Discusiones políticas.

11 1 0
                                    

Seamos sinceros, ¿quién no pasó por una discusión política con un familiar, amigo, conocido, o hasta desconocido? o, ¿quién no escuchó alguna pelea, discusión, violencia, etc. en la televisión, en la calle, o hasta en su propia casa? 

Lamentablemente, en mi país como en la mayoría, las discusiones por política tienden a aumentar. Tal vez no las fomentamos nosotros, pero alguien dijo algo que nos molestó o hasta nos agredió por nuestra opinión política y, ya está, caímos en la trampa y empezamos una discusión, y la seguimos; y así, el volúmen de la voz va subiendo hasta convertirse en gritos, y la catástrofe empieza. De a poquito, terminamos mal con muchas personas que, sin este tema de por medio, seguiríamos con una relación lindísima. Una lástima.

En mi opinión, la paz, aparte de ser dada por Dios, tiene que salir de nosotros. Bajarle un poco al orgullo, al prejuicio, al enojo y a la bronca. Hacernos pasar por encima tampoco, pero hacernos respetar y respetar al resto. La política va y viene, pero las relaciones con nuestros seres queridos no. 

El día de mañana, cuando no esté más el presidente o persona, situación o tema que los haga enojar, ya va a ser muy tarde. La relación va a estar rota. No se va a poder hacer más que pensar: "Si tan sólo lo hubiera dejado pasar...", "Si no hubiera reaccionado tan mal, pisado el palito...". Pero no vamos a poder hacer absolutamente nada para cambiar la situación.
¿Se pusieron a pensar en eso? Probablemente no.   

Se los digo por experiencia: no vale nada pelear con las personas que amas por temas pasajeros, que tal vez tienen algo de trascendencia ahora, pero en unos años serán polvo. Porque, aunque tal vez se vuelvan a amigar una vez pasado el tema, habrán tenido muchísimo tiempo sin contacto, odiándose sin razón, con un malestar cada vez que ven algo de la otra persona, con un gusto amargo cuando piensan en ella, EN VANO. 

Así que, si tienes alguna persona alejada por un tema político, te recomiendo que te le acerques, no importa quién ha empezado la discusión o quién se ha alejado, tú acércatele a él o ella, y arregla sus asuntos pendientes. Pedile perdón, y perdonalo vos también. Porque, sinceramente, desde ya te digo que no tienen importancia, NINGÚN problema es mayor que la propia familia, o la propia persona. Juntos todo se soluciona. El amor de Dios lo puede todo. 

"Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: '-Señor, ¿cuántas veces tengo que perdonar a mi hermano que peca contra mí? ¿Hasta siete veces?-', '-No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces-' le contestó Jesús." Mateo 18:21-22. 

Y, paralelamente, orá a Dios para que te de las palabras justas, para que puedas ir con amor, reflejándolo a Él en cada momento, y arregles todas las situaciones con tus hermanos y hermanas, o con personas que necesitan amor, y si le muestras a Dios a través de tus acciones, podrán llegar a Él y obtener todo el amor que necesitan de Él. 

"...con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor..." Efesios 4:2. 

¿No sabes de qué maneras reflejar el amor de Dios en tu conducta, o en vos? 

•Respeto. El respeto es fundamental para un hijo de Dios. No podés demostrar amor si no demostrás respeto, porque el respeto es amor. El respeto es preocupación por no ofender o molestar a la otra persona, es demostrar que te interesa el otro, y que no sos lo bastante egoísta como para que te dé igual y sólo preocuparte en vos. Es decir "a mi me interesás, y no quiero hacerte daño." 
El respeto es no hacer caso omiso, pasar por arriba o agredir la opinión del otro, no importa lo que cueste. El respeto es, si te molesta algo, decirlo; pero con amor, con tranquilidad, portando paz, y demostrando que no querés pelear con el otro, lo que en realidad querés hacer es decir tu punto de vista. Reflejar qué te molesta, con amor, paz, paciencia, tolerancia, mansedumbre, templanza. Dios nos manda a tener respeto hacia Él y hacia nuestros pares, porque, repito, el respeto es parte del amor. 
Es más, si dos personas quieren debatir un tema, y ambas ponen el respeto en el primer lugar, estoy segura que al terminar ese debate, ambos terminarán con el mismo buen humor y amor hacia el otro como con el que empezaron.  

"El hombre honesto mostrará siempre lo que en su corazón habita sin pena y con el mayor respeto a Dios." Lucas 6:45. 

•Paciencia. Muchas veces, las personas no entenderán tu punto de vista, lo pasarán por alto, o no le darán importancia. Ahí es donde entra la paciencia a escena. Tenés que demostrar tu amor a través de la paciencia. Si la persona no entiende, volver a explicarle; de diversas maneras, con diversos ejemplos, pero siempre con la misma paciencia, ejercitándola y trabajándola para que crezca, vaya en aumento. 
O tal vez si entendió lo que le dijiste, pero no quiere entender. Te dice que no, que está mal, hasta tal vez que sos un "tonto" por pensar lo que pensas. Pero sobre gustos y opiniones no hay nada escrito. Tenele paciencia. Explicale por qué no está mal. No inviertas esfuerzo en defender tu orgullo, invertí esfuerzo en defender tu opinión. Volviendo a antes, siempre con respeto y paciencia. 

"Por eso el reino de los cielos se parece a un rey que quiso ajustar cuentas con sus siervos. Al comenzar a hacerlo, se le presentó uno que le debía miles y miles de monedas de oro. Como él no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su esposa y a sus hijos, y todo lo que tenía, para así saldar la deuda. El siervo se postró delante de él. “Tenga paciencia conmigo —le rogó—, y se lo pagaré todo.” El señor se compadeció de su siervo, le perdonó la deuda y lo dejó en libertad. 
»Al salir, aquel siervo se encontró con uno de sus compañeros que le debía cien monedas de plata. Lo
agarró por el cuello y comenzó a estrangularlo. “¡Págame lo que me debes!”, le exigió. Su compañero se postró delante de él. “Ten paciencia conmigo —le rogó—, y te lo pagaré.” Pero él se negó. Más bien fue y lo hizo meter en la cárcel hasta que pagara la deuda. Cuando los demás siervos vieron lo ocurrido, se entristecieron mucho y fueron a contarle a su señor todo lo que había sucedido. Entonces el señor mandó llamar al siervo. “¡Siervo malvado! —le increpó—. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste. 
¿No debías tú también haberte compadecido de tu compañero, así como yo me compadecí de ti?” Y enojado, su señor lo entregó a los carceleros para que lo torturaran hasta que pagara todo lo que debía. 
»Así también mi Padre celestial los tratará a ustedes, a menos que cada uno perdone de corazón a su hermano."  Mateo 18:23-35. 

•Portando paz. Si empieza de una manera fuerte o mala, y te das cuenta que lo único que quiere es pelear, demostrale que sos portador de paz. Jesús es Príncipe de Paz, así que vos sos un portador de paz. Un pacificador. Vos tenés que demostrarle que lo que querés no es pelear, ¡todo lo contrario! Querés imponer la paz en ambos, arreglar lo malo, o seguir con lo bueno. Querés pacificar su relación, querés arreglar las cosas. Si te insulta, decile que no tiene por qué hacerlo, es tu opinión (decíselo de buena forma). Si te molesta o burla, no le prestes atención, dedicate a defender lo que crees. Tenes que mostrarle que la paz está en vos, y querés trasmitirla. 

"Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios." Mateo 5:9. 

 Hay muchas maneras más de demostrar el amor, estas son algunas, pero podés pensar muchas más. Siempre tenes que demostrar tu amor, paz, paciencia, respeto hacia el otro. Si vos vas de buena intención, dudo que la otra persona se enoje o tenga más violencia. Y si lo hace, ahí es un tema de esa persona y el Señor, vos podés tener la conciencia limpia de que hiciste lo correcto; llevaste paz, tuviste paciecia, demostraste respeto, y todo esto, demostró el amor de Dios reflejado en vos. 

Así, dejaremos de discutir por la situación política, o hasta, estos mismos pasos también sirven para dejar de discutir por cualquier tema, y empezaremos a ser un poco más como Dios quiere y manda, ayudando al resto, dejando de ser egoístas, y cultivando amor con nuestros familiares, amigos y hermanos. 

"Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, les ruego que vivan de una manera digna del llamamiento que han recibido, siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor. Esfuércense por mantener la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. Hay un solo cuerpo y un solo Espíritu, así como también fueron llamados a una sola esperanza; un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo; un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos y por medio de todos y en todos. Pero a cada uno de nosotros se nos ha dado gracia en la medida en que Cristo ha repartido los dones." Efesios 4:1-7. 

 [A Él sea la gloria, la honra y el poder.] 

La llave de la felicidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora