí. Pero tampoco te interrumpiré a menos que sea totalmente necesario."

"¿Por qué iba a ser necesario?" gruñó Krist.

"Porque no piensas muy claramente cuando estás en el modo sobre-protector," le dije a mi hermano. "Costilla magullada... la otra noche... ¿escuchas alguna campana?"

"Vale," cedió Krist. "Mew puede quedarse siempre y cuando seas completamente sincero conmigo, Gulf. Y dicho eso, supongo que por tu aspecto y por haberte negado a contestarme antes, no dormiste anoche," dijo, esforzándose para mantener la voz en calma.

"Dormí algo," contesté, mirando rápidamente a Mew. Él estaba mirando los árboles, pero sabía que estaba prestando atención a la conversación.

No quería mentir a mi hermano, pero tampoco quería que se preocupase por mí. Este era mi problema. Era mi culpa por no pensar que todavía me quedaban meses con mi hermano. Tenía sentido que se mudara con Singto. Ni siquiera estaba seguro de por qué había pensado que no se mudaría hasta después de la boda. No iba a estropear su relación con Sing. Se lo debía.

"¿Cuánto es algo?" me espetó.

"¡No lo sé, Krist!" salté. "No estaba mirando el reloj," dije, poniendo los ojos en blanco. Me callé al instante, mordiéndome la lengua. Miré otra vez a Mew. Estaba sacudiendo un poquito la cabeza, advirtiéndome sobre mi genio.

"Mew tuvo que quedarse levantado contigo. No parece estar mucho mejor que tú," dijo Krist, señalando a Mew con el pulgar.

"Durante un rato, sí," contesté.

"¿Qué quieres decir con eso?"

"No le desperté al principio," me encogí de hombros. "Me regañó por eso."

"Bien," suspiró. "Me ahorra tiempo. Eres demasiado cabezota para tu propio bien, Kanawut. Tienes a todas estas personas que te quieren y que quieren ser tus amigos y nunca les pides ayuda. De hecho, prácticamente intentas huir de eso."

"Es que no me siento bien con eso. Me da la sensación de que estoy siendo egoísta."

"No es egoísta si aceptas ayuda cuando te la ofrecen, y sólo la pides cuando la necesitas."

"Pero siempre me la están ofreciendo."

"¡Porque nunca la pides!" bramó.

Vi que Mew se movía un poco y rápidamente le negué con la cabeza. Krist estaba bien, aunque enfadado.

Pequeñas elecciones de vida *Adaptación*  [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora