Miércoles, 27 de Marzo

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Quedan once días

Pov Jennie

Envío un mensaje al móvil de Robot Congelado para decirle que estoy enfrente de su casa y, pasado unos segundos, se acerca caminando hacia mi coche. Lleva la capucha de la sudadera azul calada hasta las orejas y está encorvada, como si intentara esconderse de algún enemigo invisible.

En cuanto está dentro del coche y lo he puesto en marcha, dice:
-Entonces, ¿vamos a la feria?
-Creía que estaba haciéndote un favor. Tu madre estará encantada de que tengas una agenda repleta de actividades sociales.
Deja caer la cabeza de golpe contra el asiento.
-Sí, ya lo has dicho por teléfono. Te pregunto por qué quieres ir tú a la feria.

Le echo una mirada. Tiene la mandíbula muy apretada y está cabizbaja. No parece de humor para tonterías. 《No hace falta que te enfades tanto, Lisa》
-Esta bien, vale. Te debo una explicación. He llamado a la Institución Penitenciaria McGreavy.- hago una pausa.
-Es donde esta mi padre, por cierto. Está encarcelado. En cualquier caso, quería contarte que puedo ir a visitarlo.

Levanta la barbilla y se queda mirando directamente por la luna del coche. No manifiesta reacción alguna ante mi confesión de que mi padre está en la cárcel. Es como si le acabara de contar que mi viejo prepara tortita en la cafetería del pueblo o algo así.

-¿Me has oído? Mi padre es un preso de la Institución Penitenciaria McGreavy.
Lisa no me mira. Sigue con la vista clavada en la luna del coche.
-¿No me lo podrías haber contado por teléfono y ya está?
Me encojo de hombro, aunque sé que no está mirándome. Es curioso las cosas que hacemos a veces aunque sepamos que nadie nos mira.
-Bueno, sí. Pero se me ha ocurrido que sería divertido ir a la feria y poder contártelo en persona.
-"¿Divertido?"- escupe la palabra de la misma forma que escupió la palabra "amigos" el día que la conocí. Al final se vuelve para mirarme.
-¿Tu quién eres?

Piso el acelerador y miro hacia adelante, haciendo todo lo posible por no demostrar lo mal que me ha sentado su tono de voz. No respondo a su pregunta, porque no estoy segura de seguir conociendo la respuesta.

En cuanto llegamos al recinto ferial, estacionó en el aparcamiento embarrado que hay enfrente del colegio de Langston. Caminamos uno junta a la otra hasta la entrada y compro tíquets para ambas. Es lo menos que puedo hacer teniendo en cuenta que la he obligado a venir conmigo y que me pagó la entrada al zoo.
En la zona de entrada a la feria han colgado cinco pósters grandes, todos con la imagen de Bambam Powell. Observo con el rabillo del ojo a Lisa y la veo mirando con detenimiento las fotografías. Tengo la boca seca, pero me obligo a hablar.

-¿Cuándo hablaron por última vez?
Se encoge de hombros.
-Hace tiempo. En realidad, ya no tengo relación con él.- Tal vez esté paranoica (en realidad, sé que lo estoy), pero percibo algo raro en la voz de Lisa. Como si supiera alguna cosa y no quisiera que yo sepa que la sabe.
-¿De verdad eras tan rápida como él?- recuerdo el día en que conocí a Lisa, cuando sus amigos Lance y Travis presumían de sus dotes como deportista.

Lisa suelta una risotada cínica.
-No. Bam siempre fue más rápido.- Le da la espalda al póster y me mira con una sonrisa maliciosa en la cara.
-Pero yo era capaz de driblarlo.

Me siento aliviada de pronto. A lo mejor, lo que he percibido en la voz de Lisa en realidad no era que estuviera juzgando a mi padre. A lo mejor, todavía no lo sabe. A lo mejor, ha sido solo producto del resquemor, un recordatorio de lo mucho que ha cambiado su vida desde que Maggie murió. Estoy a punto de hacerle unas preguntas, pero Lisa hace un gesto con la cabeza en dirección a la feria.

-¿Vamos a entrar o qué?
Le paso su entrada.
-Sí. Vamos.

El recinto ya está hasta los topes. Los niños más pequeños nos adelantan corriendo como el rayo, se persiguen entre ellos, tienen las manos pringosas por el algodón de azúcar y los labios teñidos de azul por haber bebido demasiados granizados. El corazón me da un vuelco  echo de menos tener esa edad. Añoro esa época previa a  saber que había algo malo en mi padre. Que había algo muy malo en mí.

Mi corazón en los días grises. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora